CIRCULO DE
CIBERLECTURA
INDICE.-
Noticias.- Association for the Advancement of Philosophy and Psychiatry
Comentario de libros.- Bunge, Mario.- Filosofía para
médicos; Aramburu F. Patria.
Webs de interés.- Suicidio
asisitido y la depresión como enfermedad terminal.
Obra de teatro comentada.- Sócrates de M.Gas y A.
Iglesias.
Video recomendado.- “Cuando yo no esté”, de Yuval Noah Harari.
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Noticias.-
La Association
for the Advancement of Philosophy and Psychiatry acaba de publicar su
Boletin 2017, 24(1) dedicado
íntegramente al libro de Peter Zachar A
Metaphysics of Psychopathology
(MIT, 2014).
Magníficas colaboraciones y comentarios que podeis
descargar gratuitamente desde aquí.
El libro aborda los principales retos de la epistemología
aplicados a la psiquiatría: pragmatismo, esencialismo, nominalismo, concepto de
trastorno, de enfermedad…
Comentario de
libros.-
Bunge, Mario.- Filosofía para médicos. Editorial: Gedisa, 2012
Desde la misma introducción
del libro el autor nos indica que el buen médico, a diferencia del curandero,
pone en práctica diariamente, en general sin saberlo, todo un sistema
filosófico, constituido por
(1) una ontología materialista (aunque no fisicista) y
sistémica (aunque no holista);
(2) una gnoseología realista, escéptica y
cientificista;
(3) Una praxiología científica y una ética humanista.
Este fundamento filosófico que
el autor asigna al buen médico lo va diseccionando a lo largo del libro.
Comienza haciendo un repaso a las diferentes etapas por las que ha pasado la
historia de la medicina dividiéndola en cuatro periodos: primitivo, arcaico,
moderno temprano y contemporáneo. El recorrido es breve pero muestra las notas
precisas que van configurando la medicina actual. Se para, lógicamente, en la
Escuela hipocrática a la cual debemos,
entre otras cosas, el reconocer que las enfermedades son procesos naturales que
nada deben a los dioses, que la enfermedad de cada clase tiene su curso
peculiar, que la mayoría de los males se curan sin intervención, que será el
empirismo, o apego a la experiencia, el modo de ir adquiriendo conocimiento
alejándolo, de este modo, de las
creencias mágico-religiosas que dominan una gran parte de la historia de la
medicina y que siguen presentes ,hoy mismo, en ciertas prácticas denominadas
medicinas alternativas, complementarias
o no convencionales, a las cuales nuestro autor denomina curanderismo
actual, exento de base y comprobación científica. Un paso más que se da desde
la antigüedad clásica es que se comienzan a generar hipótesis, como método de
estudio, por ejemplo, sobre el equilibrio somático, la cual aunque fantasiosa
por carecer de soporte empírico, es materialista, lo que supone un enorme
avance sobre las fantasías espirituales anteriores. Sobre el periodo clásico
grecorromano, nos dice, que la medicina propiamente dicha- la que procuraba
sanar sin magia ni religión- fue favorecida por la ontología naturalista de los
filósofos presocráticos y estoicos, así como el racionalismo y el aprecio por
la investigación por parte de Aristóteles y su escuela.
La medicina moderna no
reemplazará, de modo inmediato, a la tradicional sino que según Bunge, “fue
producto de una convergencia de la medicina hipocrático-galénica con la
anatomía (Vesalio), la fisiología (Harvey), la mecánica (Borrelli), la química
(van Helmont) y la microscopía (Hooke)” resultando de todo ello que en el curso
del siglo XVII la medicina se adapta a una visión del mundo materialista, y por
tanto secular, así como a una gnoseología racionalista y empirista que preparan
la revolución científica de los siguientes siglos.
Para nuestro autor,
curiosamente, “la partera del extraordinario desarrollo científico del siglo
XIX no fue la filosofía universitaria, sino la cosmovisión del ala radical de
la Ilustración francesa: la concepción secular, racionalista, materialista,
realista, cientificista y humanista elaborada por Holbach, Helvétius, Diderot,
La Mettrie y amigos y colegas de la gran Encyclopédie”.
Las características
fundamentales de esta filosofía son: una lógica que transita del dogmatismo al
racionalismo; una ontología que sustituye al idealismo por el materialismo; en el aspecto gnoseológico
se cambia el empirismo por el cientificismo, en el praxiológico se cambia la
contemplación por la acción; en el ético se pasa de una moral del deber al
humanismo, igualitarismo y utilitarismo y, por último, en el plano político se
pasa del liberalismo monárquico al democrático.
Estas serán las bases
filosóficas sobre las que nacerá la medicina contemporánea. Si la investigación
biomédica se había centrado en la disección observacional y especulativa hasta
mediados del siglo XIX, a partir de 1865 con la publicación del libro Introducción al estudio de la medicina
experimental de Claude Bernard sobre experimentos fisiológicos controlados,
la experimentación superará a la observación porque como Bernard explicó
permite comprender el control de las variables y de este modo descubrir nexos
causales.
Este es considerado el
arranque de la medicina contemporánea
donde junto con la fisiología, la biología celular, la bioquímica, la
farmacología y la bacteriología, todas ellas nacidas en el siglo XIX,
permitirán comprender los mecanismos de las enfermedades y con ello el diseño de terapias, que no solo
actúen sobre los síntomas o signos de la enfermedad, sino sobre sus fuentes ,
sobre su etiología..
El libro, de gran profundidad,
sobre todo lo que abarca la Teoría de la Medicina también estudia todo lo
relativo al hecho de enfermar, en sus formas subjetivas, objetivas y sociales,
así como se detiene rigurosamente en la dificultad del diagnóstico, en la
construcción del mismo. Sobre el diagnóstico nos dice “el principal motivo
sobre la dificultad del problema del diagnóstico es que es inverso: se trata de
remontar de síntomas a mecanismos, de efectos a causas, de productos a insumos,
del presente al pasado, de conclusión a premisas […] A la dificultad intrínseca
del problema se agregan, por supuesto, las trampas del razonamiento espontáneo.
La más común de ellas parece ser el “anclaje” o fijación de las primeras
impresiones, los primeros datos y las primeras conjeturas [...] pero la
práctica médica no se ajusta, en suma, ni al apriorismo dogmático que pretende
conocer sin observar, ni al empirismo que busca datos a tientas. El buen médico
combina hipótesis con datos, es lo que puede llamarse racioempirista.
Tras analizar la evolución de
la farmacología, los tratamientos, los ensayos clínicos como base científica de
la medicina actual, también nos habla de la necesidad de una ética médica
individual humanista. Descarta otras corrientes éticas, como las éticas
religiosas, deontológicas, contractualistas, utilitaristas, individualistas
radicales o libertarias y globalistas para centrarse en la humanista o
agatinista, la cual es una combinación de egoísmo con altruismo y cuya máxima
es: Disfruta de la vida y ayuda a vivir. Para nuestro autor es la única que
consagra los derechos y deberes del individuo reconocidos en sociedades
avanzadas. La aplicación del humanismo a la medicina comporta las siguientes
normas especiales:
N1 Todo ser humanos consciente
es dueño de su propio cuerpo.
N2 Todos tenemos el derecho
moral a asistencia médica.
N3 Todos tenemos el deber
moral de cuidar la salud propia y del prójimo, así como de mantener nuestro
entorno en buen estado sanitario.
N4 El trabajador de la salud
debe asistir a sus pacientes usando solamente medios aprobados por la
investigación biomédica más reciente a su alcance.
N5 Los trabajadores de la
salud procuraran respetar la norma de William Osler: “Seguridad absoluta y
pleno consentimiento”.
N6 Es deber de los médicos
proteger a sus pacientes de las exigencias de sectas religiosas y seudomedicinas
que pongan en peligro su salud.
N7 Los trabajadores de la
salud tiene derecho a asegurarse contra juicios por errores médicos, así como
agruparse en sindicatos.
Por último, nos dice que la
medicina es en parte ciencia básica, en parte ciencia aplicada y en parte
tecnología. Y el ejercicio de la medicina es una artesanía de alto fuste. Como
ciencia que es debe basarse o fundamentarse filosóficamente en: su
materialismo, realismo, sistemismo, cientificismo y humanismo.
Juan Carlos Hernández Clemente
Madrid, abril 2017.
Aramburu F.
Patria. Edit Tusquets. Barna 2016.
Con la venia de los editores de este Boletín Iatros me
atrevo a traer a colación un libro que no es ensayo, pues aparenta novela, pero
admitámoslo, hay novelas que son casi tesis doctorales. Y esta novela tiene
mucho de tesis, quizás no doctoral, pero sí tesis sociológica, humana y un
poco, solo un poco, política.
Patria no es una gran novela, pero es una novela
oportuna, de lenguaje cotidiano, de escenas incluso dolorosamente cotidianas, un relato sin pretensiones, o quizás con la única
pretensión de dar voz auténtica, voz ingenua, voz sencilla a los personajes que
han sido sujetos y objetos de la violencia etarra.
Lo que mas me ha impresionado de este libro es la
sobriedad y el conocimiento preciso de lo que allí se habla. Por sus páginas se
desliza la vida de un talde, la vida
de una estudiante semi-emancipada, de un trabajador de Altos Hornos, de las
tabernas abertzales, la vida de un hospital…. Y sobre todo el ambiente en un
pequeño pueblo euskaldun, al que no
le falta ni su párroco mesiánico ni las amas (madres) y aitas (padres) que esconden sus emociones tras un frágil velo de
fortaleza.
La disposición de los materiales obedece a un lenguaje
cinematográfico. Ocurren pocas cosas para 600 páginas, porque lo que se cuenta
es la historia íntima de unas familias rotas por la violencia. Sin estridencias
ni malabarismos, (he ahí donde reside el poder del libro). Y siempre con
suficientes notas visuales como para que el lector permanezca en un contexto
verosímil…. y sea fácil una adaptación televisiva (?)….
¿Qué hace posible que un escritor pueda y sepa entrar en
una historia tan local para hacerla universal, una historia sobre todo para
vascos pero que interesa a españoles, europeos y posiblemente a personas de
otros continentes? Precisamente explicar lo local, lo particular,
con suficiente conocimiento como para interesar a un lector ávido de
comprender. Suficientemente expresivo para que emerja el sujeto, la persona. Y
eso logra Patria.
Las enseñanzas a las que cada lector puede llegar pueden
ser muy diversas. En mi caso extraigo como novedad que la actividad etarra se
sucedía en una absurda monotonía de argumentos y violencia, con mas
improvisación y torpeza que estrategia, con la complicidad de muchas personas a
las que repugnaba la violencia pero les podía mas el miedo a enfrentarse “a los
suyos”…. Al final el gregarismo, el sentirse familia, camaradas, es mas
importante que los argumentos o los razonamientos. ¡Dar sentido a nuestras
vidas aunque sea a costa de sacrificarlas!. Ganar el reconocimiento del pueblo,
(“mi pueblo”), lograr aprecio de estas personas que son las que quiero, las
únicas que son importantes “para mí”. Como afirma Lázaro en su libro “la
violencia de los fanáticos”, el fanático no mata por odio, mata también por
amor, amor a lo que considera “lo suyo” y “los suyos”.
Aramburu consigue un libro sencillo pero profundo en los
detalles. Entra en el alma de sus protagonistas y sin rubor, ni pudor, ni
hipocresías, los lanza al escenario, y ellos nos explican los resortes secretos
de sus actos, sus ilusiones, sus decepciones…
Eso hace de esta novela la tesis doctoral que nos explica cosas que un
sociólogo a duras penas podría…. Como se perpetuó una violencia absurda y
gratuita, como esta violencia carcomió y empobreció una sociedad, y qué fácil
resulta destruir antes que construir. Una novela triste por lo próxima, por lo
real.
Pablo Oliveres
Murcia
Webs de
interés.-
Sobre
la declaración de la APA en torno al suicidio asistido. Como recogimos en este
boletín, en diciembre de 2016 la APA formuló una sucinta declaración afirmando
que la asociación, en concordancia con la posición al respecto de la Asociación
Médica Americana, “sostiene que los
psiquiatras no deben prescribir o administrar ninguna intervención para causar
la muerte de personas que no sean enfermos terminales”. A partir de ahí, Komrad, en Psychiatric Times, plantea los riesgos que
entraña la admisión como criterio válido para suicidio asistido de enfermedades
mentales que causen sufrimiento sin ser terminales. El autor se apoya en la
alarmante (por abundante) casuística de países donde se contempla la
posibilidad.
¿Es
la depresión una enfermedad terminal?
En relación con el comentario anterior, George, en el AMA Journal of Ethics, presenta y comenta un caso
que sirve para desarrollar la pregunta y plantea el valor terapéutico de la
esperanza.
Juan Medrano
Bilbao
Obra de teatro
comentada.-
Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano
AUTORES: Mario Gas y Alberto Iglesias
DIRECCIÓN: Mario Gas
REPARTO: DIRECCIÓN: Mario Gas
José María Pou
Borja Espinosa
Carles Canut
Guillem Motos
Amparo Pamplona
Ramon Pujol
Pep Molina
ESCENOGRAFÍA: Paco Azorín
VESTUARIO: Antonio Belart
COPRODUCCIÓN: Teatre Romea, Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Grec 2015 Festival de Barcelona
COLABORACIÓN: Teatre-Auditori. Sant Cugat
Aplausos entusiastas al final de la obra. Resulta curioso
cuando la platea de un teatro estalla en aplausos y uno se siente de otro
planeta, como si la obra que acaba de presenciar fuera otra diferente a la que la
audiencia aplaude. ¿Qué (me) ocurre, por
qué a mi no me ha gustado Sócrates de Mario Gas?
Básicamente porque la he encontrado previsible, aburrida
y pretenciosa. Previsible porque la historia que relata no se aparta un ápice
de lo que mas o menos todos sabemos sobre el personaje. Aburrida porque desde el primer minuto ya
sabemos cual es la intención de los autores: loar el mito, tapar las grietas
del personaje, conectar con las cuitas políticas del “ahora mismo”, en un
consabido ejercicio de bonismo.
Pretenciosa porque oculta con un lenguaje mas o menos rimbombante, mas o menos
filosófico, la vacuidad del guion e incluso de los argumentos de fondo.
Sabemos poco de la vida de Sócrates, y lo que sabemos es
sobre todo por Platón, su alumno. Pero con lo poco que sabemos adivinamos que
fue un excéntrico, que desatendió los deberes de padre y esposo… aunque tuvo
gran habilidad dialéctica. Introdujo, ciertamente, un tipo de diálogo inusual:
en lugar de oponer argumentos a los de su adversario, seguía su hilo argumental
llevándole a flagrantes contradicciones. El sentido común es el menos común de
los sentidos…
Ahora bien, este método de razonamiento, ¿perseguía la
verdad?, ¿puede compararse al método de deliberación moral que nos propone por
ejemplo, Diego Gracia? Releyendo los diálogos mas bien me parece que el último
fin de Sócrates es ante todo demostrar su
superioridad intelectual. Hubiera sido fácil introducir estos matices en
relación a su muerte: ¿renunciaba a salvarse por auténtico amor a unas leyes
que él mismo denunciaba por injustas, o prefería inmolarse para acrecentar su
ego? ¿Fue su muerte un ejercicio de generosidad, un grito a la libertad, o la
consecuencia lamentable de su testarudez?
Y los actores, la escenografía, las luces… Correctos. ¿El mejor? Carles Canut, sin duda.
Muy correcta Amparo Pamplona en su papel de esposa, protagonizando el mejor monólogo
de la obra. ¿Josep María Pou? Previsible como la obra misma, Pou haciendo de
Pou. Un papel que le cae bien, que le exige poco y al que poco da. ¿Para qué
esforzarse cuando el público está obligado, (sí, obligado), a aplaudir, so pena
de quedar en el bando de los políticos corruptos?
En cuanto a la escenografía… echo en falta creatividad, riesgo, (¡Ay, si
estuviera aquí Pascualín!).
En fin, vayan a ver ustedes Sócrates, les va a gustar. Mas
del 80% de espectadores la aplauden, eso algo quiere decir. Todo lo dicho hasta
aquí es un problema mío, ya lo se. Disculpen las molestias.
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes.
Vídeo
recomendado.-
“Cuando yo no esté”, de Yuval Noah Harari.
Iñaki
Gabilondo entrevista a Yuval Noah Harari. El historiador israelí es autor de
libros como 'Sapiens. Breve historia de la humanidad' y de ”Homo Deus”. La
tesis que defien es que la especie humana como tal se aproxima a su propio fin.
Ello se debe a la revolución genética, tecnológica y de pensamiento abstracto,
(léase inteligencia artificial). Pasaremos de la biología del carbono a la del
sílice. Esta nueva vida y nueva conciencia basada en elementos mas estables y
menos menesterosos, convertirán la conciencia en algo “exportable” a otros
planetas menos amables que la Tierra. En el interín los seres humanos crearemos
entornos altamente robotizados que nos harán cambiar radicalmente de
prioridades y de valores.
La
entrevista consta de dos partes. Insertamos la primera, pero fácilmente el
lector encontrarà la continuación en youtube.
La
Redacción.-