CIRCULO DE CIBERLECTURA
INDICE.-
Noticias.- II Jornadas Moisés Broggi, I Congreso de
Filosofía de la Salud Pública.
Comentario de libros.- Kant y el
Ornitorrinco
Webs de interés.- Charles peirce.
Artículo comentado.- "First do not harm": are disability assessments associated with adverse trends in mental health?
Video recomendado.- Si estuviéramos en un mundo de
100 personas….
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Noticias.-
II JORNADAS
MOISÉS BROGGI: Trastornos del aprendizaje. Dia 26 de Mayo, de las 17 a las 21
horas, Auditorio de la UPF, C/ Balmes 132, Barcelona. Organiza: fundación
Letamendi-Forns. Conferencias de Artigas-Pallares (trastornos del
neurodesarrollo) y Luz Tello (Dislexia). Un espacio para compartir los
profesionales de pediatría y maestros y profesores. VER PROGRAMA PROVISIONAL AQUI
INSCRIPCION GRATUITA AQUI
Mayo. Facultad de Filosofía, Universidad Autonoma de Barcelona(Cerdanyola).
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PROGRAMA COMPLETO AQUI
Comentario de libros.-
Guía para leer “Kant y el
ornitorrinco”, de Umberto Eco (1)
No es este un libro fácil de leer y muchas de las recensiones que se
encuentran por la red no captan loas ideas centrales. Libro por otro lado
amplísimo –casi 550 páginas- que deslumbra en ocasiones por su erudición… Pero
como siempre hay que desnudar las ideas, quedarnos con lo esencial y descubrir
lo que el autor aporta y los límites con los que trabaja. Este es nuestro
propósito y los seguidores del Boletín Iatros juzgarán nuestro empeño.
Cómo actuamos ante los objetos desconocidos? ¿Qué pudo ocurrir cuando los
primeros oteadores informaron a Moctezuma de que unos extraños soldados
montaban a caballo? ¿Qué información pudieron transmitirle al rey inca, y qué
concepto de caballo pudo colegir el monarca de dichos relatos? Umberto Eco (UE)
parte de Charles Peirce para reconstruir este laborioso camino desde las
percepciones iniciales a la formación de un (nuevo) concepto. Este es el núcleo
de este libro.
Figura 1.- Peirce nos explica cómo percibimos algo. |
Relación entre signo y significado
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Ejemplo
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Indice
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De contigüidad
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La huella del oso
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Icono
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Semejanza
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Emoticono
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Símbolo
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Por convención
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Señal de tráfico
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UE amplia esta discusión (icono, índice, símbolo) mediante ejemplos y
análisis semióticos que aclaran y a la vez problematizan los conceptos
instituidos por Peirce. Así, por ejemplo, introducirá una distinción entre
modalidad alfa y beta en la lectura icónica, nos hablará de una teoría del
contrato en relación a las referencias, y sobre todo nos propondrá tres
conceptos que deberían repensarse con calma: los que llama tipos cognitivos (TC
o TTCC en plural), Contenido Nuclear y Contenido Molar. No sería en absoluto
exagerado afirmar que una gran parte de la originalidad de esta obra recae en
estos conceptos.
Para adentrarnos y guiar una lectura nada mejor que empezar por lo
fundamental: cómo nos hacemos una idea de algo que percibimos. A tal efecto al lector que se anime a leerla
le será de mucha utilidad la figura 1 que adjuntamos. Procedamos a explicarla,
pues de esta explicación van a derivarse automáticamente suficientes elementos
como para comprender algunos de los conceptos aludidos mas arriba.
Imaginemos que estamos en la selva y vemos una sombra moverse entre la
maleza. Casi de manera inmediata presentimos que hay un animal que se mueve, y
se nos disparan las alarmas por si este animal pudiera ser una fiera. Hemos
pasado del objeto dinámico (algo que
puede ser aún cualquier cosa) al objeto
universal (fiera), sin aún saber qué tipo de cosa es esta sombra (objeto
inmediato, por ejemplo un mono).
El proceso puede haber sido mas o menos el siguiente: esta sombra en la
maleza la hemos percibido como “algo”, y por la velocidad de su movimiento, las
ramas que se han apartado a su paso, un leve ruido que nos llega, sabemos que
es un “algo”, aunque ignoramos si grande o pequeño, si se mueve por los árboles
o por el suelo, si es persona o animal… o incluso si simplemente ha sido el
viento agitando la maleza. Tenemos un vago percepto sobre el que hacemos un
gran esfuerzo por reconocer una forma mas concreta. No podemos formarnos un
icono porque no olemos ni vemos nada que nos lo sugiera, pero si tenemos un
primitivo semiótica, “algo que tiene volumen y se mueve”. Como objeto inmediato solo podemos predicar
de él que es un “algo”, pero si se nos ocurren posibilidades, algunas “buenas” y otras “malas”, porque la mente humana está
diseñada para avanzarse a peligros….
Esta sombre puede indicarnos (ser índice) de un mono inofensivo, pero
también un temible tigre hambriento. A
buen seguro con poquísimos estímulos
sucedáneos un experto nos daría detalles del tipo: “se trata de un lémur,
puesto que…. Etc.”.
Peirce llamaba Firstness al primer momento perceptivo, a este contacto
“bruto” con la realidad cuando justo se está
formado una imagen (un icono) de lo que estamos percibiendo. Para ello
tenemos un cúmulo de experiencias previas, nuestro Ground, que usaremos para
reconocer estos perceptos. El proceso es tan rápido que podemos pasar
directamente al Secondness, como
ocurre por ejemplo al leer un texto como este. Usted amigo lector no reconoce
una por una las letras que esta viendo, sino grupos de letras que forman
palabras, y son el recitativo de estas palabras las que de manera automática
forman en su mente el significado. Un naturalista en el bosque reconoce en
pocos minutos la presencia de diferentes pájaros y animales que nosotros no
vemos y quizás ni escuchamos, pero su habilidad en descifrar huellas de todo tipo le hace pasar del
Firstness al Secondness (columna
intermedia en la figura 1) de manera automática e inmediata.
¿Y la tercera columna de la figura 1, el Thirdness o tercer momento de la
semiosis? Un concertista interpreta una partitura musical directamente en esta
modalidad. No lee en absoluto cada una de las muchas notas que tiene que
interpretar en décimas de segundo, y mucho menos las interpreta de manera
mecánica. El concertista está conectado a un prototipo ideal que llamaremos
como ejemplo “Nocturno de Chopin”. Conoce esta pieza y la ha escuchado de
múltiples artistas…. Sabe las diferentes partes que componen la pieza, en qué
momentos la pieza adquiere tintes épicos, o líricos… Es capaz de emocionar a un
auditorio porque sabe trasmitir esta obra con toda la abstracción y todo el
consenso cultural que ha ido atesorando. De alguna manera nos está ofreciendo
un objeto universal, como también lo ofrece el profesor que explica a sus
alumnos las ecuaciones de tercer grado, o la modista que nos encandila con un
traje de novia… Nos hablamos a nivel de colectividad en clave de Thirdness.
Pero cuidado, no toda señal es signo. Un libro se ha escrito para ser
leído, (aunque no sepamos hoy por hoy interpretar algunas escrituras antiguas).
Estaríamos en la modalidad Alfa. Pero observe ahora la figura 2…. Esta fotografía es un detalle de un bosque
que en ningún modo quería “per se” trasmitirnos un mensaje. Sin embargo su
autor titula la foto “urdimbre”…. ¡Ah!,
entonces es que nos presenta la imagen como símbolo de algo… estamos pasando de
una modalidad Beta a una modalidad Alfa sencillamente porque alguien (el autor) se ha tomado la molestia de
fotografiar algo y denominarlo de una manera concreta…. Establece una semblanza
que puede ser hasta cierto punto icónica con una urdimbre, pero es una
semejanza que no aceptaríamos mas que como símbolo (es decir, acuerdo entre
hablantes), por lo mucho que separa unas ramas de una verdadera urdimbre. Muchas
obras de arte contemporáneas nos invitan a repensar la naturaleza mediante el
uso de iconos elevados a símbolos….
¿Y qué decir de la figura 3? En este caso estamos entre la modalidad Alfa y
Beta. Los edificios de una ciudad no nos quieren por lo general decir nada “per
se”, pero la forma contrahecha de este edificio y unos apéndices que podrían
interpretarse como brazos, lo humanizan y nos obligan, casi, a pasar de la
modalidad beta a la alfa… Y en este punto podemos imaginar diferentes
posibilidades: un edificio hembra al lado de su pareja…. Un edificio moderno
con dolor de barriga… un presente que aqueja mayor expresión que su pareja del
pasado…. Las posibilidades son casi infinitas. Algo muy típico de la modalidad
Beta, mas abierta a las interpretaciones variopintas pues no adivinamos
fácilmente la intención de su autor. Por cierto que esta faceta de interpretar
por la intención del autor la desarrolla Umberto Eco en otra obra: “Los límites
de la interpretación”.
¿Hay aspectos en la obra que comentamos que no quedan bien solucionados? UE
define Tipo Cognitivo (TC) como un tipo de esquema mental que nos permite
reconocer a los objetos. Muchas veces es una imagen en 3D, pero sin excluir otras
notas perceptivas. Por otro lado todo lo que una persona puede decir de un
objeto –todo lo que puede predicar- lo llama “interpretantes”, (maneras de
interpretar este objeto). El conjunto de interpretantes los llama Contenido Nuclear (CN). A
diferencia del TC que es privado, el CN es público, es lo que nos decimos de un
objeto. Este objeto puede ser estudiado mas allá de sus cualidades perceptivas:
propiedades, cmo evoluciona, qué historia tiene, etc. Cuando traspasamos un
mero conocimiento perceptivo nos adentramos en el Contenido Molar (CM). Cualquier
persona puede exclamar de otra: “¡creo que tienes un herpes!”, posiblemente
fruto de su experiencia personal. Aplica un TC. Puede decir que produce unas
manchas, unas pequeñas vesículas (si es muy observador)… seria el CN. Sabe
vagamente que se cura con unas pastillas y que no va a morir de esto, y algunas
personas no expertas saben también que lo produce un virus (CM). Un virólogo nos
habalría in extenso de la vida y milagros del herpesvirus (CM).
¿Cómo relacionar estos términos con el clásico de “concepto” y
prototipo? A ello dedica UE algunas
páginas que no me parecen que disipe muchas de las dudas que se me han
ocurrido.
Bien amigos lectores, esta introducción facilitará la lectura de un libro
que no se detiene en minucias ni tiene afán formativo. Eco no pretende en este
libro divulgar, se dirige a un público bien pertrechado de conceptos
semióticos. El eco que pretende Eco de esta obra es en parajes de altura. Y si usted tan solo quisiera leer las partes
mas divulgativas y divertidas de esta obra le sugiero los siguientes apartados:
*la historia del arcángel Gabriel; *la verdadera historia del ornitorrinco; *la
verdadera historia del Escardapón; * El extraño caso del doctor Jekill y los
hermanos Hyde; *la familia es un infierno.
Y que lo disfruten ustedes…
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes, Barcelona.
(1)
Eco U. Kant y el ornitorrinco. DeBolsillo. Barna 2013.
Webs de interés.-
La obra de Peice en la red.-
Who
is the most original and the most versatile intellect that the Americas have so
far produced?
Así
se presenta este portal dedicado a la divulgación de la obra de Peirce. El
lector interesado también puede consultar otro portal quizás más académico (ver
mas abajo) (1), pero en éste encontrarà directamente los textos peirceanos.
¿A
qué se debe esta pasión por este autor tan poco reconocido en su vida (si no
hubiera sido por el genial compatriota W. James que además le procuró sustento
en la fase fnal de su aciaga vida)?
Charles
S. Peirce fue matemático, astrónomo, químico, geodésico, cartógrafo,
espectroscopista, ingeniero, psicólogo, inventor, actor, escritor de
cuentos.... Inventó la semiótica, el àlgebra booleiana.... Imposible abarcar la extensión y profundidad
de sus aportaciones. En filosofía inició
el pragmatismo americano, al que llamó pragmaticismo para distinguirlo de la
versión jamesciana.
(1)
Ver también:
Artículo
comentado.-
Barr B,
Taylor-Robinson D, Stuckler D, Loopstra R, Reeves A, Whitehead M.'First, do no harm': are disability assessments
associated with adverse trends in mental health? A longitudinal ecological
study.J
Epidemiol Community Health. 2016;70:339-45. doi:
10.1136/jech-2015-206209.
El Journal of
Epidemiology and Community Health, del grupo BMJ, ha publicado en su número de abril este trabajo de Barr y
asociados, de la Universidad de Liverpool, en el que los autores analizan los
efectos para la salud mental de las reevaluaciones introducidas en el sistema
de compensaciones por discapacidad del Reino Unido y, en particular, lo que los
resultados de las mismas entrañan para la población
El Reino Unido introdujo en 2008 una prestación de discapacidad, el Employment and Support Allowance (ESA), cuya finalidad es aportar un apoyo económico a las personas que tienen dificultades para encontrar trabajo a causa de una enfermedad o discapacidad de larga duración. Sustituía a tres prestaciones previas, cuyo número de beneficiarios iba en aumento, hasta el punto de cuestionarse el rigor de los procedimientos por los que se concedían. En línea con esta impresión, Su finalidad era en el diseño de ESA se incluía la pretensión de hacer que los trabajadores pudieran volver al mercado laboral en el momento en que sus enfermedades o discapacidades lo permitieran a través de una mejoría o mitigación o los beneficiarios hubieran recibido una formación laboral adaptada a sus condiciones y necesidades. En paralelo, se introdujo una herramienta, el Work Capability Assessment (WCA), para determinar si las personas solicitantes de la ayuda tienen o mantienen el derecho a la prestación. El WCA clasifica a las personas que reciben el ESA (o incluso a beneficiarios actuales de las prestaciones previas) en tres grupos: en condiciones para trabajar, aún no aptos para trabajar, pero sí para formación laboral, y no aptos para trabajar ni para formación.
El
WCA ha sido criticado por considerarse un tanto arbitrario e impreciso, y por
el retraso en la resolución de los recursos que pueden presentar los
trabajadores que no están de acuerdo con los resultados del procedimiento y el
elevado porcentaje (40%) de recursos desestimados. Diversas revisiones sobre el
WCA han llevado a que el Gobierno haya modificado el instrumento, en particular
en lo que se refiere a la valoración de los trastornos mentales. A lo
largo de los últimos años se ha dado a conocer que algunos pacientes empeoran
de sus problemas psiquiátricos tras ser valorados con el WCA, necesitando más
citas o medicación, y también se han comunicado autoagresiones e intentos de
suicidio. Por otra parte, la estrechez económica (o la pérdida de medios de
subsistencia) entraña un riesgo de patología psiquiátrica, en particular en
zonas económicamente deprimidas.
A partir de estos antecedentes, Barr y asociados presentan
el resultado de un estudio realizado con datos de 149 distritos de Inglaterra
entre 2010 y 2013, en el que analizan tres variables (suicidio, prescripciones
de antidepresivos y trastornos psiquiátricos comunicados) en relación con el
número de reevaluaciones de la prestación ESA mediante el WCA en cada distrito.
En el periodo a estudio, algo más de un millón de personas (80% del total de
beneficiarios y solicitantes) fueron reevaluados mediante el WCA, una tasa que
representa 3100 de cada 100.000 personas en edad laboral. Los autores observaron
una mayor tasa de reevaluaciones con WCA en los lugares más depauperados desde
el punto de vista económico, lo que concuerda con el dato conocido de que en
estas zonas existen más perceptores de este tipo de ayudas. Del estudio
estadístico emergió que por cada 10.000 personas evaluadas se producía un
exceso de 6 suicidios, 2700 casos de trastorno mental y 7020 envases de
antidepresivos. En total, esto representaba, para el conjunto de Inglaterra,
590 suicidios, 279.000 casos de trastorno mental y 725.000 envases de
antidepresivos. O, si se prefiere, el 5% del total de los suicidios registrados
en el país, el 11% de los casos de patología psiquiátrica y el 0,5% de los
envases de antidepresivos. Cualitativamente, estos resultados eran más
aparentes en las zonas de mayor precariedad económica.
Aunque la metodología del estudio no permite identificar
si las personas que experimentaron esta evolución de salud desfavorable fueron
las que se vieron sometidas a la valoración con el WCA, los autores realizan
una evaluación secundaria con similares resultados. En consecuencia, concluyen
que la aplicación del WCA es todo un “experimento” social de consecuencias
preocupantes en el campo de la salud mental, pero también un procedimiento que
sume en la pobreza a las personas a las que se retiran las prestaciones. Como
señalan y demuestran Barr y asociados en un artículo más
reciente, en las actuales circunstancias económicas y en función
de las capacidades individuales, cuando una persona que recibía prestaciones
económicas por incapacidad para trabajar por razón de un trastorno psiquiátrico
es clasificado como apto para la actividad laboral o para la formación, una
consecuencia muy probable es que se le transfiera de la condición de inactivo a
la de parado, y de la de beneficiario de prestación de discapacidad a la de
beneficiario de la prestación de desempleo. Asimismo, plantean que se la
finalidad de la WCA es reducir en número de personas en situación de
dependencia financiera del estado, sus resultados corren el riesgo de hacer que
los antiguos beneficiarios se conviertan, en realidad, en personas con menor
capacidad para desarrollar una vida independiente.
Los hallazgos de Barr y asociados podrían ponerse también
en relación con dos libros que han alcanzado notoriedad recientemente. El más
antiguo es “Anatomía de una Epidemia”, publicado recientemente en España pero
cuya edición estadounidense data de 2010. Su autor, el periodista Robert
Whitaker, realiza una disección crítica de la Psiquiatría actual y de su modelo
biofarmacológico, partiendo del dato de que en menos de 25 años, en su país de
origen casi se ha doblado el número de personas que reciben prestaciones por
discapacidad relacionada con la enfermedad mental, algo que parece,
ciertamente, contradecir que la Psiquiatría haya conseguido grandes avances en
las últimas décadas. Más bien, daría la impresión de que la Psiquiatría ha
convertido en enfermos,a través de sus esquemas y modelos, a un número excesivo
de ciudadanos, con el beneficio para la especialidad que conlleva incrementar
espectacularmente el número de ciudadanos a los que atiende y la ventaja para
estos de que la consideración de enfermo le reporta prestaciones de
discapacidad que, si bien no se expresa de forma categórica, tal vez estén
fuera de lugar en algunos casos.
Más
controvertido es otro texto: “The Welfare Trait: How State Benefits Affect
Personality”. Su autor, el académico británico Adam Perkins, profesor de
Neurobiología de la Personalidad, desarrolla a lo largo de 200 páginas la idea
de que el diseño del estado del Bienestar le llevará a su colapso, ya que
fomenta la creciente prevalencia de lo que denomina “Personalidad resistente al
Trabajo” (employment-resistant
personality), caracterizada, desde el modelo de personalidad de los “Cinco
Grandes” rasgos o ejes, por baja amabilidad y baja responsabilidad. Perkins opina
que la estructura de las prestaciones sociales favorece que haya un exceso de
hijos en familias que las reciben, hijos que van a crecer en un marco que no
favorece el interés por la actividad laboral, generándose así una subclase
social de futuro incierto cuya subsistencia solo es posible desde la subvención
estatal. Consecuentemente, la solución pasaría por limitar las prestaciones en
las familias desempleadas hasta que se consiga una reducción de su tasa de
natalidad, algo que enlaza con la idea del genetista David Lykken, muy admirado
por Perkins, quien sostenía que debería instaurarse una licencia de
parentalidad a la que no se podría optar fuera de matrimonio (o de pareja
estable), en situación de desempleo o si se padece una enfermedad o una
discapacidad limitantes. Según el esquema de Lykken, los niños nacidos en
familias sin licencia de parentalidad deberían ser separados de sus padres y
criados en otro entorno. A la luz del punto de vista de Perkins, tendría que
ser un entorno que potenciara la amabilidad y la responsabilidad, de modo que
no desarrollaran la “Personalidad Resistente al Trabajo” que presumiblemente
exhiben sus progenitores.
Al margen de las connotaciones inquietantes de la
propuesta distópica de Perkins o de la crítica “ad specialitatem” de Whitaker, lo cierto es que al contraponerlas
con el artículo que comentamos, sus aportaciones señalan una cuestión que no
es, desde luego, menor, y que tiene que ver con las consecuencias del
diagnóstico médico y, en particular, del psiquiátrico, y de las connotaciones
que entrañan para el individuo y para la sociedad. Barr y asociados demuestran
que la salida de la condición de beneficiario de prestaciones puede tener
consecuencias dramáticas para personas que la pierden y que no pueden buscar
alternativas laborales adecuadas o desempeñarse satisfactoriamente en ellas.
Siguiendo a Whitaker, la idea de discapacidad asociada a trastorno mental (a
sus múltiples variantes, algunas muy limitantes y otras de menor impacto) es
dúctil y maleable. En conjunto, añadiendo las derivadas socioeconómicas
extremas de Perkins, surge la impresión de que la clasificación de una persona
como limitada para trabajar por una enfermedad o discapacidad es bastante
imprecisa, y que adolece de una inadecuada sensibilidad y especificidad. Urge
mejorar en este sentido, indudablemente.
Así pues, el diagnóstico médico y el psiquiátrico, más
específicamente, pueden ser reconvenidos y rediseñados, estirados y encogidos, de manera que los intereses
corporativos de la Psiquiatría estadounidense generen una epidemia artificial
de enfermos y beneficiarios de prestaciones o, al contrario, para retirar
ayudas a personas con problemas psicológicos y en condiciones económicas
desfavorecidas. Sin duda, en momentos históricos concretos y siempre que haya
un músculo financiero público que permita conceder prestaciones, puede ser más
conveniente que crezca el número de enfermos más que el de parados, en la
medida que se reducirá la conflictiva y la tensión políticas, lo que no deja de
ser una sutil forma de control social. La alternativa, en épocas en que se
impone una restricción del gasto público, de eliminar prestaciones en aras de
una independencia mal calibrada puede ser una broma de mal gusto. Pero no habrá
que recordar que cualquiera de los dos enfoques supone una perversión de la
Medicina y un ataque a la dignidad de las personas.
Barr B,
Taylor-Robinson D, Stuckler D, Loopstra R, Reeves A, Whitehead M. 'First, do no harm': are disability assessments
associated with adverse trends in mental health? A longitudinal ecological
study. J
Epidemiol Community Health. 2016; 70: 339-45. doi:
10.1136/jech-2015-206209.
Barr B,
Taylor-Robinson D, Stuckler D, et al. Fit-for-work or fit-for-unemployment? Does the
reassessment of disability benefit claimants using a tougher work capability
assessment help people into work?J
Epidemiol Community Health 2016;70:452-8. doi:
10.1136/jech-2015-206333.
Perkins A. The
Welfare Trait: How State Benefits Affect Personality. London:
Palgrave, 2015
Whitaker R. Anatomía de una epidemia. Medicamentos psiquiátricos
y el asombroso aumento de las enfermedades mentales. Madrid: 2015.
Juan Medrano
Bilbao
Vídeo recomendado.-
Un mundo de 100 personas…
¿cómo sería?