BLOG LÍDER EN HUMANIDADES MEDICAS Y FILOSOFIA DE LA MEDICINA.- FUNDACION LETAMENDI- FORNS Comité Editorial: Francesc Borrell. Juan Carlos Hernández Clemente. Director del blog: F. Borrell Carrió; Secretario de Redacción: Juan Medrano Albeniz.

BOLETÍN IATROS ISSN 2014-1556

Este Boletín tiene por objetivo difundir y compartir comentarios de libros y artículos en Humanidades Médicas y Filosofía de la Medicina y difundir las actividades de la Fundación Letamendi Forns y Fundación Iatrós.

BOLETIN IATROS, SEPTIEMBRE 2018 .

CIRCULO DE CIBERLECTURA

INDICE.-
Noticias.-  IV Jornada Moises Broggi, Folia Humanísitica 9
Comentario de libros.-  Ética y antropología;  Against Empathy
Webs de interés.-  Medium, Historia de la Medicina.
Artículo comentado.- Los riesgos del alcohol.

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Noticias.- 

Pla-Narbona
1-     Podéis consultar el programa de las próximas IV Jornadas Moisés Broggi, 18 de Octubre, y también apuntaros (inscripción gratuita aqui). Están dedicadas a “Pensamiento crítico”, qué es y como enseñarlo”.
2-     Ya està a vuestra disposición Folia Humanística nº 9.

En este número Lydia Feito se interroga sobre las posibilidades de que los humanos aprovechemos los avances científicos actuales  para mejorar aspectos somáticos y psicológicos de nuestra especie. Ver artículo.

¿Qué nos aporta el silencio?.... ¿resulta necesario para nuestra calidad de vida?, ¿qué relación tiene con la meditación, o la percepción del tiempo? Estas y otras cuestiones las aborda Salvador Casado en su artículo: El silencio en el ruido: oportunidades para la meditación en la vida cotidiana.

Uno de los pintores vivos mas importantes de nuestro panorama artístico es Plà-Narbona. La doctora María León, conocedora profunda de su vida y obra, nos introduce al mundo onírico de Plà-Narbona a través de una de sus obra icónicas: Homenaje a Freud (1972)

Finalmente Beatriz Ogando, una médica de familia con una amplia trayectoria profesional en el campo de la bioética, nos ofrece el relato “no es un jueves cualquiera         ”.

Comentario de libros.-

García-Alonso M. Ética y antropologia Editorial: UNED, Madrid 2016.

La autora pretende, en un formato académico y muy didáctico, abordar los principales conflictos éticos con los que se encuentran los antropólogos, sobre todo, en sus trabajos de campo. A la vez, amplía el campo de la ética a lo que podríamos llamar una nueva ética aplicada a las disciplinas y profesiones que tratan y trabajan con seres humanos.
Comienza describiendo cómo los antropólogos, desde hace varios siglos, han estudiado los diferentes valores, éticos, religiosos, médicos y estéticos, presentes en las diferentes culturas a lo largo y ancho del mundo y de qué modo esta exposición a la diversidad, les ha situado frente a conflictos de valores y les ha obligado a tomar partido, a la vez que se hacía consciente la dificultad en la elección entre alternativa morales.
Esta situación hace a la autora preguntarse por si realmente la ciencia tiene o no tiene implicaciones morales, si es posible una ciencia social neutra.
La autora, citando y apoyándose en diferentes autores, entre ellos Nancy Scheperd-Hughes, concluye que nada justifica en antropología dicha neutralidad. Multitud de estudios de campo le hicieron entender que no había demasiada virtud en la falsa neutralidad con que los antropólogos actúan ante dramas de la vida diaria de gente con la que trabajan. Se pregunta la autora: ¿Qué hace que la antropología se pretenda exenta de la responsabilidad ética y política que les otorga el ser testigo de tantas y tantas historias ajenas?
Este giro hacia la acción, es lo que hace que la antropología entre en contacto con los problemas éticos. La profesora y antropóloga Nancy Scheperd-Hughes defiende el primado de la ética en antropología, más aún, si el trabajo antropológico ha de ser un proyecto ético, tiene que convertirse en un proyecto de transformación política.  Ahora bien, como señala la misma autora, señalar la primacía de la ética es reconocer que hay algún tipo de primeros principios que sirve de marco comparativo entre valores, los cuales suponen un común denominador por debajo de la multiplicidad cultural. Implica, por tanto, aceptar un cierto marco universal precultural.
Para este proyecto universalista estudia lo que llama el fundamento naturalista de la moral pero también nos presenta el estudio de una moral como construcción social o como constructivismo social. El naturalismo moral contemporáneo defiende que la fundamentación ética ha de sustentarse en los datos que ofrecen las ciencias. Para Patricia Churchland es en nuestro cerebro donde debemos buscar las fuentes de la moral común. Según esta tradición filosófica, naturalista, nuestros principios sobre el bien o la justicia se asientan en rasgos que nuestra especie desarrolló evolutivamente.  Por ejemplo, un catálogo de sentimientos morales básicos que dieron lugar a diferentes normas morales según el contexto. Para el equipo de Damasio la integridad del cerebro es fundamental para el buen desarrollo de la emoción, que es la base o sustento para la adquisición de normas morales para un adecuado comportamiento social.
Una postura diametralmente opuesta es la presentada por los constructivistas morales. Por ejemplo, Michelle Z. Rosaldo o Clifford Geertz, exponen que las  emociones no son más privadas, individuales o presociales que las creencias. Afirman que el sentido de lo que conocemos, como emociones y creencias, ha de buscarse en la interpretación social, en los patrones culturales que les dan forma. Para analizar las emociones debemos poner entre paréntesis la psique o la biología humana y analizarlas de modo simbólico. Un término medio entre ambas posturas (aunque sigue definiéndose naturalista) es la ofrecida por Robin Bradley, el cual propone que la capacidad psicológica para identificar obligaciones y derechos es innata y universal, del mismo modo que lo es el lenguaje: así como se nace con la capacidad de adquirir lenguaje, y que el tipo de lengua que se desarrolla depende del contexto en que uno se educa, así también se nace con la capacidad de reconocer derechos y obligaciones, eso sí, cuáles sean concretamente sigue dependiendo del marco histórico y cultural  en que uno crezca.
Nuestra autora nos dice que sea como fuere, la discusión no tiene una solución clara y evidente, aunque parece ingenuo pensar que se puede hablar de valores morales sin contar con la influencia que la historia y el marco cultural tienen en ellos, también le parece una postura poco defendible pensar que en nuestros valores morales, no haya influencia alguna de nuestra biología aunque sea a un nivel muy básico como demuestran las actuales ciencias: biología, psicología, neurociencia y etología.
Y como parece imposible ponerse de acuerdo sobre el punto de partida,  Marta  García-Alonso, propone  la universalización de los valores comunes como punto de llegada. La defensa de la universalidad de los Derechos Humanos como punto de llegada supone una reivindicación de un proyecto ético-político, en el cual lo importante no es el punto de partida, una universalidad formal que supone que todos nacemos libres e iguales, sino el de llegada, el cual está en constante expansión, no algo dado de antemano y que permite ir incorporando diferentes derechos al proyecto universal: los conocidos derechos de primera (libertad), segunda (igualdad), tercera (solidaridad) y hasta cuarta generación (seguridad), habrían sido, según la autora, un modo de expansión de los derechos humanos como punto de llegada y de manera universal. Citando a Peces-Barba: “…la universalidad como punto de llegada distingue claramente entre el ser y el deber ser. En el ser, en la realidad de muchas relaciones sociales, la desigualdad impide que se pueda hablar de universalidad. […] Lo que se genera de la comparación entre esa moralidad básica y esa realidad de desigualdad de determinados colectivos, es la toma de conciencia de acciones positivas para superar esa situación y restablecer el equilibrio, entre aquellos que pueden, por sí mismos, resolver sus problemas de educación, de seguridad social, de vivienda, etc., y que no se encuentran en condiciones sociales de inferioridad (mujeres, niños, minusválidos, consumidores, etc.), con los que son incapaces por sí mismos de satisfacer una serie de necesidades básicas o de actuar en las relaciones sociales en condiciones de igualdad”. Y  este modo de entender la universalidad de los derechos como punto de llegada, para la filósofa Amelia Valcárcel, solo puede darse bajo el único marco de la ética humanista, una ética que  se inserta en sistemas democráticos, una ética, en definitiva,  de contenidos y no meramente formal.
Continúa la autora contraponiendo al filósofo canadiense Charles Taylor, el cual defiende una política del reconocimiento dentro del comunitarismo, frente al cosmopolitismo de Anthony Appiah. Para Taylor la identidad personal no se construye  exclusivamente de modo individual puesto que, del mismo modo que no adquirimos la lengua que hablamos más que en diálogo con otros, tampoco nuestros valores, preferencias, gustos o creencias se adquieren por uno mismo sino de forma social. Para Taylor  la construcción de la identidad personal sigue siendo dialógica. Por esa razón, el reconocimiento del otro como igual (equal recognition) es la base desde la cual se deben construir las democracias. Sin embargo, Appiah la política del reconocimiento lo ve del siguiente modo: es cierto, como dice Taylor, que elaboramos nuestra identidad mediante opciones que se presentan  en nuestra cultura y sociedad, pero no dejan de ser opciones que ya vienen determinadas de antemano, por lo que no se crean de modo dialógico o consensuado, como se afirma. Y lo más delicado, éticamente hablando: la propuesta de que las culturas o tradiciones deben  sobrevivir a través de futuras generaciones para dar sentido a la vida de los individuos, es una exigencia que si la tomáramos en su literalidad, no respetaría la autonomía y libertad de las futuras generaciones.
La autora sigue estudiando temas de máxima actualidad: libertad religiosa vs igualdad de género o laicidad e igualdad de género o el complejo tema de la venta de órganos para trasplantes, para terminar con un repaso a los conocidos principios de la bioética: beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia desde el punto de vista de la antropología  y cómo quedan reflejados dentro de las declaraciones y códigos deontológicos que rigen el trabajo de esta especialidad.
Juan Carlos Hernández-Clemente
Madrid, 2018.

Bloom P. Against Empathy. The case for rational compassion. Vintage. London 2018.-

Resulta fácil resumir este libro porque pivota sobre una sola idea: la empatía –entendida como un movimiento emocional por el cual nos hacemos partícipes del dolor de otra persona- es un tipo de sentimiento tóxico que a nada bueno conduce. Nos hace menos justos y nos desgasta a nivel emocional. En cambio la compasión, entendida como una manera de ayudar que no supone activación emocional, sino fundamentalmente conductual,  es mas útil y sobre todo evita el “burnout” en las profesiones sanitarias y de cuidados personales.
Bloom es psicólogo y como tal tiene muy presente que los seres humanos tenemos una predisposición hacia las narraciones particulares. Cita a Adam Smith para recordarnos que la simpatía o empatía que podemos tener por un infante desnutrido puede ser superior al que sintamos por una noticia leída en el periódico que nos revela la muerte por inanición de un centenar de niños. De la misma manera podemos priorizar la visita de una niña que espera ser operada –en detrimento de otros niños que también están en la lista de espera- solo por el hecho de que conocemos a aquella niña en concreto y hemos empatizado con su dolor.
Por el contrario la compasión es un acto de ayuda que puede  realizarse con poco o nula activación emocional. Un acto compasivo mantiene la cabeza serena y –por consiguiente- el médico o enfermera compasivos usan todo su arsenal de habilidades de la mejor manera posible. Es un mito que debamos llorar con el paciente para ayudarlo mas, y en cambio esta movilización emocional no resulta sostenible.
Ahora bien, para que se inicie un acto compasivo…. ¿no hemos tenido que promoverlo, en algún momento, desde un reflejo empático? ¿No habrá sido precisamente este momento emocional el que prende la mecha de la compasión?  En tal caso la empatía continuaría teniendo un buen lugar en la valoración moral.
Nuestro autor cita a este respecto a O´Connor: “We can´t feel compassion without first feeling emotional empathy. Indeed compassion is the extension of emotional empathyby means of cognitive processes” (pág 141). Pero el argumento no le convence:
“Not only compassion and kidness exist independently of empathy, they are sometimes opposed. Sometimes we are better people if we suppress our empathic feelings”. (pag142).
Bien, este es el núcleo del libro, que se extiende, como es lógico, por otros vericuetos y anécdotas. Pero a los efectos de nuestro resumen crítico… ¿qué podemos decir al respecto?
Personalmente no creo posible un acto compasivo sin una base emocional empática. En el medio sanitario estamos hartos de ver a profesionales nada empáticos que a lo sumo son capaces de realizar actos compasivos “mecánicos”, pero carentes de este valor particular que tiene un acto genuinamente compasivo.
Por otro lado…  ¿qué diferencia empatía de compasión? Para Bloom hablar de compasión es sobre todo hablar de conducta compasiva, conducta tendente a aliviar el sufrimiento del otro. Para Bloom la empatía es básicamente emocional, un compartir el sufrimiento a este nivel emocional, (llorar con el que llora). Este enfoque resulta un tanto particular de este autor.
Existe un acuerdo generalizado en que hay dos tipos de empatía: la cognitiva y la emocional. La cognitiva nos permite adivinar lo que la otra persona desea o quiere, en tanto que la emocional es sentirse afectado por la emoción o el sufrimiento del otro. La empatía cognitiva nos permite crear una teoría del otro, y de esta manera interaccionar con lo que los demás desean o quieren de nosotros.
Ahora bien, cuando rio con el que ríe, o lloro con el que llora, tengo una reacción de simpatía, sin barrera alguna. Reservamos el término empatía para una calidad emocional algo mas distante, un sentir con el otro pero atemperado por lo que llamamos “distancia terapéutica”. Resulta extraño que Bloom desconozca la importante literatura desarrollada alrededor de este término, “distancia terapéutica”, introducida desde la antropología y la enfermería, e incluso antes por el psicoanálisis.
Ahora bien, resulta pertinente advertir que no todo es bueno en la empatía. En un artículo que publiqué en 2011 ya advertía que hay situaciones clínicas en que la empatía, -tal como la entendemos en Ciencias de la Salud- puede debilitar las defensas psicológicas del paciente, e incluso puede infantilizarlo (1). Los comentarios que añade Bloom sobre las desventajas y peligros de la empatía serían del todo aplicables a lo que en España entendemos por simpatía, pero parecen exageradas cuando ejercemos la empatía cognitiva, esta empatía tamizada por distancia terapéutica.

F. Borrell
Sant Pere de Ribes

Notas.-
1.-Borrell F.- Empatía, un valor troncal en la práctica clínica  Med Clin 2011;136:390-7 - DOI: 10.1016/j.medcli.2009.06.032



Webs de interés.- 

Medium.-

Medium es un portal web donde una comunidad abierta de escritores y/o comunicadores comparten artículos de reflexión sobre todas las materias que se nos puedan ocurrir. El sistema sigue el paradigma de comunidad virtual: el escritor (o autor) se da de alta, publica su artículo y los revisores, en función del interés que creen va a despertar el artículo, lo difunden a los miembros que se han dado de alta.  Por consiguiente podemos tener dos roles: podemos ser escritores o podemos ser lectores.
Atención pues a esta nueva manera de comunicar, y atención a los artículos pues encontramos algunos ciertamente interesantes. Cuando encontramos un autor serio y que habla de temas que nos importen, podemos seguirlo, y recibiremos una notificación cada vez que publique un artículo.
Welcome to Medium! Medium is a publishing platform where people can read important, insightful stories on the topics that matter most to them and share ideas with the world.  As a reader on Medium, you can read stories from thousands of authors, and interact with them through clapping on their articles, leaving meaningful responses, and highlighting your favorite passages.
Library of Medicine, National Institute of Health
Queremos llamaros la atención sobre este portal  que aloja una importante colección de manuscritos relativos a Historia de la Medicina. Dentro de las múltiples opciones que encontraréis, nos hemos fijado en una: libros y manuscritos raros. He aquí la información (resumida), de esta sección de “libros raros”:

Collection Description

The NLM historical collection of more than 600,000 printed works includes pre-1914 books and serials, thousands of pamphlets and dissertations, and pre-1871 journals. Material in the collection covers every area of the history of medicine and the health sciences in the United States and Europe, and substantial collections of Latin American and Asian publications. The journal collection includes bound and unbound medical journals dating from the 17th century through 1870. Additionally NLM holds over 300 Persian, Arabic, and Turkish manuscripts, dating from 1094 and a collection of Western manuscripts from the 13th to the 17th century.
Pero no olvidemos otras importantes secciones, como libros clásicos que pueden leerse página a página (turning pages dentro de digital works) y sobre todo las  online exhibitions.
Web de la Sociedad Española de historia de la medicina
Este portal ofrece variados links, en especial con las revistas especializadas en Historia de la Medicina.
Web Blog de Historia de la medicina
Este portal lo dirige la Universitat de València. A destacar el material biográfico y los enlaces a otros portales internacionales
Pablo Oliveres
Murcia

Artículo comentado.- 

David Spiegelhalter  The risks of alcohol (again)


Un artículo reciente publicado por The Lancet llega a la conclusión de que incluso pequeñas cantidades de alcohol son perjudiciales “desde la primera gota”.
Para llegar a esta conclusión construyeron un modelo estadístico a partir de una amplia gama de fuentes de datos, incluyendo una gran variedad de países. En resumen afirman que  aunque el consumo moderado de alcohol puede ser preventivo para algunas enfermedades, (pensemos en la cardiopatía isquémica y la diabetes), nos hace mas vulnerables a accidentes y otras enfermedades como el cáncer. La figura que acompaña sintetiza como a partir de una sola unidad de bebida, el riesgo relativo de padecer alguna entidad mórbida o accidente ya aumenta en relación a la población abstemia.

Ahora bien, el artículo pone el énfasis en el riesgo relativo, cuando en realidad lo que nos interesa es el riesgo absoluto, es decir, el riesgo que de veras asumimos como personas cuando ingerimos un gramo de alcohol. El autor concluye a partir de los mismos datos que aportan los autores:

Consideremos una bebida al día (10 g, 1.25 unidades en el Reino Unido) en comparación con ninguna. En estas condiciones calcularon 4 extra- eventos (918 versus 914 en abstemios) más en 100,000 personas experimentarían una condición (grave) relacionada con el alcohol.

Eso significa que, para experimentar un problema adicional, 25,000 personas necesitan beber 10g de alcohol por día durante un año, eso es 3,650g por año cada uno. Esta cantidad de alcohol equivale a unas 16 botellas de ginebra. Es decir, para tener un nuevo caso de “evento grave”, se precisaría beber 16 botellas de ginebra al año por persona.

Pablo Oliveres
Murcia