BOLETIN
IATROS, OCTUBRE 2020.
CIRCULO DE
CIBERLECTURA
INDICE.-
Noticias.- Folia
Humanística 3(2).
Comentario de libros.- El
Gobierno de las emociones.
Webs de interés.- ICHOM
Artículo comentado.- Muerte cerebral.
Vídeo recomendado.- Atención
al paciente policrónico. Nuevs perspectivas desde el Hospital de Vic.
------------------------------------------------------------------------
En el número de Setiembre-Octubre de Folia Humanística
encontraréis:
-Borrell
F. COVID-19, Una oportunidad para reflexionar sobre la toma de
decisiones en incertidumbre. Analiza sesgos grupales e
individuales en la toma de decisiones, como, por ejemplo, conocimiento
privilegiado, coste percibido, pensamiento único, etc., muy presentes en
decisiones públicas y privadas durante la presente pandemia.
-López-Sobrino
T. COVID-19. Diario de la experiencia desde una UCI. Relato en primera
persona de una de las doctores jóvenes responsables de una UCI de un gran
Hospital.
-Cantero X. Cuaderno
de bitácora covid-19. igualada 2020. Relato en primera
persona de un médico de familia en primera línea de atención, en la ciudad de
Igualada, uno de los epicentros del COVID19.
-Molero E. Las
inteligencias del músico. El músico, ¿nace o se hace? Este compositor e
intérprete nos acerca al mundo fascinante de la creación artística…. ¿Qué le
pasa por la cabeza a un Ravel, o un Stravinski?
Número completo aquí.
Comentario de libros.-
El gobierno de las emociones.
Autora: Victoria Camps Editorial: Herder, 2011
La autora nos propone un análisis actualizado de una serie de emociones/sentimientos inherentes a todo ser humano y para ello se apoya en tres filósofos clásicos: Aristóteles, Spinoza y Hume, además de un buen número de pensadores más próximos en el tiempo y no pocos actuales. Pero será ella quien construya su propia concepción sobre una ética en la que las emociones tienen un papel nuclear.
En esta reseña, como en el libro, los conceptos, emoción y
sentimiento, en ocasiones, se confunden, o no están tan claramente
diferenciados como cabría esperar de un libro de neurociencia, aunque no quita
ningún interés al propósito del libro, porque uno de los primeros hallazgos en
su lectura es que, aunque hemos ido cambiando las palabras a lo largo del
tiempo, siempre se han referido a estados anímicos de la persona que hoy en día
están nombrados con otros vocablos. En palabras de la propia autora: “Hoy
llamamos autoestima a un sentimiento que ha tenido denominaciones diversas.
Aristóteles habló de la magnanimidad; Spinoza, del contento de sí; Hume, del
orgullo”.
Victoria Camps |
Es importante decir que el estudio de cada uno de los sentimientos tiene
por objeto encontrar “una ética que cuente con las emociones y la posibilidad
de gobernarlas […] cuyo objetivo es la formación del carácter más que la
fundamentación de los grandes principios”. La autora apela a la recuperación de
una ética más vinculada a la educación que a la redacción de códigos de
conducta. En definitiva, se trataría, de una ética que se vuelva sobre las
virtudes más que sobre los principios y las consecuencias como ha prevalecido
en los últimos siglos. Así nos dice que “esto permite abordar un aspecto que
otras teorías éticas suelen pasar por alto: el de la motivación moral” y para
ello, siempre en palabras de Victoria Camps, “los sentimientos serían el
acicate o estímulo del comportamiento moral o inmoral”.
Ahora bien, en nuestros días ya no existe un patrón o canon que nos
permita conocer qué se considera un hombre excelente, como lo definía Aristóteles,
pues hoy el valor fundamental sobre el que se asientan nuestras sociedades
occidentales es el de la libertad, libertad para decidir lo que cada cual
considere como su buena vida, o su proyecto vital. Aunque siempre esté inserto
en un contexto social donde los sentimientos tendrán una motivación especial.
Sentimientos que básicamente son reguladores sociales y socialmente regulados,
y que por tanto siempre van a estar presentes en nuestras conductas para ser
calificadas como correctas o incorrectas, como normales o subversivas, en el
sentido que le da la RAE de alterar el orden social.
Una de las conclusiones que se saca al leer el libro es que la autora
trata de mostrarnos la necesidad de una ética de proximidad al ser humano, en
sus circunstancias concretas, en sus peculiaridades y particularidades, que
siempre van a ser sentidas, es decir, le van a provocar sentimientos que son el
motor de la acción, aunque estén en segunda instancia analizados por la razón.
Así, por ejemplo, sobre la compasión nos dice (utilizando palabras de
Horkheimer) “que es el sentimiento moral mas propio de nuestro tiempo” y sigue
diciendo que “compasión es la traducción latina del griego, simpatía,
sentimiento en el que Hume hizo descansar su concepción de la moralidad”. También
da una gran importancia en la formación de esa ética de las virtudes o del
carácter al sentimiento que hoy denominamos autoestima, el cual “proviene de la
reacción ante la propia imagen y de la consideración que a uno le merece su
propia persona […] así lo ve Spinoza, para quien el contento de sí mismo
es una alegría que brota de que el hombre se considera a sí mismo y considera
su potencia de obrar” y Hume a este sentimiento lo denominaba orgullo y le
contraponía la humildad. Lo que en palabras de la autora equivale a decir que”
el yo se constituye sobre la base del orgullo y la humildad, o que no hay forma
de verse a sí mismo sin que uno se sienta orgulloso o humillado por ser como
es”. Pero la autoestima aún siendo un sentimiento que construye el individuo,
tiene fuertes condicionantes sociales, como todos los demás, por otro lado, así
Hume lo relacionaba (el orgullo) con la propiedad o Rawls, por encima de otros
bienes, con la libertad. Pues el sentirse, libres e iguales, son bienes
primarios para que se den las condiciones sociales del autorrespeto y Rawls entiende
por autorrespeto: 1º) la concepción del bien o el plan de vida que uno tiene
merece la pena y 2º) la confianza en la propia capacidad de lo que uno se
propone con ese plan. En definitiva, darse un sentido a la vida.
Spinoza |
Rawls
Pero para fundamentar esta ética del carácter va a ser necesario el
gobierno de las pasiones, apelando a la terminología clásica, y al igual que
Spinoza nos enseña que una pasión solo se contrarresta por otra pasión, así
“podríamos decir que a las emociones solo llega a gobernarlas una pasión, la
pasión por el conocimiento. El deseo de saber (que según los manuales en
los que estudiábamos, explica el origen de la filosofía) es el mejor antídoto
para las emociones inadecuadas” y para la construcción de ese carácter
individual apela a la receta, socrática de la mayéutica, el autoconocimiento.
Y sigue indagando sobre “el criterio que ha de permitirnos distinguir
las emociones adecuadas de las que no
lo son porque dicho criterio nos proporcionará al mismo tiempo las razones a
favor de una educación de las emociones […] Y aunque la autora nos dice que las
emociones pertenecen a la trastienda de la vida individual, a un reducto íntimo
en el que parece que ni se puede ni se debe entrar, al ser la espuela que mueve
a actuar, tiene consecuencia en el conjunto de la sociedad y por eso afirma que
el cultivo de las emociones es la condición de la ética pública.
Juan Carlos Hernandez Clemente
Madrid, 2020.
Porter ME.
-Decisiones informadas. Al
publicar datos de resultados de salud, los pacientes pueden elegir los médicos
y los tratamientos que mejor se adapten a ellos.
-Mejora de la calidad. Los
datos de resultados pueden ayudar a los médicos a evaluar su desempeño en
comparación con sus pares en todo el mundo y brinda la oportunidad de aprender
unos de otros para mejorar la atención que proporcionan.
-Reducción de costes. Si los médicos toman
decisiones sobre el tratamiento en función de los resultados, es más probable
que los pacientes reciban atención de alta calidad y los pagadores solo pagan
por los servicios que logran resultados.
- Defined by
Emotional Distress/Emotional Pain
- Defined by Affective Lability/Emotional
Dysregulation
- Defined by Self-harm/Self-injury
- Defined by Overt Aggression
- Defined by Global/Daily Functioning/Disability
- Tracked via the Level of Personality Functioning
Scale - Brief Form 2.0
- Tracked via the Recovering Quality of Life -
10-Item Version
- Tracked via the Difficulties in Emotion
Regulation Scale - 16-Item Version
- Tracked via the Columbia Suicide Severity Rating
Scale - Screener/Recent - Self-Report
- Tracked via the Modified Overt Aggression Scale
- Tracked via the WHO Disability Assessment
Schedule 2.0 - 12-Item Version
- Tracked via the KIDSCREEN-10 Index in Adolescent
Specialist Services
- Tracked via the PROMIS Short Form v2.0 - Social
Isolation 4a
Esta serie de instrumentos esta a disposición de
los profesionales que se registran en la web, (el registro básico es gratuito).
Murcia.
Artículo
comentado.-
Greer DM, Shemie SD, Lewis A, Torrance S, Varelas P, Goldenberg FD, et al. Determination of Brain Death/Death by Neurologic Criteria: The World Brain Death Project. JAMA 2020. doi: 10.1001/jama.2020.11586.
El progreso en los métodos de soporte vital, como
los respiradores, hizo ya hace décadas obsoleta la definición de muerte a
partir de la ausencia de un latido cardiaco que el moderno aparataje era capaz
de mantener indefinidamente. Surgió así la necesidad de redefinir la muerte del
individuo a partir de la muerte o no viabilidad del cerebro. En el camino ha
habido muchas dificultades, no solo técnicas o conceptuales, sino también
relacionadas con principios legales o religiosos. Por eso hay que reconocer el
mérito de este artículo, que pretende determinar la muerte cerebral o muerte
por criterios neurológicos y que al decir de alguno de sus autores va más allá
de la publicación convencional para convertirse en un auténtico tratado sobre
la materia. Tras su publicación en la versión online de JAMA a primeros de
agosto el artículo estuvo accesible unas semanas en la propia web de la
revista, desde la que ahora solo se accede al abstract. Para quien no tenga una
suscripción, puede accederse a través de la plataforma Research Gate y si hay
paciencia, JAMA suele abrir muchos de sus contenidos a los seis meses de su
publicación.
Inscrito en la iniciativa World Death Project,
el trabajo cuenta con el apoyo de unas 30 organizaciones internacionales de
prestigio y de las federaciones mundiales de Cuidados Intensivos Pediátricos,
Cuidados Críticos Pediátricos, Neurología, Neurocirugía y Enfermería de
Cuidados Críticos. Ha revisado la bibliografía y ha desarrollado unos criterios
consensuados por profesionales literalmente de todo el mundo, incluida España,
contempla recomendaciones sobre procedimientos clínicos y técnicos para concluir
que se ha producido la muerte cerebral, en diferentes circunstancias clínica,
realiza consideraciones en torno a los aspectos religiosos y legales implicados
y se acompaña de hasta 17 apéndices que hacen que la observación de que se ha
escrito más un tratado que un artículo no resulte en absoluto descaminada.
En una apretadísima síntesis, los factores a
considerar de forma preliminar son una la temperatura central (debe ser normal,
porque la hipotermia dificulta la valoración), el uso de sedantes, anestésicos
o relajantes musculares (que, de nuevo, impediría una adecuada evaluación, que
debería por tanto realizarse cuando haya pasado un tiempo suficiente desde su
suspensión para su aclaramiento) y, finalmente, la presencia de anomalías en la
tensión arterial, los niveles de glucosa o el equilibrio hidroelectrolítico,
que deberían corregirse para poder determinar con fiabilidad la muerte
cerebral.
La determinación debería hacerla un médico con
formación en la valoración de la muerte cerebral. Se base en tres
circunstancias: coma persistente, ausencia de reflejos del tronco cerebral e
incapacidad para la respiración independiente. El coma se confirma cuando no
hay respuesta verbal, motora, o de apertura de ojos tras la aplicación de un
estímulo doloroso. La valoración de función del tronco cerebral requiere el
estudio de múltiples reflejos (como reactividad pupilar a la luz o los reflejos
tusígeno y nauseoso). SI se confirma el coma y la ausencia de reflejos, la
prueba definitiva es el test de apnea o retirada de la respiración asistida. Se
cumplen los criterios de muerte cerebral si tras 10 minutos sin soporte no se
observan movimientos o la presión parcial de CO2 aumenta 20 torr o
más. En los pacientes en que no sea posible este test por tener una gran hipotensión
o niveles muy bajos de oxígeno en sangre se recurrirá a estudios
complementarios como Doppler transcraneal o angiografía cerebral. En los niños
se requieren dos evaluaciones.
Tras la declaración de muerte cerebral pueden
emplearse técnicas de soporte vital para mantener la viabilidad de órganos si
el paciente puede ser donante o si es una embarazada y se ha decidido continuar
la gestación.
Una parte relevante de este ingente trabajo, que va
más allá de lo técnico y clínico, guarda relación con los aspectos religiosos y
legales que rodean a la muerte cerebral. La parte más valorativa que puede imponerse
a los hechos que, aunque emanan de un consenso, tienen el apoyo de una (hay que
reconocer que no muy extensa) bibliografía y de la amplia experiencia de unos
autores que representan, en varias dimensiones, la práctica internacional al
respecto. Los autores han repasado la posición de distintas confesiones en
torno a la cuestión, y ninguna de ellas parece posicionarse de forma explícita
y tajante contra el concepto de muerte por criterios neurológicos. Pese a ello,
entienden que puede darse la circunstancia de que familiares de pacientes en
esta situación argumenten principios religiosos para oponerse a una declaración
de muerte, por lo que recomiendan algunas actuaciones encaminadas a reconducir
esta oposición entre las que figura la suspensión del soporte vital si una
persona que cumpla criterios de muerte cerebral ocupa una cama de la que podría
beneficiarse otro paciente con una situación clínica con posibilidades de
recuperación o supervivencia. En su breve discusión, por cierto, los autores
reconocen que una potencial limitación de su trabajo es la no inclusión de
familiares y allegados de pacientes, cuya participación probablemente habría
reforzado al documento. También asumen que han mostrado sensibilidad hacia
aspectos religiosos y sociales (su estudio de la posición de las diversas
confesiones da muestra de ello) pero no han incluido a representantes de las
mismas. Podríamos decir, por tanto, que vienen a plantear que el consenso
técnico y profesional se habría beneficiado de un respaldo social y religioso.
En el ámbito legal, las recomendaciones abordan
cuestiones que pueden parecer evidente, pero que no por ello desmerecen una
alusión explícita. Así, no debería participar en la evaluación ningún
profesional que pueda estar relacionado con el trasplante de órganos si el
paciente es un donante potencial. También plantea un gradual reconocimiento del
concepto de muerte por criterios neurológicos por parte de los diversos
ordenamientos jurídicos (en los EEUU, por ejemplo, la posición de estados vecinos
difiere al respecto).
Finalmente, el documento reconoce que ha establecido
unos criterios mínimos de muerte cerebral que en determinadas circunstancias o
legislaciones podrían hacerse más estrictos o requerir más pruebas
complementarias que ratifiquen la imposibilidad de supervivencia. Sea como
fuere, no deja de representar un esfuerzo encomiable orientado a clarificar y a
introducir criterios sólidos en un campo que puede resultar espinoso.
Bilbao
LA ATENCIÓN AL PACIENTE POLICRONICO
Cuidados adecuados a las
necesidades de salud de cada paciente…. Este sería el ideal de cualquier
Sistema Sanitario, pero la verdad es que hay muchas pruebas de que derrochamos
mucho dinero en actividades sin valor. Jordi Varela, gestor acreditado de Hospital y
otros dispositivos asistenciales, ofrece en su canal de youtube una serie de
reflexiones que van del Right Care a experiencias con grupos de pacientes determinados.
En esta ocasión hemos escogido una breve entrevista con el responsable de la
atención a la policronicidad del Hospital de Vic.
La entrevista corresponde al blog que lidera el Prof. Jordi Varela (Avances en Gestión).