BOLETIN IATROS, MARZO
2018.
CIRCULO DE
CIBERLECTURA
INDICE.-
Noticias.- Discriminación por discapacidad; sujeciones
ancianos.
Comentario de libros.- Entusiasmo;
Muerte cerebral y trasplante de órganos. Un problema de ética jurídica.
Webs de interés.- Adisex
Vídeo recomendado- Vulnerabilidad y cuidados terminales.
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Noticias.-
El TC declara contrarias al derecho a la igualdad las
actuaciones de las administraciones que no adoptan las medidas necesarias para
evitar la discriminación por discapacidad
Una nota
informativa del Tribunal da a conocer que su Sala Segunda ha
estimado el recurso de amparo de un ciudadano al que, pese a tener una
minusvalía psíquica reconocida del 65% y una situación de dependencia en grado
1, la Comunidad de Madrid le negó la posibilidad de ingresar en un centro
especializado en atención de personas con discapacidad por su edad. Según se
explica en la nota, al ciudadano, por ser mayor de 60 años, se le adjudicó una
plaza en una residencia de la tercera edad, “sin posibilidad de recibir un
tratamiento específico para su discapacidad”. La sentencia declara
que se ha producido una vulneración del derecho del recurrente a no ser
discriminado por razón de edad y discapacidad (art. 14 CE) y considera que,
para evitar la discriminación, la administración debía haberle proporcionado la
asistencia adecuada a su situación en un centro especializado.
La mayor parte de las sujeciones en residencias se ponen sin consentimiento
Un trabajo de Estévez
– Guerra y colaboradores Gaceta Sanitaria, realizado en los nueve
centros existentes en las Islas Canarias de titularidad y gestión pública,
encontró que en el 82,5% de los casos de personas sometidas a restricciones
físicas no figuraba consentimiento informado. Además, estaba incompleto en el
13,9%. En cuanto a la prescripción, no constaba en el 68,3% y estaba incompleta
en el 12,0%.
Comentario de libros.-
Pablo d´Ors.
Entusiasmo. Galaxia Gutenberg. Barna 2017. 434 páginas.
Sacerdote y escritor, nieto de Eugeni d´Ors y autor de un
bellísimo libro, (Biografía del silencio), nos ofrece en “Entusiasmo” sus
andares como seminarista y misionero. ¿O
quizás no? La presentación de la obra deja en el aire el porcentaje de
auto-biografía o de novela que pudiera tener el libro que comentamos.
El interés de la obra es doble: por un lado atisbar un
mundo muy cerrado del que tenemos testimonios indirectos y quizás no muy
fiables…¿Cómo se formaba un sacerdote en
la España constitucional de los 80? También el interés de comprender a un joven
de buena familia que decide emprender el camino del sacerdocio.
Hay bastantes aspectos que me han sorprendido en este relato.
Venido de un ambiente burgués y acomodado, henchido por experiencias místicas y
piadosos curas, Pablo entra en un seminario claretiano donde tiene como lectura
obligatoria textos de Nietzsche y Freud, y Marx, (el seminario disponía de un
profesor específicamente destinado a explicar el marxismo). Mucha política y
poca teología, nos repetirá varias veces. Sus compañeros serán chicos de los
suburbios madrileños, un punto revolucionarios, e incluso algunos de ellos no
podrán evitar mirarle con hostilidad de clase social.
Hay varias líneas argumentales que hacen interesante el
libro. Por un lado el encuentro con Dios, y, a su vez, el descubrimiento de su
propia sensibilidad y voluntad. Pablo se nos aparece como un adolescente
frágil, sensible, pero también un punto iluminado. Van a ser las experiencias
místicas las que moldearán su vocación religiosa. Aquel tópico de “la llamada
de dios” parece adecuada para nuestro protagonista.
Después viene la contraposición entre razón y emoción,
entre capacidad crítica y experiencia mística. Se da la circunstancia de que
Pablo no es muy diferente a usted o a mi, digamos que Pablo es una persona
“normal”, (algo que por cierto pone de relieve con cierto alivio uno de sus
mentores en el seminario). La pregunta entonces es inevitable…. “¿cómo se te
ocurre meterte a sacerdote?”. Esta es la pregunta que le hacen sus amigos. Y
curiosamente la respuesta que indirectamente nos proporciona el autor es tan
sencilla que parece inverosímil: porque está entusiasmado con la idea de ser
cura. De aquí el título del libro.
Un tercer elemento es la confrontación entre el mundo
ruidoso y el silencio necesario para que nuestro “yo” pueda emerger, (y de paso
instalarse en lo que llama “estado de gracia”). La gracia suele entenderse como
estar libre de pecado, pero para el autor es un estado de felicidad, de estar
en comunión con el mundo. Y aquí aparecen las primeras sombras, el
reconocimiento de que la gracia es un estado espiritual frágil. En ciertos
momentos tendrá dudas de si está jugando a ser infeliz o si verdaderamente
también es infeliz.
Pablo d´Ors |
Y finalmente la voluntad persistente de “hacerse
sacerdote” a pesar de la oposición de su familia, así como los estereotipos sociales
a los que se enfrenta. No menos importante, entre dichos estereotipos, los propios que manejan los
religiosos, es decir, la imagen casposa que algunos (quizás muchos, a su
parecer) sacerdotes tienen de sí mismos
y de su rol social. No ahorra críticas a
la Iglesia y a la manera de preparar a los novicios, así como a determinadas
facetas de la vida religiosa en comunidad.
Para ilustrar estos aspectos he escogido algunos párrafos
que me parecen sugerentes:
Los seminaristas recibían clases de filosofía, teología, psicoanálisis….
Desfilaban por las aulas Nietsche, Schopenhauer, Marx, Freud, incluso a mayor
abundamiento que otros teólogos o
pensadores cristianos. Tras estas clases los seminaristas se juntaban hasta
altas horas de la madrugada para debatir….
“Jugábamos y
criticábamos las ideas ajenas confrontándolas de inmediato con las propias y
olvidándonos, -éramos muy jóvenes- que, al confrontar las ideas, la
consecuencia mas inevitable es que se pierda a la persona. Casi nunca merece la
pena discutirse por ideologías, hoy lo sé. Venzamos o perdamos se genera
malestar. El orgullo del triunfo se desvanece en pocos segundos, y la amargura de la derrota , en cambio, dura
mas, envenenándonos por dentro. Quizás hayamos ganado en razón, pero,
ciertamente, hemos perdido en verdad. Cada vez que en aquellos conciliábulos
nos enredábamos en discusiones por ideas, perdíamos la ocasión de encontrarnos
de verdad con ese misterio que es el otro”. (pag 176)
Pablo d´Ors se muestra agradecido por la dosis de
espíritu crítico que recibió en el seminario, pero apunta un aspecto que a mí
me parece también muy importante…. Antes de debatir sobre ideas hay que dejarse
sorprender por el mundo, repensarlo de nuevo, sin cortapisas, desde el estupor
o la admiración, como dice….
“Tendría que pasar
muchos años, casi una década, para que yo pudiera comprender que hay algo anterior a la capacidad crítica,
que es el asombro. Muchos años para
darme cuenta de que, mas que a la duda, a lo que primordialmente mira la pasión
filosófica es al estupor o a la admiración”. (pag 181)
Para lograr esta mirada desnuda e inocente, esta mirada
que se percata y admira del mundo, hemos de salirnos de nosotros mismos, educar
nuestra atención….
(…) viajamos sin
ver verdaderamente los lugares a los que hemos viajado. Y amamos sin conocer a
las personas que decimos que amamos. Diría mas: vivimos
todo un año sin vivir de él mas que, en
el mejor de los casos, cuatro o cinco días. Y si viajamos sin ver, amamos sin
conocer, y vivimos sin estar vivos, ¿cómo puede sorprender que leer, mas que
entrar en un mundo (….) sea casi siempre un mero y vano descifrar unos cuantos
signos? Para leer bien hay que concentrarse, y para concentrarse y estar atento
(…) hay que olvidarse de uno mismo”. Pa
212
El mejor Pablo d´Ors (en su faceta de escritor), emerge
en estas reflexiones poético- místicas. La Vida Religiosa (así, en mayúsculas),
la vive como un estado de gracia al que solo puede llegarse con una total
entrega a Dios. En este punto le invade la felicidad y la confianza, pero es un
estado que implica renunciar a muchas cosas….
Al mundo no hay
que renunciar porque sea malo, sino porque es bueno; y hay que renunciar a lo
bueno para ir a lo mejor. Lo difícil de cada elección no es lo que se toma,
sino lo que se deja atrás, y si tomas a dios no puedes tomar también el mundo.
No es cuestión de que Él sea un Dios celoso, como se ha dicho; es sólo que Él
necesita su espacio para poder entrar. El mundo o Dios: para todo hombre
religioso, ésta es al final la única gran opción. Pag 218
Pablo d´Ors cree que se ha hecho un estereotipo de lo que
representa ser sacerdote. Para él hay muchas maneras de ser sacerdote, el
sacerdote científico, el sacerdote maestro, etc., etc., pero en todo caso si
hay un requisito importante: vivir para la espiritualidad, no perder la gracia.
Eso requiere una gran fuerza de voluntad, pues hay que dar sentido a cada
decisión que se toma, y no siempre es fácil renunciar a la sexualidad. Una
sexualidad que nota de manera imperiosa….
Durante algún
tiempo (…) estuve preguntándome cómo era posible que un hombre que había
decidido vivir para el espíritu tuviera luego tantos y tan vívidos sueños
eróticos. No tardé demasiado en dar con una respuesta convincente: no son
fuerzas opuestas, como tiende a pensarse, sino la misma y única fuerza. Pág 219
Los veranos Pablo y sus compañeros son destinados a
diferentes obras sociales. En cierta ocasión tuvo que encargarse de un par de
chicos de unos 15 años que tenían parálisis de piernas y brazos. Aprendió a
lavar sus culos, a darles de comer, etc, etc., pero sobre todo aprendió la que llama “la trampa de la
piedad”. De esta trampa salió cuando uno de ellos le solicitó que, ya que no
tenía manos ni posibilidad alguna de estar con una mujer, (a diferencia de él),
le hiciera el favor de masturbarle. Pablo no supo inicialmente reaccionar, pero
tras la sorpresa respondió que no podía complacerle. La relación prosiguió de
manera complicada, pues el muchacho lo maltrataba a nivel verbal:
-Si te quedas
conmigo un par de semanas mas, dejarás de sentirte un héroe y pasarás a
sentirte un esclavo. Lo sé. (…) Déjame antes de que llegues a odiarme. La gente
como yo hace tiempo que deberíamos estar bajo tierra. Pág 229
Esta experiencia le sirvió para detectar lo que llama “la
trampa de la piedad”:
Tardé en
comprender lo que me sucedía: su minusvalía me había puesto en una situación de
neta inferioridad. Con su parálisis él ya tenía una carga mas que suficiente;
yo no tenía que amargarle la vida todavía mas con mis objeciones o réplicas.
Había caído, torpe y tontamente, en la trampa de la piedad. `pag 228
Debo decir en este punto que el libro tiene altibajos.
Pablo d´Ors es en buena parte un místico,
y como tal desatiende detalles de contexto o cronología que deslavazan
la novela, si la consideráramos en el plano de la crónica. El planteo general
de la obra es también muy auto-centrada, por lo que los personajes que circulan
por sus páginas adquieren notoriedad en la medida en que le suscitan emociones,
pero no llegan a emerger con voz propia. Ahí queda un padre zaherido por un
hijo que se mete a cura en contra de su voluntad, ahí un maestro de novicios
tras una máscara de Oscar Wilde, unos novicios que le hacen bullying, un obispo
lleno de sabiduría ,Porfirio, pero del que no llegamos a saber mucho … Y atravesando este mundo intenso e íntimo,
algo solipsista, la llamada de la
sexualidad, como también la llamada de los sentidos, tan difíciles de
compadecer con la vida espiritual:
Buena
espiritualidad es aquella que ni condena ni anula los sentidos, pero ¿existe en
la práctica , en algún lugar del mundo, una espiritualidad así? Esta síntesis
no la pueden dar los libros, sino solo la experiencia; pero aún entonces,
cuando uno cree que al final ha llegado a una vivencia mas tranquila, descubre
–aterrado o irónico, según- la precariedad de esta supuesta síntesis que poco
antes había estimado tan madura. No podemos vivir sin conflicto, pero podemos
vivir el conflicto sin desgarrarnos, eso sí. La perfección es para mi la
elegancia en la imperfección. Y la elegancia es humildad y buen humor, dos
virtudes que suelen andar de la mano” pág 269
El lector no llega a conocer hasta qué punto existe una
cierta cultura clerical en relación a la tolerancia o intolerancia hacia la
masturbación, o las relaciones homosexuales o heterosexuales esporádicas. Me refiero obviamente a estas prácticas
realizadas por los propios religiosos. ¿Pudiera ocurrir que el listón de
tolerancia fluctúe mas por presiones externas que internas? Ahí tenemos el caso
de la pederastia en que claramente ha sido la presión externa la que ha elevado
el listón. Resulta casi una obviedad decir que considerados como un colectivo
de miles de personas, los religiosos sujetos a voto de castidad tienen un
enorme potencial de tensión sexual no resuelta, que puede estallar en cualquier
parte y momento. Algo que tiene que suceder cotidianamente aunque solo sea por
cálculo estadístico.
Pablo d´Ors destapa una pequeña rendija por el que
asomarnos a este y otros aspectos “subculturales” que todo colectivo
forzosamente elabora. Y no ahorra críticas, por ejemplo hacia el voto de
obediencia, o el trabajo físico al que sometían a los novicios. Obligados a
jornadas extenuantes llega a la siguiente conclusión:
Mi generación en
el seminario fue la heredera de los curas del 68 y tuvimos que pagar el precio
de los descubrimientos que ellos habían hecho durante sus años de formación y
ministerio. La generación inmediatamente anterior a la nuestra no trabajó; ellos se limitaron a gritar consignas, a ir a manifestaciones y a
recoger firmas. Los que trabajamos fuimos nosotros , los que nacimos en los
sesenta. A los de los cincuenta les correspondió la estética de la liberación;
a nosotros en cambio, y muy a nuestro pesar, la ética. Ha sido así y ellos lo
saben muy bien, y por eso ninguno de nosotros vive ya con aquellas consignas ni
con aquella engolada ética de la solidaridad y la encarnación”. Pag 293.
También en este capítulo de “subcultura” de seminario, (y
quizás de vida en comunidad), le llama la atención la reacción que genera entre
sus superiores el hecho de que estableciera amistad con otro novicio.
Inmediatamente fue llamado al “orden”, pues una amistad “personal” se percibe
como un peligro para la vida en comunidad:
No es que
sospecharan que fuéramos homosexuales (…) Era algo mas sencillo: los jefes,
simplemente, no soportaban lo personal. Habían sido educados para tolerar solo
lo neutro y objetivo, de modo que lo subjetivo y afectivo, que es lo propio de
la amistad, les resultaba inadmisible. Quien sepa de qué va este pastel lo reconocerá de inmediato; son
patentes las desviaciones que, en nombre de la imitación de Cristo,ha llegado a
provocar la vida consagrada. Pondré un ejemplo de una violación clara del
derecho a la intimidad. En mi propio noviciado (…) era el propio maestro de
novicios quien recibía nuestras cartas,
correspondiéndole a él decidí si nos las daba sin abrir, abiertas o no nos las
daba.” Pag 296.
Ya ordenado sacerdote elige ser misionero en Honduras,
donde visita regiones apartadas de la selva. En cada uno de estos lugares
desearía quedarse para ayudar a las gentes a vivir mejor. Llega a la conclusión
de que:
Fui joven
mientras sentí que cada sitio que conocía era bueno para empezar una vida
nueva. Pag 367
Percibe la violencia que hay detrás de la aparente paz y
cordialidad de los lugareños, y se pregunta cual es su papel, cual su respuesta
a este reto. Los sacramentos, la escucha, visitar a los enfermos, todo eso es
importante, pero ¿hay algo mas? Y también… ¿permanecería enlas misiones o
volvería a España para ocupar una parroquia perfecta de perfectos feligreses?
Gandhi contra otro de sus héroes, Herman Hess. ¿Quién de los dos ganaría?
El dolor solo
había empezado a atisbarlo. El festín del dolor
me esperaba, y bajo las formas mas variadas (…) Pero curiosamente la visión del dolor -otra cosa hubiera sido, seguramente, su
padecimiento directo- no me embruteció,
como es lo mas habitual entre sus víctimas; tampoco despertó en mi, como ha
sucedido y sucede en otros misioneros,
el sentido de la indignación y la protesta ante la injusticia social. No, el
dolor, como he dicho, me pareció bello. Descubrí que el dolor, visto con amor,
¡es poético!.Que el sufrimiento puede ser hermoso, pues descubre en el ser
humano una dignidad que de otro modo no podría ser descubierta. Mas aun: que solo el dolor contiene la
belleza necesaria. Pag 376
Uno de los pasajes, ya al final de libro, que pudieran
ser mas controvertidos, es cuando conoce a una niña, Marisela, a la que medio
adopta. La verdad es que a la luz de la hipesensibilidad social que existe
sobre el tema de la pederastia es bastante valiente escribir lo que escribe. En
todo caso debemos aplicar el principio de caridad hermenéutica y no sacar mas
conclusiones de las que estrictamente nos ofrece el mismo autor: la beldad de
la púber como símbolo de pureza. No fue acaso Jesús quien dijo aquello de
“dejad que los niños se acerquen a mi”?
Hay otros párrafos bastante arriesgados que solo pueden
ser comprendidos desde una religiosidad exacerbada o un riesgo literario
innecesario: por ejemplo la presencia de espíritus, o las críticas a las
autoridades de su propia orden. Quizás la mejor justificación queda plasmada en
el siguiente párrafo:
Los hombres
verdaderamente religiosos -pertenezcan a
una u otra religión- han vivido existencias profundamente inestables. Interior
o exteriormente, es decir, metafórica o geográficamente han sido itinerantes.
No se han hecho fuertes en una convicción, un estilo, un lugar. Han emigrado.
Han cambiado. Han abandonado sus órdenes religiosas y han fundado otras nuevas.
Se han puesto en contacto con quienes pensaban diversamente. Han ido donde
nadie quería ir. Han hecho cosas que desde la lógica del mundo resultan poco
menos que increíbles. N se han agarrado mas que a su fe, cada vez mas desnuda.
Casi toda la Vida Religiosa existente es, -y me duele decirlo-, una parodia de
la verdadera religión. Pag 344
Al final la contienda entre Gandhi y Herman Hess, (sus
dos ídolos juveniles), se decanta en favor del segundo. Vuelve a España, se
aposenta en una de estas parroquias que llama ”perfectas”, y va sacando diversos libros, cada cual con su
enjundia, pero todos con el común denominador
de hablar de espiritualidad. No está mal para una Iglesia que necesita
un urgente aggiornamento y tan necesitada de buenos escritores. La
reflexión forzosa sin embargo es…. ¿Cuántos alter egos vamos dejando hecho
girones en la vida de cada cual?
¿Podemos estar orgullosos de todas las decisiones que tomamos? Y sobre
todo, ¿las tomamos para beneficio propio o de la comunidad?
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes, Barcelona.
Muerte cerebral y
trasplante de órganos. Un problema de ética jurídica.
Autor: Paolo Becchi.
Editorial: Trotta, 2011.
El autor del libro, Paolo Becchi, trata de demostrar las
controversias científicas, éticas y jurídicas que existen sobre la definición
de muerte cerebral y como desde el mismo principio dicha definición tuvo un
carácter pragmático asociada al trasplante de órganos.
Para ello hace un repaso histórico a los hechos que
permitieron la publicación del célebre informe de 1968 por el comité creado ad
hoc en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard conocido como
el “Informe de Harvard” sobre los criterios de muerte cerebral que permitían
adoptar un nuevo modo de morir del individuo frente al tradicional de parada
cardiorrespiratoria.
Desde el inicio del libro el autor afirma que una de las
razones del éxito de dicho informe radica en que “declarar muerto a un paciente
en coma irreversible evita afrontar el escabroso tema de la eutanasia. Frente a
la alternativa entre apagar el respirador a un muerto o interrumpir
la ayuda respiratoria para dejar morir al paciente, la primera solución fue
la que resultó vencedora […] y permitió
obtener el beneplácito de la Iglesia católica.
Una década antes del famoso Informe de Harvard, dos
médicos franceses Mollaret y Goulon habían acuñado la expresión de coma dépassé,
es decir, un estado “más allá del coma” o “coma sobrepasado” para describir
a aquellos pacientes que, gracias a las recientes técnicas de reanimación,
continuaban estando vivos, pero estaban destinados a morir en breve, es decir,
estos autores estaban definiendo la “muerte cerebral” o lo que más tarde se
llamó “coma irreversible”. En el documento de Harvard a la situación entonces denominada como un
estado más allá del coma o coma
irreversible, se le denominó un estado más allá de la vida, de tal
modo que el paciente que se encontraba en esta situación, conectado a un
respirador artificial, ya no era considerado un paciente sino un cadáver. Dice
el autor que para los médicos la cuestión fundamental era establecer si era
posible interrumpir la respiración asistida sin correr, por ello, el riesgo de
ser acusados de homicidio y por otra parte el autor se reafirma en el aspecto
pragmático de la nueva definición de muerte neurológica y la extracción de
órganos para trasplante diciendo “que
esta definición ofrecía el mejor sostén al desarrollo de la trasplantología”.
En los años ochenta del pasado siglo se reforzaron
científicamente los criterios de muerte del Informe de Harvard. La President´s
Commission for the Study of Ethical Problems in Medicine and Biomedical and
Behavioral Reserch aceptó la teoría del “integrador central” siendo éste el
encéfalo, el cual dirige el control y la integración de las diferentes partes
del organismo de modo tal que esté en condiciones de funcionar como un todo.
Así pues, la muerte de este integrador central señala la muerte
del organismo.
Sin embargo, el autor nos indica que en la literatura
existen casos que contradicen los presupuestos sobre los que se funda la noción
de muerte cerebral total. En primer lugar, la supervivencia durante un largo
periodo de tiempo de pacientes en estado de muerte cerebral declarada, en
pacientes en los que puede persistir la regulación hormonal a través del
sistema hipotalámico –hipofisario y con ello el funcionamiento integrado del
organismo o incluso en el caso de mujeres embarazadas que encontrándose en
estado de muerte cerebral total o de muerte del tronco encefálico pueden
“sobrevivir” y continuar con el
embarazo, mientras permanecen conectadas al respirador artificial. Según
nuestro autor tales ejemplos y otros que enumera en el libro hace que hayan
aparecido voces críticas sobre la equiparación entre muerte cerebral (sea ésta
total o del tronco encefálico) y muerte del organismo. Situación que desde el
principio fue cuestionada por uno de los filósofos más influyentes del siglo
XX, Hans Jonas.
El autor, para quien los hallazgos más recientes de la
neurología le permiten poner en duda la muerte de todo el organismo como sinónimo de muerte cerebral, nos remite
a un nuevo modo de dualismo, ahora representado por cerebro-cuerpo identificando
a la persona con la mera actividad cerebral.
El quiz de la cuestión estaría en el modo hipócrita de
cómo la sociedad oculta bajo hechos científicos, no del todo ciertos, actitudes
de valores y cuestiones morales. Según nuestro autor los criterios de Harvard
al hablar de un cadáver evitaron toda controversia sobre el trasplante de
órganos, sin embargo, refiere que sin necesidad de llamar cadáver a una persona en coma irreversible o
en muerte cerebral total, siendo monista y estableciendo una unidad físico-química
entre cerebro y cuerpo, es lícito y moralmente aceptable el trasplante de
órganos de ese individuo.
Paolo Becchi plantea la cuestión en los siguientes
términos: “la relación entre muerte cerebral y trasplante de órganos no
constituiría ya un peligroso cruce entre hechos y valores, sino que se situaría
completamente en el campo de los valores. En resumen, lo que en este punto se
vuelve decisivo no es si los muertos cerebrales están muertos o vivos, sino qué
estamos autorizados a hacer con ellos […] Cuando la muerte, como sucede hoy en
día, y cada vez con mayor frecuencia, se transforma en un proceso controlado
tecnológicamente debemos interrogarnos en primer lugar acerca de qué estamos
autorizados a hacer con las persona en las diferentes fases que pueden
distinguir el proceso de su muerte”.
Desde el punto de vista ético la principal pregunta sería
si en estado de muerte cerebral alguien puede ser dañado por la extracción de sus órganos. La
respuesta unánime es que no, además si el sujeto en muerte cerebral ha
manifestado su voluntad previa a favor de la donación, el donante dejaría de
ser un mero medio, puesto que es él quien ha tomado dicha decisión y pasa a ser
el propietario de su propia muerte, de un modo absolutamente personal.
La última pregunta a la que responde el libro es sobre la
posibilidad de existencia de eutanasia sobre alguien que da el consentimiento
para la extracción de sus órganos estando en estado de muerte cerebral
total. El autor responde que se trataría
de un modo de eutanasia que llama activa indirecta y que se basa en la doctrina
del doble efecto. Según dicha doctrina, son consideradas lícitas determinadas
intervenciones médicas debido a que se pretende alcanzar mediante éstas un
objetivo considerado bueno, pese a que impliquen consecuencias negativas. Éste sería
el caso de los trasplantes de órganos, el objetivo del médico no es matar al
paciente sino, consciente de que ya no puede hacer nada más por él, intenta
salvar otras vidas humanas, aunque para alcanzar este objetivo intervenga en
una fase en la cual el proceso de muerte no ha finalizado […] No se ve la razón por la que la extracción de
los órganos debería concebirse como un acto eutanásico contrario a la ética
profesional del médico, dado que este interviene cuando el proceso de muerte,
en realidad ya ha comenzado […] únicamente está poniendo fin a un proceso que
después de la constatación de muerte cerebral sería de todos modos lícito
interrumpir, suspendiendo la terapia intensiva a la que [el paciente] estaba
siendo sometido.
Juan Carlos Hernández Clemente
Madrid 2018.
Webs de
interés.-
Drug
and device Lawsuits – Pleitos sobre fármacos y material sanitarios
Recurso que informa sobre los casos judiciales actuales y pasados en relación
con fármacos y productos sanitarios diversos. La información aparece
clasificada por fármacos (generalmente, por su nombre comercial).
El
proyecto Adisex es un proyecto financiado por fundación Bancaja, que
persigue abordar la investigación en adicción al cibersexo. Sus objetivos son
Mejorar el conocimiento sobre la realidad del cibersexo; facilitar la detección
de un uso de riesgo del cibersexo, así como de la adicción entre la población
general; identificar posibles factores asociados a un uso de riesgo del
cibersexo; y conocer el grado de interferencia y las consecuencias que supone
un uso de riesgo y la adicción al cibersexo. La plataforma
online
que presentamos constituye la primera fase del proyecto y permite que los
usuarios puedan acceder a múltiples recursos asociados al cibersexo (y otros
ámbitos de la sexualidad), así como a una batería de evaluación que permite
valorar la conducta sexual online.
Su segunda fase se centra en mejorar el conocimiento de las conductas sexuales online entre la población general. Para ello, en la plataforma, está disponible una batería de cuestionarios que los usuarios pueden cumplimentar y que será analizada de manera rigurosa. En esta fase, los participantes que hayan completado la batería, pueden disponer de un informe sobre sus propios resultados. Finalmente, una tercera fase difundirá los resultados en foros y encuentros científicos, así como en medios generales de divulgación. Además, en la propia plataforma se irán incluyendo los avances de la investigación.
Su segunda fase se centra en mejorar el conocimiento de las conductas sexuales online entre la población general. Para ello, en la plataforma, está disponible una batería de cuestionarios que los usuarios pueden cumplimentar y que será analizada de manera rigurosa. En esta fase, los participantes que hayan completado la batería, pueden disponer de un informe sobre sus propios resultados. Finalmente, una tercera fase difundirá los resultados en foros y encuentros científicos, así como en medios generales de divulgación. Además, en la propia plataforma se irán incluyendo los avances de la investigación.
Juan Medrano.
Bilbao
Vídeo
recomendado.-
Vulnerabilidad y cuidados paliativos.-
Mantener hasta donde sea posible la dignidad de los
pacientes en el trance doloroso de morir. Este es el sentido de este video, que
nos recuerda que la experiencia de vulnerabilidad nos transforma y es paso
necesario para la empatía. Una dificultad para ser un buen profesional de la
salud quizás sea no haber tenido nunca una enfermedad importante, no haber estado
“al otro lado de la mesa”.
La Redacción-