BOLETIN IATROS,
SEPTIEMBRE 2018 .
CIRCULO DE CIBERLECTURA
INDICE.-
Noticias.- IV Jornada Moises Broggi, Folia Humanísitica
9
Comentario de libros.- Ética y antropología; Against
Empathy
Webs de interés.- Medium, Historia
de la Medicina.
Artículo comentado.- Los riesgos del alcohol.
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Noticias.-
Pla-Narbona |
2-
Ya està a vuestra disposición Folia Humanística nº 9.
En este número Lydia Feito se interroga sobre las posibilidades de que los
humanos aprovechemos los avances científicos actuales para mejorar aspectos somáticos y psicológicos
de nuestra especie. Ver artículo.
¿Qué nos aporta el silencio?.... ¿resulta necesario para nuestra calidad de
vida?, ¿qué relación tiene con la meditación, o la percepción del tiempo? Estas
y otras cuestiones las aborda Salvador Casado en su artículo: El silencio en el
ruido: oportunidades para la meditación en la vida cotidiana.
Uno de los pintores vivos mas importantes de nuestro panorama artístico es
Plà-Narbona. La doctora María León, conocedora profunda de su vida y obra, nos
introduce al mundo onírico de Plà-Narbona a través de una de sus obra icónicas:
Homenaje a Freud
(1972)
Finalmente Beatriz Ogando, una médica de familia con una amplia trayectoria
profesional en el campo de la bioética, nos ofrece el relato “no es un jueves
cualquiera ”.
Comentario de libros.-
García-Alonso M. Ética y antropologia Editorial: UNED, Madrid 2016.
La autora pretende, en un formato académico y muy
didáctico, abordar los principales conflictos éticos con los que se encuentran
los antropólogos, sobre todo, en sus trabajos de campo. A la vez, amplía el
campo de la ética a lo que podríamos llamar una nueva ética aplicada a las
disciplinas y profesiones que tratan y trabajan con seres humanos.
Comienza describiendo cómo los antropólogos, desde
hace varios siglos, han estudiado los diferentes valores, éticos, religiosos,
médicos y estéticos, presentes en las diferentes culturas a lo largo y ancho
del mundo y de qué modo esta exposición a la diversidad, les ha situado frente
a conflictos de valores y les ha obligado a tomar partido, a la vez que se
hacía consciente la dificultad en la elección entre alternativa morales.
Esta situación hace a la autora preguntarse por si
realmente la ciencia tiene o no tiene implicaciones morales, si es posible una
ciencia social neutra.
La autora, citando y apoyándose en diferentes
autores, entre ellos Nancy Scheperd-Hughes, concluye que nada justifica en
antropología dicha neutralidad. Multitud de estudios de campo le hicieron entender
que no había demasiada virtud en la falsa neutralidad con que los antropólogos
actúan ante dramas de la vida diaria de gente con la que trabajan. Se pregunta
la autora: ¿Qué hace que la antropología se pretenda exenta de la
responsabilidad ética y política que les otorga el ser testigo de tantas y
tantas historias ajenas?
Este giro hacia la acción, es lo que hace que la
antropología entre en contacto con los problemas éticos. La profesora y
antropóloga Nancy Scheperd-Hughes defiende el primado de la ética en
antropología, más aún, si el trabajo antropológico ha de ser un proyecto ético,
tiene que convertirse en un proyecto de transformación política. Ahora bien, como señala la misma autora,
señalar la primacía de la ética es reconocer que hay algún tipo de primeros
principios que sirve de marco comparativo entre valores, los cuales suponen un
común denominador por debajo de la multiplicidad cultural. Implica, por tanto,
aceptar un cierto marco universal precultural.
Para este proyecto universalista estudia lo que
llama el fundamento naturalista de la moral pero también nos presenta el
estudio de una moral como construcción social o como constructivismo social. El
naturalismo moral contemporáneo defiende que la fundamentación ética ha de
sustentarse en los datos que ofrecen las ciencias. Para Patricia Churchland es
en nuestro cerebro donde debemos buscar las fuentes de la moral común. Según
esta tradición filosófica, naturalista, nuestros principios sobre el bien o la
justicia se asientan en rasgos que nuestra especie desarrolló
evolutivamente. Por ejemplo, un catálogo
de sentimientos morales básicos que dieron lugar a diferentes normas morales
según el contexto. Para el equipo de Damasio la integridad del cerebro es
fundamental para el buen desarrollo de la emoción, que es la base o sustento
para la adquisición de normas morales para un adecuado comportamiento social.
Una postura diametralmente opuesta es la presentada
por los constructivistas morales. Por ejemplo, Michelle Z. Rosaldo o Clifford
Geertz, exponen que las emociones no son
más privadas, individuales o presociales que las creencias. Afirman que el
sentido de lo que conocemos, como emociones y creencias, ha de buscarse en la
interpretación social, en los patrones culturales que les dan forma. Para
analizar las emociones debemos poner entre paréntesis la psique o la biología
humana y analizarlas de modo simbólico. Un término medio entre ambas posturas
(aunque sigue definiéndose naturalista) es la ofrecida por Robin Bradley, el
cual propone que la capacidad psicológica para identificar obligaciones y
derechos es innata y universal, del mismo modo que lo es el lenguaje: así como
se nace con la capacidad de adquirir lenguaje, y que el tipo de lengua que se
desarrolla depende del contexto en que uno se educa, así también se nace con la
capacidad de reconocer derechos y obligaciones, eso sí, cuáles sean
concretamente sigue dependiendo del marco histórico y cultural en que uno crezca.
Nuestra autora nos dice que sea como fuere, la
discusión no tiene una solución clara y evidente, aunque parece ingenuo pensar
que se puede hablar de valores morales sin contar con la influencia que la
historia y el marco cultural tienen en ellos, también le parece una postura
poco defendible pensar que en nuestros valores morales, no haya influencia
alguna de nuestra biología aunque sea a un nivel muy básico como demuestran las
actuales ciencias: biología, psicología, neurociencia y etología.
Y como parece imposible ponerse de acuerdo sobre el
punto de partida, Marta García-Alonso, propone la universalización de los valores comunes
como punto de llegada. La defensa de la universalidad de los Derechos Humanos
como punto de llegada supone una reivindicación de un proyecto ético-político,
en el cual lo importante no es el punto de partida, una universalidad formal
que supone que todos nacemos libres e iguales, sino el de llegada, el cual está
en constante expansión, no algo dado de antemano y que permite ir incorporando
diferentes derechos al proyecto universal: los conocidos derechos de primera
(libertad), segunda (igualdad), tercera (solidaridad) y hasta cuarta generación
(seguridad), habrían sido, según la autora, un modo de expansión de los
derechos humanos como punto de llegada y de manera universal. Citando a
Peces-Barba: “…la universalidad como punto de llegada distingue claramente
entre el ser y el deber ser. En el ser, en la realidad de muchas relaciones
sociales, la desigualdad impide que se pueda hablar de universalidad. […] Lo
que se genera de la comparación entre esa moralidad básica y esa realidad de
desigualdad de determinados colectivos, es la toma de conciencia de acciones
positivas para superar esa situación y restablecer el equilibrio, entre
aquellos que pueden, por sí mismos, resolver sus problemas de educación, de
seguridad social, de vivienda, etc., y que no se encuentran en condiciones
sociales de inferioridad (mujeres, niños, minusválidos, consumidores, etc.),
con los que son incapaces por sí mismos de satisfacer una serie de necesidades
básicas o de actuar en las relaciones sociales en condiciones de igualdad”.
Y este modo de entender la universalidad
de los derechos como punto de llegada, para la filósofa Amelia Valcárcel, solo
puede darse bajo el único marco de la ética humanista, una ética que se inserta en sistemas democráticos, una ética,
en definitiva, de contenidos y no meramente
formal.
Continúa la autora contraponiendo al filósofo
canadiense Charles Taylor, el cual defiende una política del reconocimiento
dentro del comunitarismo, frente al cosmopolitismo de Anthony Appiah. Para Taylor
la identidad personal no se construye
exclusivamente de modo individual puesto que, del mismo modo que no
adquirimos la lengua que hablamos más que en diálogo con otros, tampoco
nuestros valores, preferencias, gustos o creencias se adquieren por uno mismo
sino de forma social. Para Taylor la
construcción de la identidad personal sigue siendo dialógica. Por esa razón, el
reconocimiento del otro como igual (equal
recognition) es la base desde la cual se deben construir las democracias.
Sin embargo, Appiah la política del reconocimiento lo ve del siguiente modo: es
cierto, como dice Taylor, que elaboramos nuestra identidad mediante opciones
que se presentan en nuestra cultura y
sociedad, pero no dejan de ser opciones que ya vienen determinadas de antemano,
por lo que no se crean de modo dialógico o consensuado, como se afirma. Y lo
más delicado, éticamente hablando: la propuesta de que las culturas o
tradiciones deben sobrevivir a través de
futuras generaciones para dar sentido a la vida de los individuos, es una
exigencia que si la tomáramos en su literalidad, no respetaría la autonomía y
libertad de las futuras generaciones.
La autora sigue estudiando temas de máxima
actualidad: libertad religiosa vs
igualdad de género o laicidad e igualdad de género o el complejo tema de la
venta de órganos para trasplantes, para terminar con un repaso a los conocidos
principios de la bioética: beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia
desde el punto de vista de la antropología
y cómo quedan reflejados dentro de las declaraciones y códigos deontológicos
que rigen el trabajo de esta especialidad.
Juan Carlos Hernández-Clemente
Madrid, 2018.
Bloom P. Against
Empathy. The case for rational compassion. Vintage. London 2018.-
Resulta fácil resumir este libro porque pivota sobre una sola idea: la
empatía –entendida como un movimiento emocional por el cual nos hacemos
partícipes del dolor de otra persona- es un tipo de sentimiento tóxico que a
nada bueno conduce. Nos hace menos justos y nos desgasta a nivel emocional. En
cambio la compasión, entendida como una manera de ayudar que no supone
activación emocional, sino fundamentalmente conductual, es mas útil y sobre todo evita el “burnout” en
las profesiones sanitarias y de cuidados personales.
Bloom es psicólogo y como tal tiene muy presente que los seres humanos
tenemos una predisposición hacia las narraciones particulares. Cita a Adam
Smith para recordarnos que la simpatía o empatía que podemos tener por un
infante desnutrido puede ser superior al que sintamos por una noticia leída en
el periódico que nos revela la muerte por inanición de un centenar de niños. De
la misma manera podemos priorizar la visita de una niña que espera ser operada –en
detrimento de otros niños que también están en la lista de espera- solo por el
hecho de que conocemos a aquella niña en concreto y hemos empatizado con su
dolor.
Por el contrario la compasión es un acto de ayuda que puede realizarse con poco o nula activación emocional.
Un acto compasivo mantiene la cabeza serena y –por consiguiente- el médico o
enfermera compasivos usan todo su arsenal de habilidades de la mejor manera
posible. Es un mito que debamos llorar con el paciente para ayudarlo mas, y en
cambio esta movilización emocional no resulta sostenible.
Ahora bien, para que se inicie un acto compasivo…. ¿no hemos tenido que
promoverlo, en algún momento, desde un reflejo empático? ¿No habrá sido
precisamente este momento emocional el que prende la mecha de la compasión? En tal caso la empatía continuaría teniendo
un buen lugar en la valoración moral.
Nuestro autor cita a este respecto a O´Connor: “We can´t feel compassion
without first feeling emotional empathy. Indeed compassion is the extension of
emotional empathyby means of cognitive processes” (pág 141). Pero el argumento
no le convence:
“Not only compassion and kidness exist independently of empathy, they
are sometimes opposed. Sometimes we are better people if we suppress our
empathic feelings”. (pag142).
Bien, este es el núcleo del libro, que se extiende, como es lógico, por
otros vericuetos y anécdotas. Pero a los efectos de nuestro resumen crítico…
¿qué podemos decir al respecto?
Personalmente no creo posible un acto compasivo sin una base emocional
empática. En el medio sanitario estamos hartos de ver a profesionales nada
empáticos que a lo sumo son capaces de realizar actos compasivos “mecánicos”,
pero carentes de este valor particular que tiene un acto genuinamente
compasivo.
Por otro lado… ¿qué diferencia
empatía de compasión? Para Bloom hablar de compasión es sobre todo hablar de conducta
compasiva, conducta tendente a aliviar el sufrimiento del otro. Para Bloom la
empatía es básicamente emocional, un compartir el sufrimiento a este nivel
emocional, (llorar con el que llora). Este enfoque resulta un tanto particular
de este autor.
Existe un acuerdo generalizado en que hay dos tipos de empatía: la
cognitiva y la emocional. La cognitiva nos permite adivinar lo que la otra
persona desea o quiere, en tanto que la emocional es sentirse afectado por la
emoción o el sufrimiento del otro. La empatía cognitiva nos permite crear una
teoría del otro, y de esta manera interaccionar con lo que los demás desean o
quieren de nosotros.
Ahora bien, cuando rio con el que ríe, o lloro con el que llora, tengo una
reacción de simpatía, sin barrera alguna. Reservamos el término empatía para
una calidad emocional algo mas distante, un sentir con el otro pero atemperado
por lo que llamamos “distancia terapéutica”. Resulta extraño que Bloom
desconozca la importante literatura desarrollada alrededor de este término, “distancia
terapéutica”, introducida desde la antropología y la enfermería, e incluso
antes por el psicoanálisis.
Ahora bien, resulta pertinente advertir que no todo es bueno en la empatía.
En un artículo que publiqué en 2011 ya advertía que hay situaciones clínicas en
que la empatía, -tal como la entendemos en Ciencias de la Salud- puede
debilitar las defensas psicológicas del paciente, e incluso puede
infantilizarlo (1). Los comentarios que añade Bloom sobre las desventajas y
peligros de la empatía serían del todo aplicables a lo que en España entendemos
por simpatía, pero parecen exageradas cuando ejercemos la empatía cognitiva,
esta empatía tamizada por distancia terapéutica.
F. Borrell
Sant Pere de Ribes
Notas.-
1.-Borrell F.- Empatía, un valor troncal en la práctica clínica Med Clin 2011;136:390-7 - DOI:
10.1016/j.medcli.2009.06.032
Accesible en: https://www.researchgate.net/publication/246618320_Empatia_un_valor_troncal_en_la_practica_clinica
Webs de interés.-
Medium.-
Medium es un portal web donde una comunidad abierta de escritores y/o
comunicadores comparten artículos de reflexión sobre todas las materias que se
nos puedan ocurrir. El sistema sigue el paradigma de comunidad virtual: el
escritor (o autor) se da de alta, publica su artículo y los revisores, en
función del interés que creen va a despertar el artículo, lo difunden a los
miembros que se han dado de alta. Por
consiguiente podemos tener dos roles: podemos ser escritores o podemos ser
lectores.
Atención pues a esta nueva manera de comunicar, y atención a los artículos
pues encontramos algunos ciertamente interesantes. Cuando encontramos un autor
serio y que habla de temas que nos importen, podemos seguirlo, y recibiremos
una notificación cada vez que publique un artículo.
Welcome to Medium! Medium is a publishing platform where people can
read important, insightful stories on the topics that matter most to them and
share ideas with the world. As a
reader on Medium, you can read stories from thousands of authors, and interact
with them through clapping on their articles, leaving meaningful responses, and
highlighting your favorite passages.
Library of Medicine, National
Institute of Health:
Queremos llamaros la atención
sobre este portal que aloja una
importante colección de manuscritos relativos a Historia de la Medicina. Dentro
de las múltiples opciones que encontraréis, nos hemos fijado en una: libros y
manuscritos raros. He aquí la información (resumida), de esta sección de “libros
raros”:
Collection Description
The NLM historical collection of more than 600,000 printed
works includes pre-1914 books and serials, thousands of pamphlets and
dissertations, and pre-1871 journals. Material in the collection covers every
area of the history of medicine and the health sciences in the United States
and Europe, and substantial collections of Latin American and Asian
publications. The journal collection includes bound and unbound medical
journals dating from the 17th century through 1870. Additionally NLM holds over
300 Persian, Arabic, and Turkish manuscripts, dating from 1094 and a collection
of Western manuscripts from the 13th to the 17th century.
Pero no olvidemos otras
importantes secciones, como libros clásicos que pueden leerse página a página (turning
pages dentro de digital works) y sobre todo las online
exhibitions.
Web de la Sociedad Española de
historia de la medicina
Este portal ofrece variados
links, en especial con las revistas especializadas en Historia de la Medicina.
Web Blog de Historia de la
medicina
Este portal lo dirige la Universitat
de València. A destacar el material biográfico y los enlaces a otros portales
internacionales
Pablo Oliveres
Murcia
Artículo
comentado.-
David
Spiegelhalter The risks of alcohol (again)
Un artículo reciente
publicado por The Lancet llega a la conclusión de que incluso pequeñas
cantidades de alcohol son perjudiciales “desde la primera gota”.
Para llegar a esta conclusión construyeron un modelo estadístico a partir
de una amplia gama de fuentes de datos, incluyendo una gran variedad de países.
En resumen afirman que aunque el consumo
moderado de alcohol puede ser preventivo para algunas enfermedades, (pensemos
en la cardiopatía isquémica y la diabetes), nos hace mas vulnerables a
accidentes y otras enfermedades como el cáncer. La figura que acompaña
sintetiza como a partir de una sola unidad de bebida, el riesgo relativo de
padecer alguna entidad mórbida o accidente ya aumenta en relación a la
población abstemia.
Ahora bien, el artículo pone el énfasis en el riesgo relativo, cuando en
realidad lo que nos interesa es el riesgo absoluto, es decir, el riesgo que de
veras asumimos como personas cuando ingerimos un gramo de alcohol. El autor
concluye a partir de los mismos datos que aportan los autores:
Consideremos una bebida al día (10 g, 1.25 unidades en el Reino Unido) en
comparación con ninguna. En estas condiciones calcularon 4 extra- eventos (918
versus 914 en abstemios) más en 100,000 personas experimentarían una condición
(grave) relacionada con el alcohol.
Eso significa que, para experimentar un problema adicional, 25,000 personas
necesitan beber 10g de alcohol por día durante un año, eso es 3,650g por año
cada uno. Esta cantidad de alcohol equivale a unas 16 botellas de ginebra. Es
decir, para tener un nuevo caso de “evento grave”, se precisaría beber 16
botellas de ginebra al año por persona.
Pablo Oliveres
Murcia