BOLETIN IATROS, DICIEMBRE 2020.
Noticias.- Controversias y
artículos disponibles.
Comentario
de libros.- Justicia. ¿Hacemos lo que debemos?
Artículo
comentado.- ¿Dolor fetal?
Vídeo
recomendado.- El curioso caso del video sobre enseñanza primaria.
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*Controversias
en Bioética: Ya está disponible el vídeo de la última sesión del Seminario de
Investigación en Bioética de la UCM, sobre las controversias éticas en los
cuidados sociosanitarios en la crisis de COVID-19.
https://www.youtube.com/watch?v=ePSIGZJr63M
*Revista enrahonar: ética y salud en tiempos de pandèmia
https://revistes.uab.cat/enrahonar/issue/view/72/showToc
*Folia Humanística: Toma de decisiones en incertidumbre: lo que nos enseña la pandemia del COVID19 y otros artículos de interés.
https://revista.proeditio.com/foliahumanistica/issue/view/FOLIA%20HUMANISTICA%203%282%292020
Comentario de libros.-
Libro:
Justicia. ¿Hacemos lo que debemos?
Autor:
Michael J. Sandel
Editorial: Penguim Random House Grupo Editorial, 2012
El
autor del libro Michael J. Sandel, catedrático de ciencias políticas en la
Universidad de Harvard, tiene el mérito de hacer fácil y comprensible algo tan
complejos como las diferentes teorías de la justicia, desde Aristóteles hasta
nuestros días y además lo hace con un estilo muy característico, pues todas
estas teorías nos las explica desde ejemplos de la vida diaria. Desde mi punto
de vista este es el gran éxito del libro, pues, aunque conozcamos las teorías
de la Justicia de autores como el citado Aristóteles; o de Kant; o de Rawls, o
de MacIntyre, él nos las cuenta desde ejemplos de nuestros días o de la
reciente historia.
También
debemos decir, que otra de las virtudes del libro, precisamente radica en la
aparente neutralidad del autor en las explicaciones de cada una de las teorías,
de tal modo que con el mismo rigor nos cuenta las teorías igualitaristas o
libertarias hasta el punto de que nos las hace ver inicialmente muy atractivas,
para posteriormente encontrar importantes defectos en cada una de esas teorías
a la luz de ejemplos concretos de la vida de las personas. Es decir, trata de
buscar en todas ellas sus aciertos, que los tienen, y sus puntos débiles que
también los tienen.
En
los inicios del libro nos dice que “preguntar si una sociedad es justa es
preguntar por cómo distribuye las cosas que apreciamos: ingresos y patrimonios,
deberes y derechos, poderes y oportunidades, oficios y honores. Una sociedad
justa distribuye esos bienes como es debido; da a cada uno lo suyo. Lo difícil
empieza cuando nos preguntamos qué es lo de cada uno y por qué lo es”.
Tras
hacerse esa pregunta comienza a analizar tres de las teorías más extendidas en
la actualidad: la teoría utilitarista de
maximizar el bienestar de una sociedad como mecanismo de justicia; la teoría
que concibe la justicia a partir de la libertad y dentro de ella distingue el
campo del laissez-faire y el campo de la equidad. Entre los primeros
están los llamados libertarios pro libre mercado y también partidarios de la
libertad absoluta para con uno mismo, mi cuerpo me pertenece, es su máxima
creyendo que la justicia consiste en respetar y validar lo que los adultos elijan
voluntariamente. Y por otra parte, aquellos que entienden la justicia a partir
de la libertad, pero desde la equidad como mecanismo regulador del mercado y a
los que se llama igualitaristas. Para ellos, la justicia requiere de políticas
que remedien las desventajas sociales y económicas y den a todos
equitativamente oportunidades de triunfar.
Y
por último, analiza las teorías asociadas a la virtud y a una vida buena. Y nos
dice que hoy en día (no así en el riguroso análisis que hace sobre Aristóteles)
estas teorías de la virtud se suelen asociar con los conservadores culturales o
con la derecha religiosa y ponen muy nerviosos y contrariados a muchos
ciudadanos de las sociedades liberales pensando en que se nos pueden imponer
virtudes, de tal modo, que haciéndolo corramos el riesgo de caer en la
intolerancia y la coacción.Distribuir bienes.
También
nos dice Sandel que el libro trata de responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo
podremos, pues, abrirnos paso mediante razonamientos en el disputado territorio
de la justicia y la injusticia, la igualdad y la desigualdad, los derechos
individuales y el bien común?
Y
sigue diciéndonos “la reflexión moral consiste en este ir cambiando de punto de
vista, del propio del mundo de la acción al del reino de las razones, y de éste,
de nuevo a aquel. Esta forma de concebir los argumentos morales, como una
dialéctica entre nuestros juicios sobre las situaciones particulares y los
principios a los que nos adherimos al reflexionar, viene de lejos, se remonta a
los diálogos de Sócrates y a la filosofía moral de Aristóteles”.
A
lo largo del libro explica y a la vez critica constructivamente las teorías
utilitaristas en las figuras de Jeremy Bentham y John Stuart Mill; a los
libertarios Hayek, Milton Friedman o Robert Nozick; a la figura ampliamente
tratada en el libro de Kant quien unirá nuestra capacidad de razonar a nuestra
capacidad de ser libres; al igualitarista John Rawls de quien hace un
importante elogio, dice “ Sea válida o no, en última instancia esta teoría de
la justicia representa la defensa más atractiva de una sociedad más igual que
la filosofía política haya producido jamás en Estados Unidos”
Sandel
continua con su análisis crítico y en un momento dado critica todo lo
previamente expuesto desde los utilitaristas a Kant, pasando por Rawl y nos
dice “que la idea de que mis responsabilidades se limitan a las que yo mismo me
impongo es liberadora. Presupone la libertad e independencia, en cuanto agente
moral, de lo que cada uno es en sí mismo, su carencia de lazos morales previos,
su capacidad de escoger sus propios fines”, todo ello está muy en consonancia
con el individualismo y el voluntarismo de la vida actual; también nos sigue
diciendo “que las nociones de consentimiento y de libre elección pesan mucho en
las modernas teorías de la justicia”. Pero entiende el autor que todo ello es
insuficiente, pues Sandel encuentra obligaciones morales que van más allá del
individualismo de las teorías previas y que estas obligaciones morales se
asientan en la comunidad y nos especifica lo que denomina tres categorías de la
responsabilidad moral:
1. Deberes
morales: universales: no requieren consentimiento.
2. Obligaciones
voluntarias: particulares: requieren consentimiento.
3. Obligaciones de la solidaridad: particulares, no requieren consentimiento.
El
autor analiza las teorías de conocidos comunitaristas como MacIntyre o Walzer y
nos dice que tenemos obligaciones morales que van más allá del consentimiento y
la concepción voluntarista de la persona y MacIntyre nos ofrece una concepción
narrativa de la persona y de la vida, pues para este autor sólo se puede
responder a la pregunta “¿qué voy a hacer? Si puedo responder a una pregunta
previa ¿de qué historia o historias resulta que formo parte?
La
concepción narrativa choca directamente con el individualismo actual y sus
correspondientes teorías morales, pero para MacIntyre “la deliberación moral
consiste más en interpretar la historia de mi vida que en ejercer mi voluntad.
Lleva a elegir, pero la elección deriva de la interpretación; no es un acto
soberano de la voluntad [….] Muestra además que la deliberación moral supone
una reflexión, que tiene lugar dentro de esas historias más vastas de las que
mi vida forma parte, historias que son además el objeto de esa misma reflexión.McIntyre
Finalmente nos dice el autor “que para alcanzar la justicia, o una sociedad justa, no sirve solo con maximizar la utilidad o garantizar la libertad de elección. Para llegar a una sociedad justa hemos de razonar juntos sobre el significado de la vida buena y crear una cultura pública que acoja las discrepancias que inevitablemente surgirán”.
Juan
Carlos Hernández Clemente
Madrid, 2020
Webs de interés
Los resultados obtenidos en el Sistema Nacional de Salud no han merecido, hasta el día de hoy, la atención debida por parte de las autoridades sanitarias. Sin embargo existen algunos repositorios interesantes que merece la pena conocer.
El más completo, sin duda, es el AQUAS, “Central de resultats Servei Català de la Salut”
https://aquas.gencat.cat/es/ambits/ossc/central-resultats/
Para
interpretar correctamente cada variable considerada recomendamos que primero
consultéis las fichas metodológicas:
Los
últimos datos para la APS son del año 2018:
En este mismo portal veréis además dos observatorios: el observatorio de la muerte, con datos relativos a lugar de fallecimiento, voluntades anticipadas, procedimientos realizados antes del traspaso, etc. Y el observatorio de las desigualdades. En este último tenéis la oportunidad de descargaros un fichero Excel.
http://observatorisalut.gencat.cat/ca/observatori-desigualtats-salut/indicadors_comunitaria/#bloc3
En este Excel vais a encontrar los datos de cada Centro de Salud con una serie de indicadores muy interesantes, que os permitirá comparar variables de un centro de salud con los valores medios para dichas variables del conjunto de Catalunya.
Un ejercicio para ver cómo se puede usar este Excel se muestra también en formato pdf.
El Ministerio de Sanidad también tiene un portal interesante: “Indicadores clave del Sistema Nacional de Salud”.
http://inclasns.msssi.es/main.html
Leeros las instrucciones que os permitirán seleccionar variables y hasta cierto punto manipularlas.
Otras comunidades autónomas también ponen algunos datos a disposición de la ciudadanía. En el caso de Andalucía: CMBD de Andalucía
Navarra: Indicadores de Salud Navarra
Murcia: Servicio Murciano de Salud
http://www.serviciomurcianodesalud.es/observatorioresultados
Madrid: Servicio Madrileño de Salud: Observatorio de Resultados.
http://observatorioresultados.sanidadmadrid.org/AtencionPrimariaFicha.aspx?ID=125
F. Borrell
Sant Pere de Ribes.
Artículo comentado.-
¿Existe
el dolor fetal?
Derbyshire
SWG, Bockmann JC. Reconsidering fetal pain. J Med Ethics 2020; 46: 3-6
Sin
identificar quién es quién los autores se definen como interesados por igual en
la cuestión de si el feto experimenta dolor desde posiciones contrapuestas: uno
considera que el aborto o Interrupción de embarazo (IE) es una práctica necesaria
para la salud y la autonomía de las mujeres y el otro cree que el aborto viola
el principio ético de la no maleficencia, por lo que habría que restringirlo y
actuar para que no se lleve a cabo. Y, efectivamente y como señalan, a pesar de
sus perspectivas firmes y difíciles de reconciliar, creen que establecer si el
feto siente dolor tiene trascendencia ética y clínica con independencia de lo
que cada persona piense en torno a la moralidad de la IE.
La cuestión tiene su trascendencia, porque se calcula que en el mundo se practican 56 millones de IE al año, lo que correspondería a una cuarta parte del total de embarazos. En los países occidentales el 90% tienen lugar antes de la 13ª semana de gestación, lo que para los autores permite descartar razonablemente la experiencia de dolor fetal ligada al procedimiento. Pero el 10% restante (y un porcentaje no determinado de las IE en otros lugares del mundo) podrían entrañar un sufrimiento fetal en forma de dolor.
Pero
surge la dificultad de abordarla porque puede verse contaminada por posiciones
partisanas, que esgriman el dolor fetal (o su imposibilidad) para ratificar su
posición frente a la IE. Sin ir más lejos, y según nos cuentan Derbyshire y
Brockmann, la primera referencia publicada acerca de la experiencia del dolor
en el feto se debe nada menos que a Ronald Reagan, quien siendo ya presidente
de EEUU publicó un artículo
en la revista Human Life Review cuestionando el derecho a la IE
desde la oposición a la IE, en el que ponía sobre la mesa la posibilidad
de que el feto “responda al dolor” (entrecomillado de los autores). Por este
motivo tiene un valor especial, que dos personas con visiones contrarias
quieran analizar la cuestión.
Si nos paramos a reflexionar, como hacen los autores, acerca de las técnicas empleadas para la IE en fetos de más de 13 semanas de gestación, la cuestión de si es viable el dolor no es una cuestión menor. Los procedimientos médicos con el uso de fármacos como misoprostol y mifepristona, serían dolorosos vía feticidio o a través del trauma del parto si el feto es capaz de experimentar esa sensación. Y los quirúrgicos, en especial mediante legrado, son abiertamente traumáticos y entrañan, tal como explican los autores, una fragmentación fetal que sugiere dolor si es viable esa sensación en el feto.
El
análisis de la posibilidad del dolor en el feto tiene para los autores tres
perspectivas. Una, puramente clínica, es la del creciente uso de anestesia en
las intervenciones quirúrgicas intrauterinas. En el pasado no se administraba
anestesia al feto, desde la impresión de que no era necesaria, pero actualmente
existe un consenso profesional sobre la necesidad o cuando menos conveniencia
de emplearla. No cabe duda de que usar o no anestesia no gozará nunca de las
bendiciones de la más alta evidencia científica, porque ni el número de casos
ni las objeciones éticas permitiría un ensayo clínico que pudiera esclarecer si
los resultados a cualquier nivel justifican su empleo, pero sí que hay datos
colaterales que parecen dar la razón a que se haya impuesto la anestesia en
estos casos. Los autores consideran incluso que la anestesia podría estar
indicada en la IE aunque no fuera habitual en la cirugía intrauterina, tras un
análisis desde una visión ético- clínica.
La
segunda perspectiva, neurocientífica, es más peliaguda. SI bien el consenso
clásico es que por motivos relacionados con la maduración cerebral es inviable
el dolor antes de las 24 semanas de gestación, Derbyshire y Brockmann
argumentan que este dintel puede rebajarse a las 20 semanas e incluso hasta las
12, a partir de hallazgos que si bien son provisionales, inciertos, difíciles
de valorar e, incluso, limitados a un número reducido de casos, sugieren que no
es necesaria una integridad o una maduración neurológica tan sofisticada para
que exista la experiencia del dolor.
Por
último, la perspectiva psicológica, que implicaría la necesidad de la vivencia
consciente del dolor está sesgada, para los autores, porque la definición de
dolor que en su día elaboró la International Association for the Study of
Pain hace necesaria una conciencia del dolor que implica a priori la
presencia y actividad de la corteza cerebral, o una experiencia del propio
cuerpo y de la propia identidad complicada de trasladar no solo al feto, sino a
modelos animales. Aunque no lo mencionan, podría evocarse la experiencia de
dolor en personas con demencia avanzada y funcionalidad cortical muy afectada.
Si bien no siempre es fácil de identificar, no puede decirse que sea inexistente
y de hecho existen desde hace años instrumentos para su valoración a partir de
gestos, movimientos o actitudes cuya finalidad es detectar la presencia del
dolor para mitigarlo y así reducir cuando menos el disconfort y, en su caso,
ciertos “trastornos de conducta” (gritos, inquietud) que están modificados por
una experiencia que hace sufrir a una persona incapaz de comunicarla.
Desde el punto de vista moral y a pesar de las visiones contrapuestas de los autores, ambos creen que determinar si hay dolor fetal y prevenirlo y tratarlo tiene sentido práctico y ético, ya sea para humanizar la IE, ya sea para reducir el sufrimiento que asociado a la misma le añadiría un plus de inmoralidad. En todo caso, el dolor ajeno es siempre complejo de objetivar. Una queja común de pacientes con dolor crónico es que les resulta muy difícil apreciar en quienes les rodean una empatía hacia su dolor; más bien, argumentan en ocasiones, aprecian en ellos el hartazgo de estar oyendo continuamente al paciente hablar de su dolor. Pero, aun así, la mención del dolor ajeno nos conmueve, bien porque empatizamos más de lo que parece, bien porque de alguna forma se nos representa el riesgo de sufrirlo en primera persona. Por ello, la pregunta sobre el dolor fetal puede tener implicaciones que como indican Derbyshire y Brockmann van más allá del caso concreto y abrir así la puerta hacia una reflexión sobre una sensación, una vivencia, que nos acompaña, de forma intermitente o cronificada, con mayor o menor intensidad y con mayor o menor sufrimiento y repercusiones, a lo largo de toda la vida.
Juan
Medrano
Bilbao
Vídeo recomendado.-
"Matemáticas alternativas".- El curioso caso del vídeo sobre educación.-
¿Puede el mismo vídeo servir para propósitos políticos de las derechas y de las izquierdas, según consideremos uno u otro país? Eso parece si atendemos a este vídeo que se ha hecho viral. Una maestra es impugnada por un alumno al que el sistema le da la razón, (no explicamos mas para no ser spoilers). Realizado en EE.UU –(Ideaman Company)- su propósito inicial era criticar los fake news trumpistas -versión padres de familia- que llegan a desdibujar lo que puede o no considerarse verdadero. Pero he aquí que en España lo distribuyen La ContraTVC, como crítica a la permisividad y a la falta de autoridad de los "progres". En fin, un vídeo que curiosamente concita consenso aunque se interprete de manera distinta. Interesante...
La Redacción.-