HUMANIDADES MEDICAS

BLOG LÍDER EN HUMANIDADES MEDICAS Y FILOSOFIA DE LA MEDICINA.- FUNDACION LETAMENDI- FORNS Comité Editorial: Francesc Borrell. Juan Carlos Hernández Clemente. Director del blog: F. Borrell Carrió; Secretario de Redacción: Juan Medrano Albeniz.

BOLETÍN IATROS ISSN 2014-1556

Este Boletín tiene por objetivo difundir y compartir comentarios de libros y artículos en Humanidades Médicas y Filosofía de la Medicina y difundir las actividades de la Fundación Letamendi Forns y Fundación Iatrós.

 

BOLETIN IATROS, JUNIO 2021.

 CIRCULO DE CIBERLECTURA

 INDICE.-

Noticias.-  25 años de la Unidad Docente de Tenerife; Ética de la edición del genoma. 

Comentario de libros.- Colapsologia, La interpretación de los sueños. 

Webs de interés.-  Biblioteca Digital Hispánica.

Video recomendado.- Bertrand Russell.-

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 Noticias.- 

*25 años de la Unidad Docente de MFC Tenerife-Canarias.

Ver programa completo en “webs de interés”.

* Ética de la edición del genoma. Fecha y hora: 1 jun. 2021 16:30 Bruselas

Tema: L'ètica de l'edició del genoma, a proposit del document del Grup Europeu d’Ètica en Ciències i Noves Tecnologies (EGE)

https://zoom.us/webinar/register/WN_B34ViGurRzK0f_aLRpNH7Q

Comentario de libros.-

Servigne P, Stevens R. Colapsología. Ed Arpa. Barna 2020.

¿Puede nuestra civilización colapsar? Así lo creen los autores de este libro. Y no solo por el cambio climático… Veamos las ideas-fuerza que sostienen un pronóstico tan lúgubre.

Boeing 747
Para Servigne & Stevens nuestra civilización es algo así como un coche que siempre tiene que correr a mas velocidad, y por consiguiente, cada vez es mas frágil. La enorme complejidad de nuestro sistema productivo llega a cotas extremas. Para montar un Boeing 747, nos advierten, se precisan 6.500 proveedores, 6 millones de piezas que involucran mas de 100 países y unas 360.000 transacciones. Esta enorme complejidad está asentada sobre unas fuentes de energía que han llegado a su límite. La Tasa de Retorno Energético (TRE, ERoEI en inglés), era de 100:1 (100 unidades de energía para cada unidad invertida en su extracción) para el petróleo de USA. Hoy en día se sitúa en 11:1. La del petróleo de esquisto 5:1, el carbón 50:1, gas natural 10:1, la fotovoltaica en España un 2,5:1, los aerogeneradores 18:1 y la energía hidroeléctrica entre 35 y 49:1. La modelización del precio mercado de un barril de petróleo cuando el TRE baja de 10:1 indica que subiría a los 200 euros el barril, un precio inasumible.


Figura 1.- Tasa Retorno de Energía
La Figura 1 muestra como llegamos a un punto en que de manera exponencial se igualan la energía disponible y la necesaria para obtenerla. Lógicamente este punto no se puede alcanzar, antes el clima dejará de soportar la vida humana.

Pero no hay que olvidar que las crisis energéticas vienen precedidas o seguidas de recesiones económicas y bancarrotas.

En la Figura 2 las barras verticales en gris señalan las crisis financieras, la línea roja el precio del barril de Tejas. Como podemos ver el precio del petróleo marca máximos cuando se precipita una crisis financiera.

Figura 2.- Crisis financieras y precio barril

 Jeremy Legget identifica 5 riesgos sistémicos mundiales. La quiebra de cualquiera de ellos supondría un tsunami económico global: agotamiento del petróleo, emisiones de carbono, valor financiero de las reservas fósiles, gas de esquisto y el sector financiero.

En relación a este último supone un entramado de deudas con acreditada fragilidad, como se vio en 2008.

Por otro lado, estamos asistiendo a la desaparición de especies. Desde el año 1500 han desaparecido 332 especies vertebradas diferentes, y 24 de los 31 principales carnívoros del planeta se encuentran en grave riesgo. Al comprometerse la viabilidad de una especie se comprometen también la de otras que dependen de ella, en un efecto cascada. El 41% de los ecosistemas marinos están en peligro. Los insecticidas amenazan diversas poblaciones de insectos polinizadores, lo que supone una inadecuada polinización y una afectación de la cobertura vegetal, así como de las aves que se alimentan de insectos. La afectación de la biodiversidad siempre tiene un efecto dominó.

Pero por desgracia con el cambio climático y la reducción de la biodiversidad no acaba la pesadilla. Hay otras fronteras que nuestra civilización está a punto de cruzar o ha cruzado ya: la acidificación de los océanos, (que amenaza con reducir las corrientes que reparten la temperatura por todo el planeta), la destrucción de la capa de ozono, la alteración del ciclo del fósforo y del nitrógeno, (abuso de fertilizantes, excesivo consumo de carne….), la carga de aerosoles atmosférico, el consumo industrial de agua dulce, los cambios en el uso de la tierra y la contaminación química. (pág 66). No puede extrañarnos el nacimiento de una nueva disciplina de “cambios catastróficos” (Scheffler, ver referencias a pie del artículo).

Cambiar modelos productivos resulta posible, pero la inercia de los antiguos produce lo que los autores llaman “dirección bloqueada”. El sistema de producción energética ha sido hasta la fecha tan eficaz ue los diferentes actores quedan anclados, sin suficientes incentivos para efectuar un cambio profundo. Se precisa un impulso político muy decidido.

¿Cómo puede sobrevenir un colapso? Lo mas probable no es un tsunami de la noche a la mañana, sino diferentes crisis encadenadas y con efectos cascada. En la medida en que el sistema económico es modular, y las cadenas de valor están relativamente desconectadas, las crisis parciales quedan limitadas a determinados países o líneas de producción concretas. Sería por consiguiente un modelo de colapso con bastante resiliencia. Si por el contrario las cadenas de valor están profundamente interconectadas, como es el modelo de globalización que hemos estado siguiendo hasta la pandemia, la resiliencia es mucho menor. El libro está escrito antes de la pandemia, y personalmente creo que si algo hemos aprendido en esta crisis sanitaria es a compensar al menos parcialmente la globalización con sectores subsidiados -o casi- que aseguren la provisión de productos sanitarios, agroalimentarios, etc. Una virtud de esta pandemia ha sido ver las orejas del lobo….

Figura 3- Standard Run Model

De todas maneras el modelo “Standard Run” de Meadows marca unos límites muy claros a la demografía mundial y al modelo productivo (Figura 3).

En la Figura 4 puede apreciarse dónde estamos en este momento en el modelo mencionado. Posiblemente hemos traspasado ya diferentes límites de tipo ecológico, y la factura se presentará (o se presenta ya) de manera diversa: incendios, huracanes, desertización…. Mas probable que una decadencia lineal es una decadencia fluctuante, en la que períodos de crisis se suceden a períodos de recuperación. “Cada recesión deteriora más la capacidad de recuperación “, (pág 147).

Figura 4- Consumo petróleo en el Standard Model
Como afirman los autores: “este modelo predice el traspaso de umbrales desapercibidos en un primer momento, pero con posteriores efectos combinados, no lineales y terribles, en lugar de apacibles fluctuaciones o de un decrecimiento tranquilo y bajo control del sistema económico actual”. (pág.147). Y continúan: “Las regiones periféricas y semiperiféricas del sistema mundo moderno son las mas resilientes, y no solo porque las alteraciones económicas y energéticas que tendrán que soportar serán menores (¡aunque no será así con respecto al clima!), sino sobre todo porque constituyen un espacio de autonomía indispensable para la creación de alternativas sistémicas, un espacio dinámico de cambio social” Pág 149).

¿Podremos reiniciar el sistema? “Cuantas mas crisis y catástrofes menos será la posibilidad de reiniciar fácilmente “la máquina”. Y lo que es mas dramático, las averías de electricidad, añadidas a rupturas en el abastecimiento de petróleo, podrían entorpecer los procedimientos de paro de emergencia de los reactores nucleares” (pág 150)

¿Qué ocurrirá entonces con los seres humanos? Para los cornucopianos, (adjetivo que derivan del “cuerno de la abundancia”), gracias a nuestro ingenio continuaremos un progreso contínuo. Para los maltusianos -de Maltus-, el ingenio tiene límites y habría que limitar el crecimiento demográfico. Los autores nos proponen un simple cálculo: “Para Vaclav Smil, investigador especializado en las relaciones entre energía, medioambiente y población, sin los abonos que han permitido a la agricultura producir tanto (a un precio energético prohibitivo), dos de cada cinco personas en la tierra no estarían vivas” (pág 156).

Especies amenazadas en España
Sin embargo, resulta muy hipotético que la Humanidad sea capaz de poner coto a la expansión demográfica, (como hizo China). Resulta menos hipotética la reducción demográfica fruto de guerras o catástrofes. Podremos presenciar un descontento creciente hacia los Gobiernos y a la par una tendencia a formar comunidades pequeñas donde sus miembros formen grupos de solidaridad. Ya existen movimientos internacionales que denominan “transicionistas”, que proponen ecoaldeas, u otras iniciativas, bajo el lema “juntos llegamos mas lejos”, (pág. 175). La idea es “desenchufarse” de la economía depredadora logrando cotas de autonomía en alimentación, vestido, producción energética, comercio de kilómetro cero… Holgrem propone, por ejemplo, un “boicot sistémico” del 10% de la población, suficiente para gripar el motor económico (pág 184). Ahora bien, desacelerar la economía tiene el riesgo de dejar a la intemperie un elevado porcentaje de la población, que caería en extrema indigencia y daría lugar a movimientos políticos radicales, de consecuencias imprevisibles par estas mismas ecoaldeas.

Otra opción sería movilizar la sociedad como si de una guerra se tratara. Pero en tal caso, ¿qué sería de nuestra democracia? Porque resulta previsible una gran resistencia a admitir que estamos al borde del colapso social…. Y fragmentar la sociedad en pequeñas comunidades de auto-ayuda, ¿resulta compatible con la democracia? (pág 188).

Ecoaldeas
El libro, escrito en prepandemia covid19, ofrece un epílogo donde añade evidencias del cambio climático con abundante e interesante bibliografía. Una sola nota de esperanza: “el coronavirus también ha traído consecuencias positivas, al revelar la extraordinaria capacidad de adaptación y de autorregeneración de la fauna salvaje, (…) y la capacidad de “detener el sobreconsumo sin dejar de responder a las necesidades básicas de la población” (pág. 206). “Por desgracia, el confinamiento también ha demostrado que una ralentización así no basta para moderar la amplitud del calentamiento climático “ (pág 206).

“Necesitamos comprender lo que ocurre, (“colapsología”), imaginar otros mundos y encontrar el valor, (“colapsosofía”), y reunir las fuerzas vivas para construir alternativas y dirigir la lucha contra los poderes destructores (“colapsopraxis”).” (pág 209).

 Comentario crítico. –

Acidificación océanos
El libro reúne evidencias sobre la imposibilidad de continuar con el modelo económico de “cuanto mas mejor”, basado en un crecimiento constante (1). También tiene la osadía de cuestionar el crecimiento poblacional ilimitado, y advierte de la fragilidad de nuestras democracias cuando el cambio climático impida la prosperidad de las nuevas generaciones. También los autores son valientes al afirmar que el desacoplamiento del sistema económico imperante supondrá la muerte o la pobreza extrema de millones de personas. Varios conceptos en el relato general del colapso resulta fundamentales: la fragilidad de los sistemas económicos globalizados, cuya complejidad pocas personas entienden, el hecho de que establecen mecanismos altamente eficientes de bienestar, mecanismos que será muy difícil substituir, el cambio climático prácticamente inevitable, que conllevará la devastación por un efecto de cascada sobre la biodiversidad, y la escasa capacidad de resiliencia, salvo para comunidades “en la periferia” del imperio. Creo que aciertan en la mayoría de estos conceptos centrales, salvo en el tema de la resiliencia. Desde mi punto de vista las comunidades periféricas sólo podrán adaptarse si adquieren las tecnologías mas punteras en la generación de energía y alimentación, lo cual implica conocimientos de ingeniería, informática, medioambiente, etc. Es poco probable que eso suceda en el Sahel. En cambio, es más probable que Estados fuertemente cohesionados pongan en marcha grandes planes de adaptación que faciliten una transición más o menos exitosa. En este sentido China puede estar mas preparada que EE.UU o Europa, a menos que las poblaciones de los imperios democráticos estén preparadas para grandes sacrificios. Hemos cantado hasta la saciedad las bondades de los sistemas democráticos olvidando que este modelo también supone una cohesión social más frágil. E incluso el riesgo de que negacionistas y/o los populistas -que identifican enemigos externos como causa de nuestros males-, se impongan en los dos grandes imperios democráticos, (Europa y EE.UU). Ya pasó en EE.UU con Trump, y puede volver a ganar…  En tal caso, asistiremos a batallas internas que erosionarán o impedirán políticas de adaptación, o incluso pueden suponer la fragmentación de estos imperios, (“sálvese quien pueda”), o su enfrentamiento en forma de guerra comercial o guerra abierta... Evitarlo implica la presencia de liderazgos que cohesionen a la sociedad y la dirijan a objetivos diáfanos, posibles y constructivos. Lo cual solo podrá lograrse si entendemos la necesidad de que grandes masas de población cambien de mentalidad, comprendan dónde nos encontramos, cuáles deben ser las políticas medioambientales correctas, y estén dispuestas a ganar menos de manera individual, repartir más la riqueza, y renunciar a cotas de bienestar que tenían sus padres, (viajes por todo el mundo, segundas viviendas, dos coches por familia….). También deberá existir una coordinación de los grandes imperios para marcar normas internacionales de obligado cumplimiento, y sanciones hacia los estados “gamberros” que no respeten dichas normas medio-ambientales. ¿Seremos capaces de estar a la altura de estos grandes retos? En nuestra contra el hecho de que identificamos democracia con promesas que nos ilusionen, y por consiguiente pedir sacrificios no resultará una buena carta de presentación.

Francesc Borrell

Sant Pere de Ribes

Barcelona

Nota 1.-En ocasiones se atribuye al capitalismo todos los males, y se establece la ecuación “capitalismo= sistema depredador actual”. Esta manera de contemplar la evolución histórica de la Humanidad olvida la parte buena que ha supuesto el demonizado “capitalismo”, y resume en la palabra “anticapitalista” una utopía que por ahora nadie ha sabido concretar. Una versión más apropiada de la Historia de la Humanidad nos la ofrece Harari, sobre todo al analizar el nacimiento del capital, el concepto de “deuda a devolver”, y las bases multiplicadoras de bienestar que supuso el desarrollo económico basado en el crédito. Ahora tendremos que poner coto a este sistema que tanta opulencia nos ha brindado, (digamos que literalmente nos ha llevado a “morimos del éxito”). Y modificar un sistema eficaz solo puede hacerse desde otro sistema aún más eficaz en la generación de bienestar. Imaginar este otro sistema debiera concitar la colaboración de las mentes más lúcidas del planeta. La parte fácil, (criticar las desigualdades, la depredación del medio…), ya la tiene asumida una minoría social, (la que "mueve" una parte importante del sistema). Pero ahora toca lo más difícil: cómo crear bienestar y riqueza de manera respetuosa con el medioambiente, penalizando conductas “gamberras” y preservando la democracia. Por delante no tenemos precisamente un camino de rosas.

Referencias bibliográficas.-

*Recomendamos los siguientes informes relativos a la energía:

https://mahb.stanford.edu/wp-content/uploads/2014/03/EROI-of-Global-Energy-Resources_SUNYNGEI1.pdf

https://www.frbsf.org/education/publications/doctor-econ/2007/november/oil-prices-impact-economy/

*En relación a la nueva disciplina que estudia las catástrofes:

Scheffer M, Carpenter S, Foley JA, Folke C, Walker B. Catastrophic shifts in ecosystems. Nature. 2001 Oct 11;413(6856):591-6. doi: 10.1038/35098000. PMID: 11595939.

https://www.researchgate.net/publication/200033509_Catastrophic_shifts_in_ecosystems

*Deep Adaptation

https://www.lifeworth.com/deepadaptation.pdf

Freud S. La interpretación de los sueños. Obras completas Vol 1 Ed Biblioteca Nueva. Madrid 1967. pp.231-531

Una pregunta de indudable utilidad que puede realizar un médico de familia a sus pacientes es: “¿tiene usted algún sueño que se repita hasta el punto de agobiarle o preocuparle?” Cuando la respuesta es positiva no se precisa ser psicoanalista para extraer significados importantes. El mismo paciente, a poco que hable de estos sueños, adivinará situaciones o personas que le preocupan o por las que se siente amenazado. Un típico diálogo sería:

-¿Tiene usted algún sueño que se repita con insistencia?

-En efecto. Me veo en una peluquería y la peluquera me tira de los pelos hasta que me arranca un puñado, entonces me despierto asustada.

-¿Podría ponerle cara a esta peluquera?

-Parece una mujer de edad, rubia, quizás castaña, pero no sabría decirle…

-Por lo general las personas que aparecen en los sueños tienen una apariencia desdibujada, pero en cambio el sentimiento que nos provocan es la que puede orientarnos. Sobre todo personas cercanas despiertan en nosotros rechazo o atracción, cariño, sensación de amenaza, etc. ¿Qué sentimientos nota entrando en la peluquería y hablando con esta mujer?

-Pues inicialmente entro contenta, porque saldré bien arreglada, entro y ya me esperan, pero la peluquera que me asignan no me gusta, creo que algo malo va a pasar, y en efecto, después de varios tirones con la pinta, empieza a tirar del pelo a manos llenas…

-¿Se siente amenazada por algo o alguien, en la vida real?

La paciente empieza a llorar y accede por primera vez a explicarnos unos malos tratos psicológicos que recibe desde hace tiempo.

Esta escena para nada resulta inhabitual. Lo extraordinario del caso es la poca atención que han merecido los sueños para la psicología en general, si exceptuamos el psicoanálisis.  Para los médicos de familia son algo así como una autopista que nos conduce directos a las preocupaciones y ansiedades de nuestros pacientes. Otra cosa muy distinta es querer darles un significado oculto para el propio protagonista. Eso es lo que trata de hacer Freud.

Distingue este autor entre sueños de significado obvio, generalmente sueños infantiles en los que se realiza un deseo, y sueños complejos. Estos últimos también pueden ser la realización de un deseo, pero las personas, objetos y situaciones disfrazan el significado real. Si los contendidos fueran más explícitos, razona Freud, seguramente nos despertaríamos. Por ello transformamos personas conocidas a personas desconocidas, o desplazamos situaciones familiares a entornos diferentes. Freud habla del contenido latente de un sueño para hacer referencia a estos símbolos que ocultan el auténtico significado.

Sueños que se repiten
Un ejemplo puede resultar clarificador: una paciente relata al analista que sueña con la muerte del segundo hijo de su hermana. Se da la circunstancia de que dicha hermana ya había perdido a su primer hijo por enfermedad. El análisis profundo de este sueño no condujo a que la paciente deseara el fallecimiento de este sobrino. Por el contrario
Freud averiguó que, en el funeral del primer fallecimiento, esta mujer había conocido a un hombre por el que se sentía particularmente atraída. En el sueño que comentamos el fallecimiento de este segundo sobrino propiciaba el reencuentro con este hombre, (Freud, Op. c. pag. 251).

Atrapar sueños
¿Cómo llega Freud a tales conclusiones? Mediante el método de asociación libre de ideas. El paciente menciona aquellos sentimientos, situaciones o recuerdos, que le sugieren detalles concretos del sueño. Poco a poco los materiales reprimidos por la conciencia diurna pueden abrirse paso, no sin dificultades, y de esta manera identificar que el panadero del sueño en realidad es tal amigo, o que la ansiedad por no poderle pagar el pan representa una deuda económica que contrajimos con dicha persona.

Freud distingue varias estrategias en la interpretación de los sueños, (pág. 304 y ss). Por un lado, la simbólica, recoge la totalidad del sueño y lo substituye por un tipo de acontecimiento, mito o profecía. Sería el caso del sueño del Faraón, -en la Biblia-, de las siete vacas flacas y gordas, que representaban años de penurias o abundancia. Otra estrategia popular es realizar una equivalencia entre objetos oníricos y símbolos de tipo cultural. Le llama “método descifrador”. Un ejemplo sería, (y hago copia de un ejemplo de Freud, pág. 305), si hemos soñado con una carta y luego un entierro, substituirlos por disgusto y esponsales, de acuerdo con un diccionario que hiciera las equivalencias entre imágenes soñadas y significado oculto.

   Por su parte Freud propone su propio método, consistente en analizar el sueño dividiéndolo en sus principales elementos (pág 308). A diferencia del método descifrador Freud propone que cada elemento puede cambiar de significado según el contexto y la persona que sueña. En las páginas 310 y siguientes Freud analiza de manera meticulosa uno de sus sueños. De manera muy resumida, se trata de una paciente, amiga de la familia, a la que ha tratado de unos problemas de cansancio y repugnancia. El marido de la paciente, Otto, de profesión médico, se queja a Freud de que la curación ha sido incompleta. Esta misma noche Freud sueña que nuevamente atiende en el sueño a la paciente por una variedad de síntomas físicos, (dolores, digestiones…). Aparecen varios doctores y uno de ellos averigua que hay una zona de matidez en el hombro izquierdo. Se atribuye a que Otto puso una inyección de una sustancia tóxica a su esposa, posiblemente con una jeringuilla sucia…

S. Freud

            Freud procede a un análisis minucioso de cada elemento del sueño: participantes, sentimientos vinculados a cada uno de ellos, objetos… Digamos para abreviar que el sentido general del sueño, para Freud, es su deseo de descargar la culpa de la escasa mejoría de la paciente en el propio marido de ella. Por consiguiente, los sueños son expresiones de deseos actuales, derivados de hechos que han ocurrido en general el mismo día. Y en el caso del sueño que analiza Freud, la conversación inicial con Otto, (conversación real), carga de culpa la relación, al punto de que Freud “repara” esta culpa mediante un sueño que devuelve esta misma carga a su amigo Otto. No está de mas denotar que una conversación casi banal puede irrumpir con fuerza en nuestro clima emocional, y lo que resultaba casi anecdótico revolverse con fuerza en nuestra intimidad.

            No puedo dejar de mencionar la similitud y diferencias que existen entre el método de Freud y algunos enfoques psicoterapéuticos actuales, en particular el psicoanálisis junguiano. En el Boletín de Mayo recomendábamos un video de Carl G. Jung, un discípulo de Freud que se apartó de la escuela psicoanalítica. Decíamos entonces que Jung creía que los sueños manifestaban a veces arquetipos de especie, escenas prototípicas de los humanos, (por ejemplo arquetipos de traición, adulterio, abandono, etc.). A partir de este enfoque algunos psicoterapeutas trabajan con os sueños no tanto para averiguar su significado, como para trabajar los sentimientos que pueden derivarse de los mismos. Un ejemplo lo encontramos en el libro de Bosnak R. (1), “La práctica del soñar”. Este autor distingue entre sueños frescos, sueños recientes de los que sentimos aún las emociones que han despertado en nosotros, de los sueños que podemos narrar si apenas emocionarnos. Bosnak trabaja con sueños frescos, e invita al soñador a reproducir estos sueños, a volver a experimentar las reacciones y sentimientos que le produjo una determinada situación. Y no solo eso: también realizar “transiciones” de perspectiva. Entiende este autor por “transiciones” el hecho de pasar a ser otro personaje del sueño, es decir, si estamos soñando por ejemplo que cogemos un taxi, pasar a ser el taxista y vernos a nosotros sentados como clientes del taxi. En este juego de empatías e identificaciones, Bosnak encuentra muchos elementos que indican el tipo de vinculación que tiene el soñador con su entorno. Los sueños le abren pues una magnífica puerta hacia las motivaciones, apegos y actitudes mas ocultas de la persona.

Bosnak, práctica del soñar

Comentario crítico. – La lectura de “la interpretación de los sueños” impresiona por la calidad literaria, la sutilidad de percepciones y la enorme capacidad de insight de Freud. La posición intelectual de Freud es científica, en el sentido de perseguir un resultado mediante un método que describe. También intenta que la descripción de su método -la asociación libre de ideas- quede descrita con suficiente minuciosidad como para que sea reproducible. Sin embargo, este método depende en gran parte de la habilidad del analista, que dirigirá la atención del paciente hacia un u otro contenido. Dos analistas diferentes llegarán a resultados diferentes. Por consiguiente aunque la intención es obtener un método riguroso, lo cierto es que el resultado dudosamente lo es, por la misma naturaleza del material que obtiene en sus indagaciones.

Desde la perspectiva freudiana los sueños contienen una simbología que resulta interpretable, y de esta interpretación pueden derivarse consecuencias interesantes para el soñador. En otras palabras, pueden mostrarle otra perspectiva de su manera de ser, de sus disposiciones, actitudes e incluso valores. Obviamente eso no siempre es fácil de aceptar. Por esta razón Freud habla reiteradamente de “resistencias” y de materiales reprimidos por el “yo” consciente.

¿Qué podemos añadir desde una posición epistémica actual?

Desde mi punto de vista sería un error tratar de vislumbrar si el método de Freud conduce a una interpretación verídica o falsa. Como apuntaba más arriba, lo mas probable es que dos analistas diferentes alcancen interpretaciones diferentes. Pero ello no resta interés al método freudiano si lo consideramos un ejercicio hermenéutico, un desentrañamiento de significados en el que lo mas importante no es un resultado que podamos cualificar de “verídico”, sino que el trabajo producido entre analista y paciente haya resultado útil. En este trayecto el soñador puede encontrar reacciones suyas que no sospechaba, actitudes, valores e incluso profecías que habitan la urdimbre de la que estamos hechos. También este sería el sentido del trabajo de Bosnak con los sueños. Discreparía de Bosnak (y creo que Freud también lo haría), sobre la entidad “real” que otorga al mundo onírico. El mundo onírico tiene tanta realidad como lo pueda tener cualquier otra fantasía nuestra. Pero Bosnak acentúa la parte hermenéutica sin importarle el significado final del sueño, es decir, acoge cada sueño como una oportunidad para interpretar las relaciones que establecemos con nuestro entorno, y las maneras más íntimas de sentir. En otras palabras, no le importa tanto el significado global del sueño como los detalles reveladores de sentimientos, relaciones o maneras de conducirnos.

S Freud con su nieto Lucien

Desde mi punto de vista Freud fue un “avant lettre”, que tenía una percepción de lo real muy próxima a la mentalidad científica de su época. Sin embargo, no quería limitarse a las fronteras del positivismo, y se adentró en el campo de la psiquiatría armado con palabras, solo palabras. Y desde luego las palabras tienen algo de efecto terapéutico, algo de efecto placebo, y también algo de iatrogenia. Este último aspecto también lo percibió Freud, lo que desde luego le honra. Pero quizás no dispuso todas las barreras de seguridad necesarias, aunque advirtiera de los peligros de los analistas asilvestrados. La escuela psicoanalítica ha incurrido en invasividad epistémica, tratando de aplicar el modelo a patologías con un sustrato biológico innegable. Fue el caso, por ejemplo, de la esquizofrenia, y la teoría del “doble vínculo”, que colgaba a las madres la culpa de la enfermedad de sus hijos…. Otros grandes psiquiatras de su época sí apuntaban hacia este sustrato biológico, (el mismo término de demencia praecox con que se denominaba a la esquizofrenia apuntaba en esta dirección).

Figura 1.- Modelo curativo del psicoanálisis

Está por ver la cantidad y calidad de iatrogenia que las diferentes versiones del psicoanálisis han producido en el transcurso de su existencia, pero sin duda la hay, y ha sido importante. El modelo general de curación psicoanalítica, (Figura 1) puede funcionar en situaciones vitales más o menos complicadas, sobre todo si lo combinamos con estrategias cognitivo- conductuales.

Pero sería una osadía cree que sirve para todo problema de salud mental. En este punto las escuelas psicoanalíticas suelen apartarse de la parsimonia científica y acostumbran a apostar por cierta invasividad epistémica, sin reconocer los límites del modelo en que se basan.

Francesc Borrell

Sant Pere de ribes

Barcelona

(1)               Bosnak R. La práctica del soñar. Ediciones Obelisco. Barna 2020.

Webs de interés.- 

*El blog de Pablo González Blasco.

https://pablogonzalezblasco.com.br/es/

Excelentes críticas de libros, el último a examen: Feria, de Ana Iris Simón.

*La Unidad Docente de Tenerife pone a disposición de médicos de familia y la Atención Primaria de Salud en general, las conferencias que se están realizando para celebrar su 25 aniversario.

Las encontraréis en el canal de YouTube:

https://www.youtube.com/channel/UC-P-0p9OcbOVeSwwrGO1uUA

 *Biblioteca Digital Hispánica.

Pone a disposición del público en general diferentes colecciones de documentos históricos, que cubren los siguientes apartados:

Ciencia y cultura en general  

Filosofía. Psicología  

Religión. Teología  

Ciencias sociales  

Ciencias puras. Ciencias naturales  

Ciencias aplicadas. Medicina. Tecnologías  

Bellas artes. Espectáculos. Deportes  

Lingüística. Literatura  

Geografía. Biografías. Historia 

Los tipos de documentos que digitaliza y guarda son:

Libros  

Manuscritos  

Dibujos  

Fotografías  

Grabados  

Material cartográfico  

Música  

Registros sonoros  

Prensa y revistas  

Existen diferentes filtros que permiten una búsqueda mas eficiente. 

Incluye colecciones de:

Retratos fotográficos (6)

Cervantes (5)

Fotografías de circo (3)

Hispanoamérica (2)

Atlas (1)

Carteles de la Guerra Civ... (1)

Carteles publicitarios (1)

Guerra de la Independenci... (1)

Iconografía Hispana

Pablo Oliveras

Murcia

Vídeo recomendado. -

Bertrand Russell nació en  Trellech, 1872, y falleció en 1970. Fue matemático, filósofo, lógico y escritor británico ganador del Premio Nobel de Literatura. Tercer conde de Russell, era de las familias aristocráticas más prominentes del Reino Unido. Pacifista, (estuvo encarcelado por dicha razón durante la I Guerra Mundial), reconoció sin embargo que la II Guerra Mundial contra Hitler era un mal menor. Se opuso a la bomba nuclear y a la guerra del Vietnam. 

En el plano filosófico se manifestó contra el idealismo, defendiendo una posición racionalista y empírica. Inició la filosofía del lenguaje, la filosofía de la ciencia y la matemáticas de conjuntos, entre otras aportaciones. La entrevista que presentamos es de los pocos archivos audiovisuales de que se dispone, y en ella se observa una persona perspicaz, reflexiva, que no duda en interpelar al espectador.

La Redacción.


 BOLETIN IATROS, Mayo 2021.

 CIRCULO DE CIBERLECTURA

 INDICE.-

Noticias.-  XI Congreso Internacional de Salud, Bienestar y Sociedad

Comentario de libros.-  ¿Somos nuestro cerebro?; Filosofía de la medicina; Vosotros no tenéis la culpa. En torno al suicidio.

Webs de interés.-  Librería Finestres; Investigación en Bioética.

Artículo comentado.-  Neural Basis of Cultural Influence on Self-Representation Video recomendado.-   Carl Jung, en una de las pocas entrevistas concedidas (1957)  

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 Noticias.- 

 Sorbonne Université, París, Francia, del 2 al 3 de septiembre 2021.

La Red de Investigación de Salud, Bienestar y Sociedad conjuga el interés por las áreas de la salud y bienestar humanos en general, con sus interconexiones e implicaciones sociales en particular. Como Red de Investigación, nos definimos por nuestro enfoque temático y la motivación para construir estrategias de acción determinadas por los temas comunes.
Convocamos a presentar investigaciones en los temas anuales y el tema destacado:

Tema destacado 2021—Promoviendo la salud y la equidad: Prácticas idóneas desde una perspectiva internacional

 Comentario de libros.-

Tres falacias en Neurociencias. A propósito de la lectura del libro:

Vidal F., Ortega F. ¿Somos nuestro cerebro? La construcción del sujeto cerebral. Alianza Editorial, Madrid 2021

 Resulta curioso que siendo los autores de este libro profesores de la Universidad Rovira i Virgili, (el primero filósofo de la ciencia y psicólogo, el segundo filósofo especializado en la subjetividad), la obra fuera publicada originalmente en inglés, y por consiguiente, estemos leyendo una traducción del 2017. Pocos ensayos españoles tienen un periplo de este tipo, (siendo los autores españoles publicar primero en lengua inglesa y que una editorial española se interese en traducir la obra), lo que nos informa del interés que ha suscitado el libro y, también, nos obliga a una lectura detallada del prólogo para entender algunas de sus claves. Una conclusión apresurada sería la siguiente: para aquellos autores con suficiente proyección internacional,(y dominio del inglés), el ágora idónea para exponer sus ideas es el ámbito de la lengua inglesa. Pero a su vez tampoco renuncian a proyectarse en su lengua materna, y posiblemente no solo por una cuestión sentimental o romántica, sino por la importancia cuantitativa y cualitativa de la comunidad latinoamericana.

Como acostumbramos a hacer en estas reseñas, nos centraremos en las ideas- fuerza del libro, señalando aquellas partes de la obra que pueden ser de mayor interés para un lector apresurado. Como siempre nuestro deseo es proporcionar a los profesionales de la salud con tareas asistenciales prioritarias y absorbentes, las claves de los debates mas actuales en filosofía de la medicina. Por ende, añado a este resumen una reflexión personal: algunos autores que publican bajo el rótulo o paraguas de las Neurociencias, en ocasiones incurren en tres falacias, a saber, la falacia topográfica, de la neurodiversidad y de la lectura de pensamiento. Las desarrollaremos más adelante.

Desde hace unas 3 décadas las Neurociencias ocupan un espacio privilegiado en la investigación médica. Los avances en neuroimagen permiten visualizar aquellas áreas del cerebro que se activan cuando las personas realizamos determinadas tareas, (Resonancia Magnética funcional). Estos avances han permitido afinar técnicas quirúrgicas, con provecho en cirugías oncológicas y de otro tipo, (por ejemplo, en la cirugía de la epilepsia, de los trastornos obsesivos-compulsivos o en la estimulación profunda del cerebro). Autores como Damasio han contribuido a poner de moda las Neurociencias, y, mas específicamente, un tipo de visión de la persona que podemos llamar, siguiendo a nuestros autores, una ideología cerebralista: “somos nuestro cerebro” (Nota 1).

Esta ideología asimila el “Yo” a la actividad del cerebro. Si hasta hace relativamente un par de siglos el “Yo” se asimilaba al alma, y hasta hace poco el “Yo” se asimilaba a mente, en las últimas décadas hay una tendencia a asimilar el “Yo” a la actividad del cerebro. Nuestras tendencias conductuales, la manera de comportarnos en sociedad, lo que nos gusta y disgusta, vendrían condicionadas, desde esta perspectiva, por la conformación cerebral. Cuando afirmamos que “somos nuestro cerebro”, expresamos que un determinado estado de nuestro cerebro implica experimentar placer, otro estado dolor, que nos comportaremos diferente si tenemos conexiones cerebrales diferentes, que el cerebro es plástico, y, por consiguiente, aprende de su entorno; por si fuera poco, este aprendizaje actualiza las conexiones cerebrales, en un bucle de perfección o de regresión.

Según este planteamiento, que los autores no dudan en calificar de fundamentalmente ideológico, si lográramos identificar los circuitos cerebrales específicos de una determinada enfermedad, por ejemplo, la depresión, podríamos disponer -gracias a la Resonancia Magnética funcional (IRMf)y otras tecnologías afines- de un instrumento diagnóstico, pronóstico y con implicaciones terapéuticas de primer orden.

Una parte de estos razonamientos es incontestable: resulta evidente que nuestras conductas surgen de la actividad cerebral, y que nuestro cerebro se orienta mediante juicios éticos y estéticos. Pero quizás la actividad cerebral no explique toda la complejidad de estos juicios, quizás estos juicios se asientan en una actividad neuronal, en efecto, pero el resultado no pueda deducirse sencillamente de las conexiones neuronales, o de la morfología del cerebro, sino que hay pautas e influencias culturales y del entorno, así como razonamientos particulares y peculiares de cada individuo, -razonamientos sin una estructura cerebral definida-,  que determinan conductas y valores existenciales.  A partir de esta constatación los autores del libro se fijan en varios límites y contradicciones de la ideología cerebralista, (recomendamos leer pag. 95-6 las nueve críticas que lanzan a las neurociencias en general y en la pág. 103 el corpus epistemológico de tipo reduccionista que sustentan dichas disciplinas). De manera resumida podemos sintetizar tres aspectos, (las consideraciones relativas a las tres falacias son de quien escribe estas líneas):

A)Lo “neuro” como un enfoque topográfico que añade escaso conocimiento a la investigación de modelos de conductas humanas complejas. La falacia topográfica. -

En este mismo blog, el filósofo González Quirós (ver artículo especial en la columna de la derecha de este blog), nos argumentaba con que frivolidad se asocia conocer el lugar del cerebro en que se efectúa una tarea cognitiva con el hecho de conocer el funcionamiento del cerebro. Conocer las partes del motor de combustión, (pistón, cigüeñal…), nada nos dice sobre cómo funciona un motor de combustión. Necesitamos un modelo de funcionamiento del cerebro, un modelo que actualmente está en mantillas. El conocimiento topográfico nada nos dice, por ejemplo, de cómo funciona la memoria, qué sustrato fisiológico tiene la atención, cómo producimos juicios, etc., etc. Llamaremos “falacia topográfica” a este espejismo de identificar áreas cerebrales como funciones cerebrales, (por ejemplo, identificar las áreas frontales involucradas en la reflexión, como si de este conocimiento meramente topográfico se pudiera deducir un modelo cerebral de reflexión; tal como decíamos al inicio de este artículo un conocimiento de tipo topográfico supone un avance para técnicas quirúrgicas, pero poco más).

Los autores profundizan con acierto en este dislate. Por ejemplo, los intentos de circunscribir la experiencia estética a un estado del cerebro. Sigámosles en este punto con algo más de detalle:

Los autores detectan dos tendencias en los estudios sobre estética: la neuroestética evolutiva, que entiende el arte y las preferencias estéticas como una adaptación para mejorar el éxito reproductivo (pág 148). Y por otro lado la neurohistoria del arte, es decir, cómo la plasticidad del cerebro evoluciona mediante la experiencia artística. Esta concepción entiende que los artistas son algo así como neurocientíficos que exploran el cerebro con sus herramientas (pág  150).  Los experimentos que realizan los neurocientíficos especializados en estética son del tipo: presentar un cuadro de un pintor impresionista y observar las áreas del cerebro que se iluminan. Y comparar por ejemplo estas áreas con las de un cuadro cubista.

Desde la perspectiva de Vidal y Ortega estos estudios se basan en una concepción del arte dicotómica: un cuadro es bonito o es feo. Sin embargo el arte se nutre de matices: un cuadro puede representar la fealdad y el espectador puede juzgarlo como esplendido, (las pinturas negras de Goya). En el mejor de los casos estos estudios de neuroestética llegan a conclusiones que poco o nada aportan al conocimiento estético. Por ejemplo afirmar que la apreciación de belleza se realiza mediante áreas incriminadas en juicios de valor, y no meramente en un juicio de simetría, (pág 160). Algo totalmente obvio. En el fondo subyace la confusión de mezclar relación estética con experiencia estética. Cuando decidimos que “este cuadro abstracto es arte” (= relación), lo juzgamos desde la perspectiva de belleza, (= experiencia). La mayor parte de estudios en neuroestética obvian el primer paso.  

Un segundo eje en la crítica del libro a la falacia topográfica estriba en las expectativas que han depositado como avance en el diagnóstico de determinadas enfermedades. En este sentido examinan qué ha aportado la Resonancia funcional al diagnóstico de la depresión. Veamos también este punto con algo más de detalle:

Los neurocientíficos especularon con la posibilidad de que la IRMf  pudiera proporcionar patrones cerebrales “objetivos” en pacientes depresivos. El diagnóstico de depresión se basa en la actualidad en los síntomas “subjetivos” que refieren los pacientes, aunque desde luego estos síntomas se acompañan de conductas motoras típicas, (enlentecimiento motor, lloro, expresividad facial, etc.). Si la IRMf detectara un estado de reposo cerebral, así como una reactividad a determinados estímulos propias de la depresión, la psiquiatría tendría un instrumento de primer orden para redefinir el síndrome, e incluso matizar la clasificación actual. Sin embargo una revisión de 20 años de estudio con neuroimágenes de la depresión no ha conducido a ninguna conclusión (pág 211). Los estudios postmortem señalaban la corteza cingulada subgenual como el área más incrimiada en la depresión, y se probó incluso su estimulación cerebral profunda, un tratamiento experimental que fue prohibido por la FDA debido a una relación riesgo-beneficio negativa (pág 213).

B)La ideología cerebralizante  como elemento que ayuda a construir una identidad. La falacia de la neurodiversidad.-

Un aspecto muy original del libro es examinar de qué manera el discurso neurocientífico impacta sobre la construcción de nuestra identidad. En concreto se aborda con detalle la influencia de conceptos como neurodiversidad y neurotipicidad en la comunidad autista. Si el lector está interesado en este asunto debiera leer de la página 220 a la 250 de la obra. Trataremos de hacer una síntesis, en el bien entendido de que en el libro original encontrarán abundante bibliografía y links de sumo interés.

Una primera constatación: los modelos de enfermedad que manejamos los profesionales de la salud impactan sobre la identidad de los pacientes. Si le decimos a un paciente depresivo que su padecimiento es similar a padecer una pulmonía o una diabetes, naturalizamos su trastorno y por ende cancelamos especulaciones causales de tipo psicosocial tantas veces asociadas a sentimientos de culpa.  Aunque asimilar depresión a diabetes es enormemente reduccionista y posiblemente falso en diversos sentidos, no es menos cierto que la comparación puede ser efectiva y benéfica a nivel de identidad personal.

Algo de eso ha ocurrido con el autismo. La perspectiva neurocientífica del padecimiento,  como una variante en la manera de percibir la realidad, ha llevado a empoderar a determinados colectivos autistas al punto de reivindicar que se respete a los niños autistas, y no se les manipule con tratamientos psicológicos. Si el autismo es fruto de la neurodiversidad, simplemente añade una perspectiva humana a la manera de entender el mundo, y como tal perspectiva, enriquece el acervo colectivo.

Observe el lector el paso de una naturalización del trastorno, (neurodiversidad) a una ideología de grupo social, (reivindicar una minusvalía como ventajosa para la especie). Algo similar ha ocurrido con comunidades de sordos que reivindican la sordera, (padres sordos que desean que sus hijos lo sean también, y que no facilitan que sus hijos se beneficien de implantes cloqueares).

Vidal y Ortega identifican una brecha de opinión en la comunidad autista. Los abanderados de la neurodiversidad suelen ser autista de alto rendimiento, en tanto que a los padres de autistas profundos les horroriza la idea de perder ayudas escolares, sociales y médicas bajo el argumento de proteger esta neurodiversidad.  Pero más allá de estas peculiaridades merece la pena reflexionar que la falacia de la neurodiversidad es una variante de la falacia naturalista: confundir lo que es con lo que debe ser.

C)La ideología cerebralizante como planteamiento reduccionista de lo que significa ser “Yo”. La falacia de la lectura del pensamiento. –

Si nuestra identidad reside en estados de nuestro cerebro, resultaría posible, entre otros avances técnicos, adivinar nuestros pensamientos mediante técnicas similares -o incluso más sofisticadas-  a la Resonancia funcional. También debería permitir este tipo de tecnologías futuras establecer el tipo de persona que somos, personalidad e incluso capacidades intelectuales y psicomotoras. Este planteamiento nos conduce a lo que denomino falacia de la lectura de pensamientos, según el cual los avances en neurociencias nos permitirán objetivar los procesos cognitivos más íntimos.

Nuestro Yo se construye y deconstruye mediante una enorme riqueza de influencias sociales. El entramado de relaciones que establecemos, de lecturas, películas, conversaciones…. todo ello sin duda tienen un correlato cerebral, pero posiblemente no sea posible  asimilar esta riqueza a estados concretos de nuestra circuitería cerebral. Una poderosa razón para ello es que una misma función cerebral posiblemente pueda realizarse desde varios estados cerebrales diferentes, (principio de la realizabilidad múltiple). Y también porque una misma función cerebral, incluso que respondiera unívocamente a un estado cerebral, podría tener significaciones variopintas en función de la relación establecida por el sujeto con su entorno. Sería el caso de un espectador que viera un cuadro de Bacon con o sin el contexto de estar observando una obra de arte.

Conclusiones. -  El presente resumen del libro de Vidal y Ortega no recoge todos los matices de su contribución. Aspectos como la realizabilidad múltiple, (pág 118), la inferencia inversa (pág. 120), la naturalización de estereotipos raciales, (por ejemplo, suponer que el cerebro oriental es comunitarista, y el occidental individualista), el estatus epistemológico de la cultura en relación con las neurociencias (pág 139), son aspectos que deberían merecer atención, pero que por la brevedad de este artículo no podemos abordar. Sin embargo, y siguiendo a estos autores, deseamos llamar la atención del lector sobre un par de preguntas clave cuando lea un artículo de neurociencias:

1.- Una vez leído el artículo deberíamos preguntarnos: “¿Y qué?” Es decir, ¿qué diferencia en nuestro nivel de conocimientos y de posibles actuaciones aporta el artículo neurocientífico que examinamos? No olvidemos el principio pragmático de que nuestro conocimiento es la suma de las consecuencias que aporta dicho "nuevo" conocimiento a la conducta humana. En ocasiones los artículos “neuro” son pura especulación inconsecuente;

2.- ¿Estoy en presencia de alguna de las tres falacias, a saber, topográfica, neurodiversidad o de lectura del pensamiento? En tal caso bueno será examinar críticamente los argumentos que se exponen.

Ahora bien, las neurociencias no configuran una ideología unívoca. En realidad, muchos neurocientíficos suscribirían la mayor parte de afirmaciones de Vidal y Ortega. Como también reconocen los autores, las Neurociencias aportan una perspectiva interesante a diversas disciplinas. Quizás han creado unas expectativas exageradas, pero en algunos terrenos han aportado una dosis de naturalización de “lo humano” -véase como ejemplo (1)- que por lo general desmitifica y nos aproxima a lo que de veras somos. Animales con cultura.

 Francesc Borrell

Sant Pere de Ribes.

 Nota 1.- Esta afirmación, “ser nuestro cerebro”, supone cierto solipsismo: “la felicidad es un estado de mi cerebro, por consiguiente, si tengo la voluntad de ser feliz puedo crear este estado cerebral y ser efectivamente feliz”. Sin embargo, un cerebro clausurado se empobrecería e incluso perdería referencias externas que están en el mismo núcleo de la motivación y las gratificaciones sociales, (es decir, del “sentido” del mundo que nos rodea). Nuestro cerebro “se hace” en estas múltiples relaciones que establecemos. Ahora bien, resulta cierto que es el cerebro quien nos proporciona un “estar en el mundo”. 

Ortega y Gasset

Como decía Ramón y Cajal, nuestro cuerpo vive bajo el imperio del tejido neurológico, que nos conecta al mundo. Pero el cerebro es también el puente entre este cuerpo y el mundo simbólico que resulta ser la vida en sociedad. Esta otra dimensión es la que en ocasiones pasa desapercibida para autores “neurocientíficos”. Como decía Ortega y Gaset, somos yo y nuestras circunstancias. Y a veces estas circunstancias delimitan para bien o para mal a nuestro “YO”. Esto es lo que parecen olvidar ciertas contribuciones neurocientíficas.

 Referencia bibliográfica.-

1.- Cortina A. Neurofilosofía práctica. Guía Comares. Ed Comares. Granada 2012.

Saborido C.  Filosofía de la medicina. Tecnos, 2020

 El autor comienza su libro comentando que “la preocupación de los filósofos por la medicina es tan antigua como la propia filosofía” y nos dice que “cuando se aborda una disciplina que apela a cuestiones como el sufrimiento, la muerte, la ayuda a los demás o la propia autonomía individual es difícil no acabar derivando en planteamientos filosóficos”.

Y es de lo que trata el libro, de mirar críticamente a la medicina como ciencia y como arte, porque la medicina, tal y como nos va mostrando el libro, es producto del conocimiento biológico del ser humano, pero también es un producto cultural, igual que cualquier otra ciencia, pero también que el arte o la religión.

El Prof. Saborido, filósofo, nos dice que la filosofía de la medicina es una rama aplicada dentro del mundo de la filosofía de la ciencia y entiende que para la filosofía de la medicina el método socrático es el que mejor nos ayudará a desvelar la verdad, siempre en términos dialécticos.  Y si en filosofía de la ciencia el demarcacionismo es el término utilizado para conocer o diferenciar lo que es ciencia de lo que no, o dicho de otro modo, qué enunciados pueden ser científicos y cuáles no, en la filosofía de la medicina esa frontera se establece entre las definiciones de salud y enfermedad. Cuestión central de todo el libro y de la propia filosofía de la medicina.

Para adentrarnos en tan compleja cuestión nos presenta diferentes enfoques que van a definir la enfermedad y diferenciarla de la salud desde diferentes puntos de vista. El enfoque biologicista es aquel en el cual prevalece el conocimiento biológico del cuerpo humano. Este enfoque puede dar lugar al conocido como autoritarismo epistémico, que a su vez nos introduce en la idea de un supuesto funcionamiento normal del cuerpo. Será desde esta perspectiva, desde este ideal, desde el cual los biologicistas van  a entender y definir las nociones  de salud y enfermedad. Estos autores defienden la objetividad de los procesos biológicos vistos, si se permite la expresión, desde fuera del cuerpo que los padece o los sufre. La subjetividad para los biologicistas o los seguidores de este enfoque natural, no tiene importancia, ni se debe tener en cuenta en la definición de enfermedad. Podríamos decir que el enfermo queda excluido de su enfermedad.

Pero como siempre pasa en el mundo del pensamiento, a esta posición se contrapone otra que se ha denominado constructivista o también holista, la cual incorpora, a la definición de enfermedad, la vivencia del ser humano que la padece, que la siente; que la percibe; con sus valores, su contexto social y circunstancias personales de todo tipo. Es decir, en esta definición encontramos no solo la enfermedad, sino también la subjetividad de quien la padece.

No son las únicas teorías o enfoques que existen. Podemos mencionar también el enfoque ecológico: “la salud y la enfermedad se fundamentan en las interrelaciones que los individuos establecen con su entorno” y retoma la definición de salud dada por el microbiólogo Rene Dubos “ [la salud o su ausencia] son expresiones de éxito o fracaso experimentadas por el organismo en su esfuerzo por responder adaptativamente a los cambios del entorno” o dicho en palabras del propio autor del libro “consideramos que alguien está más o menos sano cuando, al evaluar su comportamiento en un determinado contexto vemos cómo de bien está adaptado a su entorno”.

 El libro también ofrece enfoques o teorías del conocimiento más propias del campo de la historia de la filosofía,  aunque en esta ocasión aplicados a la medicina. Así se detiene en el estudio del enfoque empirista y el enfoque realista en la ciencia. Los empiristas, lógicamente, estarán en el campo de los biologicistas y buscarán la causalidad y la objetividad propia de toda ciencia en su afán por encontrar la verdad. Pero la propia filosofía de la ciencia, ya en el siglo XX, y de la mano de Karl Popper, sabe que todo conocimiento es provisional, sujeto a revisión y susceptible de ser probado falso. Ante esto, como nos dice el autor del libro, las leyes no serían otra cosa que constructos mentales que permiten identificar regularidades en el mundo, al igual que la causalidad no será sino una conexión que hace nuestro cerebro entre eventos que vemos y se siguen en el tiempo. Sin lugar a dudas, la historia de la medicina nos da sobrados ejemplos de cómo las supuestas teorías verdaderas han ido derrumbándose una tras otra con el paso de los siglos.

Pero además como indicaría un realista y como nos dice el autor “la objetividad como tal no podrá existir, pues el mundo tal y como es, no es accesible a nosotros ya que nosotros solamente podemos ver el mundo como nos es mostrado por nuestros sentidos.”

El profesor Saborido también deja constancia en su libro de cuestiones que ruborizarían a cualquier médico a día de hoy y que han tenido que ver con el denominado autoritarismo epistémico, el cual en no pocas ocasiones ha derivado en abusos de autoridad moral.

Estas circunstancias deben ponernos en alerta pues, aunque la medicina es una disciplina tremendamente normativizada y socialmente institucionalizada, no deben repetirse los tremendos errores y horrores  como los que describe el libro. Entre estos errores y horrores se encuentran los que de algún modo pudieron se llamadas enfermedades para negros como la drapetomanía “ansia de libertad por parte de los esclavos negros” o la dysaesthesia aethipica  “caracterizada por una insensibilidad parcial de la piel y la disminución de las facultades intelectuales que hacía que el esclavo negro se mostrase indolente y poco dispuesto al trabajo físico” o hasta hace algunas décadas, dentro del campo de la salud mental, definir como enfermedad a la homosexualidad o a los disidentes políticos. Mención aparte  merecen  las lobotomías llevadas a cabo durante muchos años del siglo XX. En definitiva, vemos la importancia de definir correctamente la enfermedad.

Tras todas las teorías o enfoques propuestos el autor explica su punto de vista aceptando  que quizá “la mejor forma de abordar filosóficamente la medicina sea adoptar un enfoque pragmatista, es decir, que los conceptos surgen y adquieren sentido en el contexto de su uso […] la medicina contemporánea se caracteriza por adoptar una perspectiva pluralista”, y tras analizar la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades)  y el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) nos recuerda cómo definen los médicos o la medicina hoy las enfermedades. La medicina utiliza no uno, sino tres criterios para definir y clasificar las enfermedades: el criterio etiológico, el criterio mecanístico y el clínico, algo totalmente pragmático que se aleja del reduccionismo biologicista y de un constructivismo radical que puede acabar haciendo que todo el mundo tenga no sólo una, sino varias enfermedades a la vez. En algunos momentos habrá que recurrir a la causalidad, en otros momentos a los mecanismos fisiopatológicos, y en otros a los síntomas que presenten los individuos para definir del modo más correcto la enfermedad.

En palabras del autor “lo relevante de los conceptos médicos es, sobre todo, su utilidad para la práctica médica, lo que implica que la medicina debe saber decidir qué criterio ofrece mejores resultados para cada caso […] Y debemos preguntarnos por las consecuencias tanto epistemológicas (¿este nuevo concepto nos permite conocer mejor el fenómeno estudiado?),  como éticas (¿asumir este nuevo concepto hace que la medicina contribuya mejor al bienestar de los pacientes?) […] La medicina se mueve siempre entre la ambición de objetividad naturalista y el reconocimiento constructivista de la relevancia de las subjetividades, y es en este territorio en el que juega un papel principal la frónesis, la prudencia médica”

 Juan Carlos Hernández Clemente

Madrid, 2021

 Bimbela JL. Vosotros no tenéis la culpa. En torno al suicidio.Ed.Plataforma, Barna 2021.

 En 2009, empecé a escribir una carta para despedirme y desculpabilizar a mis familiares. Había decidido suicidarme. Me sentía agotado, cansado de vivir. Y con dolores físicos, emocionales y sociales que sufría como insoportables. Y a esa carta, que nunca llegué a terminar, siguieron otros escritos (artículos en prensa, editoriales en revistas científicas y entradas en mi blog) que han sido el germen del libro “Vosotros no tenéis la culpa. En torno al suicidio”, que acaba de publicar la Editorial Plataforma. 


        
Un libro para los allegados de aquellas personas que han llevado a cabo intentos de suicidio (los hayan consumado o no). También para las personas que hayan tenido, o tengan, ideas suicidas. En tercer lugar, va dirigido a profesionales de la salud y de la educación que quieren realizar actividades preventivas del suicidio (empezando, desde luego, por ellos/as mismos/as). Y, finalmente, puede ser de interés para aquellas personas que durante la pandemia están sufriendo por soledad, miedo, incertidumbre o pérdida de seres queridos.


 Se trata de un libro que intenta ofrecer respuestas a dos preguntar fundamentales. La primera: ¿Cómo convivir saludablemente con el dolor? Con cualquier tipo de dolor; sea físico, emocional, social, espiritual o ético. Y la segunda ¿Cómo gozar de una vida que siendo bella es imperfecta, y que, siendo apasionante, a veces, muchas veces, duele? Para responder a estas dos preguntas se ofrecen técnicas, instrumentos, y recursos concretos; así como reflexiones encaminadas a facilitar el paso a la acción de forma inmediata y sostenible.

JL Bimbela


 El libro se estructura en tres capítulos: Pasado, presente y futuro. 

El primero, el pasado, acaba con la decisión de posponer el suicidio mientras mis padres estén vivos, para no causarles un sufrimiento enorme y evitable. En el siguiente capítulo, Presente, se detallan, con ejemplos muy concretos, las aplicaciones prácticas de ciertas habilidades que resultan eficaces para una gestión emocional y social que permita convivir, lo más saludablemente posible, con los dolores de todo tipo que nos acompañan en nuestro día a día. En el tercer capítulo, Futuro, se plantea, a la luz de mi propia experiencia y de la situación pandémica debido a la COVID-19, una nueva pirámide de la salud que contemple, además de las habituales dimensiones relacionadas con lo físico, lo emocional y lo social, otras dimensiones que se están mostrando fundamentales a la hora de afrontar crisis tan profundas como la actual: la dimensión ética, la dimensión ecpática (no, no es un error; hablo de ecpatía y no de empatía), la dimensión espiritual, y la dimensión estética (que argumentaré, OMS mediante, en el próximo párrafo).

En 2019, la oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras analizar 900 publicaciones científicas de todo el mundo, concluía que involucrarse en el arte, ya sea de forma más activa (bailar, cantar, escribir, danzar) o ya sea de forma más pasiva (leer, ir a museos, asistir a conciertos) mejora nuestra salud física y mental. El arte sana. A veces a quien lo produce y, a veces también, a quien lo recibe. Algo que ya muchos y muchas habíamos intuido y vivido. La poeta y novelista Elvira Sastre lo afirma con rotundidad: “Escribo para curarme”. Chantal Maillard, lúcida filósofa y poeta, lo declama en su maravilloso poema “Escribir”: “Escribo para que el agua envenenada pueda beberse”. Escribir este libro me ha sanado. Por ello, y como muestra de agradecimiento, he cedido todos los beneficios económicos por su venta a ACCU Granada (Asociación de Crohn y Colitis Ulcerosa de Granada).


En 2021, mis padres han muerto a causa de la COVID-19. A ellos les dedico este libro. Ellos me volvieron a dar la vida en 2009. Y estos años han sido los más maravillosos, apasionantes y felices de toda mi vida. Dolores crónicos incluidos. Pandemia incluida. Gracias, mamá. Gracias, papá.


Dr. José Luis Bimbela Pedrola

Doctor en Psicología. Máster en Salud Pública.

Granada, Abril 2021

Webs de interés.- 

 Librería Finestres.-

 *Gran noticia cuando en una ciudad se abre una nueva y ambiciosa librería, escaparate de cultura y que además promociona fondos editoriales en varios idiomas. Mirada cosmopolita, premios literarios, conferencias…. Excelente tarjeta de presentación para unirse a mis librerías preferidas: Laie, Central, Alibi y Casa del Libro. 

 https://www.llibreriafinestres.com/recomendaciones/

 *Investigación en Bioética.

 Ya podéis ver la grabación de la sesión del seminario de investigación en bioética de la Universidad Complutense de Madrid que tuvo lugar el pasado 15 de febrero de 2021.

Se abordó un tema muy interesante: el anonimato en la donación de gametos. Un tema que, como sabéis, genera una gran controversia actualmente.

Los ponentes fueron tres: Rocío Núñez (bióloga), Alfonso de la Fuente (ginecólogo) y Fernando Abellán (abogado).

    Este es el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=sxFixdNoTRc

Artículo comentado.- 

Ying Zhu, Li Zhang, Jin Fan, Shihui Hana,Neural Basis of Cultural Influence on Self-Representation  NeuroImage 34(3):1310-6

Accesible en: https://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.125.9234&rep=rep1&type=pdf

 

Los autores parte de la base de que el entorno cultural en el que hemos crecido estructura el cerebro de una determinada manera. En concreto creen que la auto- representación del yo es muy diferente en las culturas orientales y las occidentales, y que esta diferencia comporta un funcionamiento cerebral distinto. De manera mas precisa establecen como diferencia entre Occidente y Oriente que los primeros tienen una auto-imagen más independiente, en tanto los orientales el “yo” queda diluido en la comunidad y la familia.

Mediante Resonancia Magnética funcional (fMRI) los autores creen que esta diferencia cultural puede ponerse de relieve. Para ello realizaron fRMI a 13 orientales y 13 occidentales (8 hombres y 5 mujeres en cada grupo) mientras realizaban una tarea de razonamiento. Esta tarea consistía en pulsar un botón para “si” u otro para “no” en relación a si un determinado adjetivo podía aplicarse a ellos mismos, a su madre o a un personaje público. Se seleccionaron 384 adjetivos, la mitad con connotaciones positivas y la otra mitad negativas, y cada adjetivo quedó emparejado con “madre”, “yo” o bien el personaje público.

 El estudio encontró que la corteza prefrontal medial (MPFC) y la corteza cingulada anterior (ACC) mostraban una activación más fuerte en las condiciones de juicio de uno mismo que de otros, (= personaje público), en sujetos chinos y occidentales. Sin embargo, en relación con los juicios referidos al personaje público, los juicios de la madre activaron MPFC en los sujetos chinos pero no en los occidentales. Estos hallazgos sugieren a los investigadores que los individuos chinos usan MPFC para representar tanto al yo como a la madre, mientras que los occidentales usan MPFC para representar exclusivamente al yo, proporcionando evidencia de neuroimagen de que la cultura da forma a la anatomía funcional de la autorrepresentación. En palabras de los autores: “Los resultados sugieren que el yo independiente occidental

está mediado por sustratos neuronales únicos, mientras que el yo interdependiente de Asia oriental (por ejemplo, chino aquí) depende de la superposición de sustratos neuronales para el yo y los demás cercanos. MPFC juega un papel único en la autorrepresentación en términos de si está influenciado por la cultura. Estudios anteriores han demostrado que el yo occidental es diferente del yo de Asia oriental tanto en el nivel de comportamiento social como cognitivo. El trabajo actual amplía esto proporcionando evidencia de neuroimagen de que el "yo occidental" es diferente del yo chino a nivel neuronal y sugiere que la cultura influye en la neuroanatomía funcional de la autorrepresentación. Estos hallazgos de neuroimagen apoyan la visión de la interacción de la biología y cultura en la formación de la mente y el cerebro”.

 Estas conclusiones, (y el conjunto del trabajo), pueden ponerse en duda fácilmente…. ¿Hay suficiente base para hablar de dos enfoques diferentes -el oriental y el occidental- en relación a cómo se constituye el “yo”? ¿Resulta asimilable el concepto de interdependencia al concepto de tener un “yo” constituido de una determinada manera? ¿Qué garantías tenemos de que los 13 participantes en cada grupo sean en verdad representativos de estos diferentes enfoques culturales? ¿Qué garantías tenemos de que MPFC  tenga la función enjuiciadora que se le atribuye? Por otro lado, ¿podemos asimilar la tarea de distribuir unos adjetivos que leemos a disponer de una imagen de nuestra madre, o de un personaje público, o de nosotros mismos? Para que esta última pregunta quede mas clara: si nos hicieran daño a nosotros y viéramos que le hacen daño a nuestra madre o a un personaje que no conocemos…. ¿obtendríamos resultados similares?

 Pablo Oliveras

Murcia

 Vídeo recomendado.-

 Carl Gustav Jung.- Los arquetipos y la conciencia colectiva.

 En esta entrevista con la BBC Jung relata el primer momento en que tuvo percepción de sí mismo, sus conversaciones con Freud, así como sus discrepancias, y cómo para él no es posible tener creencias, solo aproximaciones verosímiles sobre la realidad. En este sentido postula un inconsciente colectivo que se manifiesta en ocasiones a través de los sueños, (y a tal efecto proporciona un ejemplo), para al final plantear la posibilidad de que pervivamos en un más allá de nuestra muerte en una conciencia colectiva, que poco a poco, a su manera de ver, puede irse desvelando a la Humanidad en su conjunto.

 

La Redacción