BLOG LÍDER EN HUMANIDADES MEDICAS Y FILOSOFIA DE LA MEDICINA.- FUNDACION LETAMENDI- FORNS Comité Editorial: Francesc Borrell. Juan Carlos Hernández Clemente. Director del blog: F. Borrell Carrió; Secretario de Redacción: Juan Medrano Albeniz.

BOLETÍN IATROS ISSN 2014-1556

Este Boletín tiene por objetivo difundir y compartir comentarios de libros y artículos en Humanidades Médicas y Filosofía de la Medicina y difundir las actividades de la Fundación Letamendi Forns y Fundación Iatrós.

 BOLETIN IATROS, MARZO 2020.

CIRCULO DE CIBERLECTURA
INDICE.-
Noticias.-  Cursos Fundación Grifols
Comentario de libros.-  Contra la simpleza
Artículo original.- En el adiós al Colme, una molécula versátil.
Webs de interés.-  STAT
Vídeo recomendado.- Inadaptado, (misfit).
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Noticias.- 

La iatrogenia y la ética. Fundación Grifols

Introducción a la bioética en la práctica multidisciplinar clínica
Del 16 de marzo al 30 de abril


Comentario de libros.-

Altschuler DR. Contra la simpleza. Ciencia y pseudociencia. Ed. A.Bosch. Barcelona 2017.

Es este un libro amable que hace fáciles conceptos relativamente complejos. El objetivo es encomiable: trazar una línea divisoria entre lo que es ciencia y seudociencia, por un lado, y dar instrumentos para detectar informaciones carentes de rigor. Por desgracia nos tememos que pocas personas amantes del esoterismo prestarán atención al libro…. ¡Una pena! Suele ocurrir que quien mas necesita algo es quien menos se percata de su necesidad….


Se inicia el libro estableciendo lo que debemos entender por ciencia. Distingue verdades absolutas (por ejemplo, 2+2=4), de las asintóticas, (en general todas las afirmaciones que realiza la ciencia cuando trata de modelizar la Naturaleza: son verdades aproximativas, que en el curso de años venideros se perfeccionarán), de las verdades relativas, (por ejemplo, “a mi me gustan las rosas mas que las margaritas”). Define racional como uso de la razón, y razonable como el buen uso de esta facultad. Usamos la razón cuando aplicamos principios lógicos, por ejemplo cuando realizamos deducciones. Y podemos pensar que usamos la razón cuando en realidad estamos cayendo en falacias. En este punto el texto no es exhaustivo, mas bien se limita a algunos ejemplos eso sí, suficientemente ilustrativos. Finalmente define racionalización como justificación mediante argumentos.

Alschuler se ayuda de esquemas para una mayor claridad expositiva, lo que se agradece. Sería el caso del capítulo de “Ciencia y Sociedad”, donde remarca dos ideas: los científicos pueden decir grandes tonterías cuando hablan de temas de los que no son expertos, o cuando tratan de transferir conocimientos de su campo a otro campo, (sería el caso de algunos físicos cuánticos tratando de extrapolar el principio de incertidumbre a la vida cotidiana). Otro gran capítulo, (muy recomendable para docentes de instituto que expliquen estadística) es el de “azar, contingencia y necesidad”, un excelente resumen de cómo nos engañan apelando a porcentajes, medidas de dispersión y gráficas.

El libro se alimenta de muchos ejemplos trabajados por Kahemann (recordarán el libro “pensar rápido, pensar lento”, que en su momento comentamos en este blog). En algunos momentos adopta un cariz netamente antirreligioso, (en contra del diseño inteligente,  de las religiones en general, como motor de guerras y calamidades), y siempre contrario al esoterismo. Puede hacerse en este punto repetitivo y quizás también simplificador….  Pero el libro también contiene innumerables citas de filósofos antiguos y modernos, a los que el autor apostilla con “máximas” de su propia cosecha, y que resultan inspiradoras. He aquí algunas que me han parecido interesantes:
Contra principia negatem disputari non potest. (Podríamos traducir como “ no se puede discutir con aquellas personas que no son coherente con principios”, es decir, sin adoptar principios no se puede argumentar ni debatir argumentos).
Sin la duda no hay espacio para el progreso.
Es fácil mentir con estadísticas, (como se dice a menudo), pero es difícil llegar a la verdad sin ellas.
Preferimos historias a estadísticas, y testimonios a observaciones controladas.
La vida no tiene un propósito.
No confunda la verdad con su conocimiento de la verdad.
Hay infinitas mas formas de equivocarse que de estar en lo cierto.
Aquello que se propone sin evidencia puede rechazarse sin evidencia.
Que algo sea irrefutable no lo hace cierto.
Confundimos correlación con causación.
Evite un juicio que se base en la información mas fácilmente accesible.
Las razones para creer algo y las razones para que sea cierto no son lo mismo.
Que tenga derecho a una opinión no la hace cierta.
Lo extraordinario requiere prueba extraordinaria.
Creer es fácil, saber es difícil y pensar es incómodo.


Finalmente destacaría una guía breve para distinguir una información plausible de otra información que “suena” a seudociencia, (en el Apéndice 2 del libro). Esta guía Altschuler advierte que se ha inspirado en JL Cotton, “The Baloney detection kit”. El lector encontrará en el libro un provechoso comentario de cada uno de estos puntos:

1-¿Cómo se anuncia el alegato o descubrimiento?
2.-¿Suele la persona o grupo en cuestión hacer alegatos de este tipo con frecuencia?
3.-¿Es evidencia anecdótica lo que se cita como prueba?
4.-¿Alega la fuente (persona, grupo) que “la ciencia establecida trata de reprimir este descubrimiento”?
5.-¿Encaja el alegato en lo que sabemos del Universo?
6.-¿Se realizó el descubrimiento en una situación de aislamiento?
7.- ¿Ha tratado alguien de refutar el alegato?
8.-¿Ofrece la persona o grupo una nueva explicación para fenómenos observados o simplemente está atacando la explicación existente?
9.-¿Alega la fuente (persona o grupo) que “este conocimiento ha sobrevivido tanto tiempo que debe ser bueno?
10.- El efecto observado es demasiado pequeño o es inobservable en la presencia de escépticos?
11.-¿Mejoran con el tiempo las pruebas del descubrimiento?
12.-¿Qué tipo de razonamiento se usó? (Falacia post hoc, ergo propter hoc)
13.-¿Se han ignorado o echado a un lado otras pruebas?
14.-¿Es posible refutar la afirmación mediante observaciones? (Falsación).
15.-¿Se ofrece una cadena de pruebas?
16.-¿El invento que se alega, violaría los principios de la termodinámica?
17.-¿Se presentan pruebas conmensurables con la espectacularidad del alegato?
18.-Si el efecto se mide en una muestra, ¿cómo se obtuvo esa muestra?
19.-Si el efecto es el resultado de una comparación entre dos muestras,¿se ha considerado si hay fundamento para rechazar la hipótesis nula de que no hay diferencias más allá del azar?
20.- Cuidado con el pensamiento de que “no pudiendo haber otra explicación, hemos de admitir que es verdad” (Falacia de Sherlock Holmes).
21.-¿Acude el alegato a alguna forma de magia?

Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes.

Artículo original.- 

En el adiós al Colme, una molécula versátil

En marzo de 2018, la farmacéutica FAES emitió una nota en la que aludía a un “Plan de Discontinuación” de su especialidad Colme®, que partía del acuerdo de la empresa con la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) ante la comunicación, por parte del fabricante, de las dificultades para suministrar la especialidad. Estas dificultades habían motivado un amago de retirada del medicamento unos dos años antes. La nota no avanzaba la posible fecha para la desaparición del producto de las oficinas de farmacia ni planteaba medidas especiales o la posibilidad de intercambio por otro medicamento de acción análoga.


Casi un año después, algunas oficinas de farmacia avisaron de que ya no disponían del medicamento ni estaba previsto que vuelvan a tenerlo, reproduciendo ese cese sin aviso oficial que ha sucedido otras veces, es decir, sin comunicación “oficial” desde el fabricante, desde la AEMPS, o desde las instancias o agencias autonómicas que basan su conocimiento en estas materias en lo que publicita la agencia, en cuya web seguía apareciendo aún el Colme® como un medicamento sin problemas de suministro. Pero meses después la constatación de la desaparición del producto es ya tan firme que no es posible encontrarlo en la web de la AEMPS. Así pues, casi 50 años después de su autorización, si nos atenemos a que fue autorizado en octubre de 1971, el Colme®, o si se quiere la cianamida cálcica o carbimida, los dos nombres más habituales de su principio activo (otros son nitrolim, carbimida cálcica o cianamida) son ya historia en nuestra farmacopea. No por ello es menos interesante considerar su historia y sus usos en otras áreas, mucho más complejos de lo que podría parecer. Por cierto, que para escribir menos a partir de ahora llamaremos al producto carbimida, que no solo es más corto, sino que es el nombre que daba la AEMPS en su web a la molécula.
El Colme® en la web de la agencia: Autorizado en 1971, en un pantallazo obtenido en las semanas en que el producto no era ya obtenible en oficinas de farmacia. Nótese que no referencia alguna a problemas de suministro ni acceso a ficha técnica o prospecto

La historia del efecto antabus

El Colme® se ha empleado como aversivo del alcohol por su capacidad para inhibir la aldehído deshidrogenasa (AldD). En nuestro organismo, el etanol es transformado por la alcohol deshidrogenasa (OHD) en aldehído, un producto tóxico que debe ser convertido en ácido acético por la AldD. Cuando se inhibe este último enzima se produce un acúmulo de acetaldehído cuya toxicidad puede generar desde el efecto aversivo que persigue la administración controlada del medicamento hasta reacciones graves y potencialmente letales, por lo que lo que se persigue al administrar Colme o similares es inhibir la enzima es que el paciente, consciente del riesgo, evite el consumo de alcohol. Como veremos más adelante, la inhibición de la AldD no solo es propia del disulfiram (Antabus®) o la carbamida (Colme®), sino que también lo presentan otros fármacos y es posible encontrarlo en la Naturaleza, pero no empezó a entenderse hasta que la aparición del disulfiram.
A su vez, y como sucede con tantas otras moléculas, el disulfiram es un producto pluriempleado, algunas de cuyas acciones, y en particular su acción sobre el metabolismo de, alcohol, se descubrieron por puro churro, es decir: por lo que ahora denominamos serendipia, que queda mejor. Fue sintetizado en 1881 y para 1900 ya se empleaba en el proceso de vulcanización del caucho, en el que sus cuatro átomos de azufre podían tener una especial utilidad para acelerar las reacciones.

Ya en los años 30 del siglo pasado se informó de casos de hipersensibilidad al etanol en trabajadores del caucho expuestos a disulfiram, y se sugirió por este motivo la molécula podría ser útil como lo que ahora llamamos con el horroroso término de “interdictor” del alcohol, pero el salto hacia su conceptualización como medicamento se produjo en la década siguiente. Para entonces ya se había verificado que productos estructuralmente similares eran útiles para combatir la sarna, por lo que se estudió el efecto del fármaco en otros parásitos, incluidos los helmintos intestinales, a partir de ciertas consideraciones sobre el metabolismo de estas especies que no detallaremos para no aburrir en demasía al lector. En ese empeño destacaron dos científicos daneses, el médico Jacobsen y el farmacólogo Hald, quienes como parte de lo que hoy llamaríamos “desarrollo” del medicamento ensayaron el producto en sí mismos, lo que resultó en que sin quererlo ni sospecharlo ambos experimentaron una notable intolerancia al alcohol, especialmente y según cuentan las crónicas, en el caso del médico. El hallazgo no hubiera pasado de ser una curiosa anécdota para nuestros investigadores de no ser porque llegó a oídos del médico Oluf Martensen-Larsen, que desde su experiencia en el tratamiento del alcoholismo entrevió el interés que podría tener “interdictar”, si vale el término, el consumo de etanol a sus pacientes. Esto impulsó de forma definitiva el desarrollo del disulfiram como fármaco, llevó a identificar el mecanismo por el que produce su efecto y permitió que para 1952 Medinalco, el laboratorio en el que trabajaban nuestros investigadores, obtuviera una patente para el producto, que no tardaría en diseminarse por todo el mundo. En España, de hecho, está autorizado, según la AEMPS, desde octubre del año 1949, en lo que o bien refleja su uso en la sarna o bien representa una autorización con carácter retroactivo siguiendo el esquema de la patente original, que protegía el fármaco desde ese mismo año.

Como se ha planteado más arriba, son muchos los productos que comparten el “efecto antabus”, con el que pasó a conocerse esa obstinada inhibición de la AldD. Podemos citar fármacos como el metronidazol (Flagyl®), ocasionalmente utilizado como “interdictor” en el hospital en que uno hizo la residencia en los lejanos años 80, en épocas de desabastecimiento o de dudas razonables sobre la eficacia de los productos habitualmente empleados para este fin. Pero hay muchos más:

·         Antidiabéticos orales como acetohexamida, clorpropamida, tolazamida o tolbutamida (no comercializados en España en la actualidad)
·         Algunas cefalosporinas (cefamandol, cefoperazona, moxalactam)
·         La isoniazida, aunque su ficha solo alude a problemas relacionados con el alcohol por la posibilidad de que exista una neuropatía de esta etiología que se vería complicada por el fármaco
·         Antibióticos como el cloranfenicol (actualmente solo disponible en colirio; cuidado con la posibilidad de que llegue al tracto digestivo),
·         El antidiarreico, por microbicida, furazolidona, no disponible en nuestro mercado, como tampoco está accesible el antihelmíntico levamisol, que parece una reminiscencia del pretendido uso del disulfiram en esa indicación al compartir con él su efecto inhibitorio de la AldD
·         La griseofulvina, antifúngico no disponible en nuestro mercado.
·         La mepacrina o quinacrina, usado como antipalúdico (deberá desaconsejarse ir de potes a quienes lo tomen como profiláctico en viajes a países endémicos)
·         También antiprotozoario, el nifuratel, no disponible en nuestro mercado.
·          La procarbazina (Natulan®), empleada en el tratamiento de linfomas
·         La pargilina, un IMAO-B irreversible, relacionado por ello con la selegilina. Fue utilizado en su momento como antidepresivo, pero no llegó a comercializarse en España.
·         El vasodilatador antiadrenérgio alfa tolazolina, no disponible en nuestro mercado.
·         El antiprotozoario y antianaerobio tinidazol (Tricolam®), cuya ficha técnica ya describe una reacción antabus, aunque sin denominarla así
·         La fentolamina (OraVerse®), utilizada en Odontología para revertir el entumecimiento de los labios y la lengua causado por la inyección de los anestésicos locales asociados a un vasoconstrictor (sin referencia al efecto en la ficha técnica)

Además, los textos dicen que las sulfonamidas también tienen efecto antabus, pero el Septrin®, que contiene sulfametoxazol, lleva en una presentación un alcohol como excipiente. Sea como fuere, vemos que existe una amplia gama de fármacos que pueden inhibir la AldD.

En el mundo industrial tienen esta acción disolventes como la dimetilformamida o el tricoloroetileno (antiguo anestésico declarado como de alta peligrosidad en la UE), el tretracloruro de carbono (empleado en su momento como refrigerante y extintor y abandonado por su extrema toxicidad hepática), el cloruro de metileno (un producto tan versátil como tóxico utilizado en múltiples áreas de la industria), las oximas (grupo intermediario en la síntesis de muchos productos) o el cloroformo. Y la carbimida; es decir el Colme®, porque este medicamento interdictor, como en el caso del disulfiram, es el resultado del descubrimiento serendípico de que un producto industrial de uso actualmente agrícola inhibe la AldD.

Y, por supuesto, en ese inmenso laboratorio que es la Naturaleza encontramos moléculas con capacidad de bloquear o inhibir la AldD. Son moléculas diseñadas por los más versátiles de los químicos, esto es, las plantas y los hongos, que llevan millones de años probando productos que pasan el filtro de la Selección Natural cuando mejoran la capacidad de supervivencia o de reproducción de la especie. Las moléculas así desarrolladas que tienen una acción tóxica o son puros venenos para los depredadores de la planta o del hongo tienen muchas posibilidades de persistir en el kit básico de supervivencia de la especie. Así, existen hongos –setas, queremos decir- que utilizan la vía de la inhibición de la AldD como mecanismo defensivo. Esto tiene sentido no porque los animales que se alimentan de ellas consuman habitualmente morapio, sino porque si existen en muchas especies enzimas implicadas en el metabolismo del alcohol es debido a que este producto está presente, en mayor o menor medida, en la fruta muy madura, un alimento de alto poder energético. Dicho sea de paso, para ser abstemio total uno tiene que quitarse de comer fruta.
Selección de hongos productores de sustancias con acción inhibitoria de la AldD. Los sumilleres informados saben que maridan fatal con cualquier vino, independientemente de su clase, denominación de origen o añada

Comentábamos más arriba que la griseofulvina, un fármaco antifúngico, tiene efecto antabus. Hay que recordar que el producto proviene de un hongo, el Penicillium griseofulvum, lo que sugiere que las moléculas defensivas de algunas especies de hongo son también multitarea.

Carbimida

Después de esta introducción llega el momento de meternos en harina con la carbimida. Con fórmula CaCN2, es un compuesto inorgánico que en condiciones ambientales se presenta en cristales en sistema hexagonal; son además inodoros, de color blanco y se descomponen en presencia de agua. La presentación industrial tiene un color terroso.

El producto fue sintetizado por primera vez en 1898 por Adolph Frank y Nikodem Caro (Proceso Frank-Caro), partiendo del carbonato de calcio, y de nitrógeno del aire en un método tan eficiente que es el mismo que se emplea en la actualidad, con mínimas aportaciones posteriores.

Pero hay que decir que lo que buscaban los investigadores era una forma alternativa y eficiente de cianuración del oro, un procedimiento también conocido como el proceso de cianuro o proceso de MacArthur-Forrest, que es una técnica metalúrgica para extraer oro a partir de mineral baja calidad. La técnica convierte el oro (insoluble en agua) en aniones metálicos complejos de aurocianida, solubles en agua, mediante un proceso denominado lixiviación. Es el proceso más comúnmente utilizado para la extracción de oro, pero implica la participación de productos tóxicos, como el cianuro, por lo cual no deja de ser un procedimiento bastante gamberro desde el punto de vista de la protección medioambiental y de la salud pública.

Lo cierto es que Frank y Caro observaron que la hidrólisis de la carbimida daba lugar a amoniaco a través de esta reacción

CaCN2 + 3 H2O → 2 NH3 + CaCO3

Cuentan las crónicas que fue Frank quien se percató de la importancia de esta reacción, que termina dando lugar a nitratos asimilables por las plantas y que convertía a la carbimida en un puente desde el nitrógeno atmosférico a los vegetales, y, por ende, en un interesantísimo fertilizante. Además, esa capacidad de generar nitratos serviría posteriormente para que la carbimida se convirtiera en un producto utilizado como pesticida, fungicida y molusquicida (por cuanto resulta tóxico para los pérfidos caracoles que se dan inapropiados festines con las cosechas; en términos más específicos debería considerársela más bien helicocida).

El éxito del producto fue grande. En 1975 se producían a nivel mundial 200.000 toneladas, casi la mitad de ellas en Alemania, lo que desde luego da para fertilizar mucho y para interdictar aún más, aunque este último uso ha sido casi insignificante en el conjunto de los usos de la molécula. Más tarde la producción decayó, pero en los últimos años se dice que se ha animado debido a que otros fertilizantes y pesticidas van siendo retirados del mercado por su toxicidad.



En algún lugar de Vitoria
Si bien para 1914 ya se había apreciado en trabajadores expuestos a carbimida una intolerancia al alcohol en forma de lo que hoy llamamos reacción alcohol – antabus, su salto a la categoría de interdictor se produjo décadas después gracias al reconocimiento de que detrás de la misma estaba la inhibición de la AldD. Así, cuando el disulfiram se erigió sin saberlo, porque aún no existía el grupo, en el primer interdictor, abrió el camino para que otros productos con efectos análogos, como la carbimida, considerados hasta entonces tóxicos, pasasen a ser medicamentos aprovechando este efecto colateral. Una vez más se demostró que los griegos estaban en lo cierto cuando para denominar a los remedios químicos acuñaron el dual término pharmakon, a un mismo tiempo medicamento y veneno.

Colme® y Criminología
Pero si la carbimida ha conseguido hacerse un hueco en la cultura no es exactamente porque se le reconozca un papel relevante en el tratamiento del alcoholismo a través de su capacidad interdictora, sino por su salto a las páginas de sucesos. El primer caso más grave y sonado fue el de una mujer que envenenó a su marido y a sus hijos en Melilla, hace ya 15 años y que una vez descubierta fue condenada a 84 de cárcel. Valiéndose de que si bien la carbimida industrial es terrosa y de aspecto sucio el Colme® es incoloro e insípido, administró dosis altas y prolongadas del medicamento a su familia con el propósito de desembarazarse de ella. Los fallecimientos, más que por una reacción alcohol – antabus, poco probable en sus hijos, menores de edad, se debieron a la alta hepatotoxicidad del producto a esas dosis elevadas y continuadas. Hay que hacer notar que dos medicamentos importantes en el tratamiento del alcoholismo, los dos interdictores típicos –disulfiram y carbimida- son hepatotóxicos, por lo que resulta incómodo pensar que se han administrado durante años para tratar una enfermedad que a su vez afecta seriamente a su hígado. Claro que también podemos acordarnos de que hace ya años se retiró del mercado por hepatotoxicidad (además de toxicidad cutánea) el tetrabamato, un medicamento muy empleado en diversos momentos de la adicción al alcohol y cuyo nombre original, transferido también a nuestro mercado –Sevrium- remitía a la discontinuación del consumo (a modo de destete o sevrage).
Ferbamato

Previamente al caso anterior, a principios de los noventa, una asistenta domiciliaria envenenó con carbimida a la dueña de la casa en la que trabajaba y a una compañera que la ayudaba en las labores domésticas, pero en este caso las mujeres no fallecieron. A la altura en la que la envenenadora melillense iba eliminado a su familia, en 2003, una pareja intentó matar a cuatro parientes en Cáceres. Administraron
Colme® a la madre, el padre, un hermano y un tío de uno de ellos incluso cuando estaban ingresados en el hospital por las afecciones que les producía. Los servicios médicos pudieron percatarse de lo que sucedía y las víctimas se recuperaron, mientras que la pareja fue condenada.



Existe un caso criminológico que tiene relación con la acción interdictora de la carbimida. En 2013, el pinche de una sidrería de Gijón fue detenido y procesado por el envenenamiento de 14 compañeros de trabajo echándoles subrepticiamente el fármaco en la comida o la bebida que ingerían y, consecuentemente, generándoles una inhibición de la AldD con aparatosas consecuencias clínicas. En el juicio, en el que se le condenó, en 2015, a 48 años de cárcel, el envenenador llegó a afirmar que no había hecho nada y que el problema es que sus compañeros llegaban bebidos al trabajo.

Después del Colme®

Una vez termine el proceso de discontinuación habrá que preguntarse por los posibles recambios para el Colme®. El más obvio es el disulfiram, del que han existido en el pasado soluciones de acción prolongada peculiares (implantes subcutáneos) y del que actualmente se preparan depots en algunas farmacias. Tal vez la desaparición del Colme® conlleve el abandono del tratamiento con interdictores, menos populares ahora que en otros tiempos, en los que se empleaban con cierta ligereza y sin el consentimiento expreso y escrito que requieren ahora. Pero también es posible que se produzca un “redescubrimiento” del disulfiram y sus virtudes en el tratamiento del alcoholismo. Si así fuera, habría que recordar que además de la AldD, este producto inhibe también la dopamina-beta-hidroxilasa, con lo que se bloquea el paso de dopamina a noradrenalina. Si además los pacientes toman fármacos con acción antagonista y/o anti-recaptación dopamina podrían aparecer síntomas psicóticos. Por este motivo habrá que administrarlo con precaución en personas que tomen bupropion, anfetaminicos, metilfenidato, dopaminomiméticos (incluido aripiprazol) o que consuman cocaína. También habrá que recordar que en administración concomitante el disulfiram puede incrementar la concentración plasmática y toxicidad de las hidantoínas o generar reacciones tóxicas con isoniazida. Igualmente, puede aumentar la vida media de las benzodiacepinas que se metabolizan por oxidación.


Corolario a modo de moralina

La historia del Colme® refleja que hemos empleado durante años un fármaco con varias características comunes a muchos otros que están en el mercado.
La primera es que se sintetizó buscando algo para lo que luego no se utilizó.
La segunda, que su efecto en terapéutica se descubrió de forma accidental.
La tercera, que no deja de ser un dual pharmakon que, además, ha sido efectivamente empleado como veneno.
La cuarta, que su toxicidad hepática ha podido pasar desapercibida por prescribirse a personas que padecen ese problema por otro mecanismo.
La quinta, que detrás de los medicamentos, de los conceptos que sostienen su uso, de los nombres que utilizamos para designarlos, hay fenómenos complejos, no lineales, que demuestran que las categorías en Psicofarmacología son artificiales, ad hoc, de modo que lo mismo es interdictor un fertilizante que un antihelmíntico o un antibiótico.
Y la sexta, que la historia de su origen y desarrollo, como con otros fármacos, demuestra que el oropel del aparente conocimiento científico disimula a veces la ignorancia.

Fuentes

Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios. Comunicación sobre riesgos de medicamentos, Ref: 2002/04. Nota informativa. Tetrabamato (Sevrium®): próxima retirada del mercado. Disponible en farmacias hasta el 31 de julio de 2002, sólo para finalizar tratamientos en curso [Texto completo]
Armero AJ. ¿Quién envenenó a los Sánchez Mateos? Hoy, 17 de junio de 2009 [Texto completo]
Ceberio Belaza M. Unas gotas de veneno en cada sopa. El País, 29 de agosto de 2010 [Texto Completo].
FAES Farma. Come®. Plan de Discontinuación (Anexo 1). Nota informativa a médicos. Marzo 2018.
Izquierdo J, Gaynés E, Sanz P. NTP 277: Efecto antabús debido a la inhalación e substancias de origen industrial. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, sin fecha [Texto completo].
Kragh H. From disulfiram to Antabuse: The invention of a drug. Bull Hist Chem 2008; 33: 82-88 [Texto completo]
Liddon SC, Satran R. Disulfiram (Antabuse) psychosis. Am J Psychiatry 1967; 123: 1284-9.
Sáenz Gamarra L. El caso de la envenenadora y su juicio. Mala Vida, sin fecha [Texto completo]
Suárez O. Detenido un ayudante de cocina de Gijón acusado de envenenar la comida. El Comercio, 13 de febrero de 2013 [Texto completo]
Tamai H, Yokoyama A, Okuyama K, Takahashi H, Maruyama K, Suzuki Y, et al. Comparison of cyanamide and disulfiram in effects on liver function. Alcohol Clin Exp Res 2000;24 (4 Suppl):97S-99S [Abstract]
Vázquez JJ, Díaz de Otazu R, Guillen FJ, Zozaya J, Pardo FJ. Hepatitis induced by drugs used as alcohol aversion therapy. Diagn Histopathol 1983; 6: 29-37 [Abstract]

Juan Medrano
Bilbao

Webs de interés.- 

STAT

STAT es producido por Boston Globe Media, (tiene la sede en Boston, y oficinas en Washington, Nueva York, San Francisco, Los Ángeles y Cleveland). Fue iniciado por John Henry, el dueño de Boston Globe Media y el dueño principal de los Boston Red Sox. Rick Berke es editor ejecutivo.

STAT ha creado una web con noticias y artículos bien elaborados sobre asuntos relacionados con biotecnología, salud y políticas de salud, y lanza boletines diarios: "Morning Rounds" y nuestra explosión nacional de biotecnología, "The Readout".

Como muestra creo interesante su posición realista frente al coronavirus


También lanza Webinars bien construidos, como por ejemplo este relativo al uso de Inteligencia Artificial en Medicina:


Webinar: From computer to clinic: The challenges of implementing artificial intelligence in practice

FEBRUARY 13, 2020

Una cosa es entrenar un algoritmo para producir titulares de prensa, y otra para mejorar la atención de los pacientes en la práctica clínica. La reportera de STAT, Casey Ross, explora los desafíos que los sistemas de salud deben abordar para cerrar esa brecha crucial en el campo de la inteligencia artificial, donde la ciencia de la validación de algoritmos está en sus inicios.
Para que estos algoritmos funcionen se tiene que tener en cuenta los impactos en los costos, las rutinas clínicas ya establecidas y las innumerables variables de confusión derivadas de la complejidad de las enfermedades y de los propios pacientes.
En última instancia, requiere responder definitivamente a la pregunta central que la mayoría de las personas en medicina todavía se están preguntando: ¿La IA realmente ayudará a las personas una vez que estén actuando en un mundo mucho más complicado que los conjuntos de datos cuidadosamente seleccionados en los que se entrenó? ¿Quién se responsabilizará de los errores que sin duda se producirán?

Pablo Oliveras
Murcia

Vídeo recomendado.-

INADAPTADOS
Si crees ser una persona a la que le cuesta adaptarse a situaciones habituales, eventos sociales, etc….  seguro te interesa esta charla. Cómo una gran inadaptada logra contar su historia y convertirse en escritora….

La Redacción