BOLETIN IATROS, Octubre 2019.
CIRCULO DE CIBERLECTURA
INDICE.-
Noticias.- XIV Congreso Internacional de Bioética.
Comentario de libros.- Bioética mínima. Florescència.
Webs de interés.- FronterasCTR
Artículo comentado.- Form and Function in Human Song
Vídeo
recomendado.- Robots a la carta.
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Noticias.-
XIV Congreso Internacional de Bioética.
3-5 Octubre Madrid. Hotel Rafael Atocha.
Ver programa:
Comentario de libros.-
Gracia D. Bioética mínima. Ed. Triacastela, Madrid 2019.
El libro que nos presenta Diego Gracia se puede enmarcar dentro de los
llamados libros teórico-prácticos, pues en él, además, de exponer con una
evidente claridad cuestiones teóricas, no fáciles, como puede ser la
experiencia moral propia de todo ser humano, nos enseña el método para que la
toma de decisiones morales sea lo más prudente posible a través de la deliberación.
Y los ejemplos que toma para ello son complejos, tanto como analizar la toma de
decisiones morales en el principio de la vida, concretamente en el caso de la
interrupción voluntaria del embarazo y
en el final de la vida, concretamente en la adecuación del esfuerzo
terapéutico ante enfermedades agudas muy graves y sobre el suicidio asistido y
la eutanasia en enfermedades crónicas.
El autor empieza analizando la
experiencia moral de todo ser humano, que asocia al fenómeno del deber , el
cual se nos presenta como universal,
irreductible y originario y al que nos sentimos obligados, pues el ser
humano está obligado a hacerse a sí
mismo proyectando sus actos, y esta proyección siempre tiene lugar en el
futuro. Pero a la vez que está obligado a proyectar sus actos en busca de un
fin, es el único ser al que se le pide, y se pide a sí mismo, responsabilidad
sobre la realización de dicho proyecto. Un proyecto que no es otra cosa que la
consecución de unos fines. Luego el fenómeno moral, siempre siguiendo al autor,
tiene dos momentos indisociables, el proyecto vital que todo ser humano está
obligado a realizar y la asunción de responsabilidades antes sí mismo, ante su
conciencia y ante los demás de los resultados de dicho proyecto. Algo parecido
a lo ya dicho en la Apología de Sócrates (Platón): “Una vida no examinada, no
merece la pena ser vivida”.
En palabras del propio autor: “La
experiencia moral es la experiencia de la obligación o del deber. Todo ser
humano cree que debe. Podría diferir respecto de otro ser humano en el
contenido, en lo que cree que debe. Pero aquí nos hemos ocupado del análisis de
la estructura formal, es decir, del carácter debitorio de la realidad humana”.
Ahora bien, los proyectos humanos que
debemos realizar o que estamos obligados a realizar tienen una estructura que consta de tres momentos inseparables: “el
cognitivo o intelectual, el evaluativo o emocional y el volitivo o práctico, […]
cada uno de los cuales recibe un nombre específico que en el primer caso es el
de hecho, en el segundo el de valor y en el tercero el de deber.
En todo proyecto se dan los tres: este parte necesariamente de unos
hechos, vuelca sobre ellos juicios de valor y, finalmente delibera sobre lo que
debe o no llevar a cabo. Ni que decir tiene que el momento específicamente
moral es el tercero”.
El autor sigue explicando que la ética
es el estudio del deber, por tanto, del tercer momento del proyecto, pero el
deber consiste en la realización de valores, o dicho de otro modo, en añadir
valor a los propios hechos, es decir, a la realidad. Este es el punto, en la
realización de los valores a los que estamos obligados, es decir, lo que
debemos hacer para conseguir los fines de nuestro proyecto, donde se unen la
axiología (mundo de los valores) y la ética (mundo de los deberes). Pero la
clave de la ética, o la obligación moral, está no en jerarquizar los valores
sino en intentar promover todos los valores en juego o al menos lesionar lo
menos posible alguno de los valores que entren en el juego de la toma de
decisiones del tercer momento: ¿cuáles debo realizar? Pues es sabido que en
algunas ocasiones nos encontraremos con un conflicto entre los valores a
promover o al menos de no dañar, este conflicto de valores es lo que en
ocasiones se puede entender como un problema moral.
El método que Diego Gracia propone para
la resolución del conflicto de valores cuando estos se dan, es el método deliberativo. “Y nos dice que la
deliberación no es un método exclusivo de la ética, sino, según Aristóteles de
toda la racionalidad práctica. Siempre que se trata de tomar decisiones, tanto
técnicas como éticas, habrá que acudir a la deliberación”.
El proceso deliberativo se inicia con
una deliberación sobre los hechos, reduciendo su incertidumbre hasta límites
prudentes o razonables, nos dice el autor. Para, a continuación deliberar sobre
los valores que se soportan en los hechos analizados y tras ello se deliberará
sobre los deberes, es decir, sobre que decisiones tomar a la vista del análisis de hechos y valores
previos. En la deliberación moral o propia del tercer momento del proyecto, se
hace obligatorio añadir el análisis de
las circunstancias en que vaya a tomarse
la decisión, así como, la previsión de las consecuencias que se puedan derivar
de la decisión tomada. Además hemos de añadir que de todas las posibles
decisiones a tomar, llamados cursos intermedios de acción, debemos optar por la
óptima. Siendo ésta la que mejor promueva los valores enfrentados o al menos la
que menos dañe dichos valores.
Este análisis que someramente venimos
describiendo el autor lo analiza de forma práctica en los casos complejos antes
reseñados.
Por ejemplo, en el caso de la
interrupción voluntaria del embarazo comienza el proceso deliberativo, como no
puede ser de otra forma, por los hechos y muy concretamente por los hechos
biológicos sobre los cuales siempre está presente la pregunta sobre el inicio y
el final de la propia vida humana, pues de lo que no cabe duda es sobre la
existencia de una realidad biológica con
ADN de la especie humana, pero
ahí entran las controversias entre preformacionistas y epigenetistas. El autor
nos dice que de todas esas controversias (hechos biológicos) “cabe concluir que
los genes son condición necesaria de aparición de un ser vivo, pero no
condición suficiente […] La constitución se alcanza tras un proceso constituyente. A lo largo de ese proceso
va constituyéndose un ser biológico, que no comienza ya constituido”.
Pero los hechos biológicos distan mucho
de ser los únicos relevantes en la cuestión del aborto, “tan importante como
ellos son los de carácter económico y social”, también los hechos que califica
como culturales asociados a la cultura del bienestar (cada vez es más difícil
aceptar contingencias que puedan alterar los planes de vida), o hechos propios
de una sociedad secularizada como la libertad o la autonomía en la toma de decisiones
propias.
En fin, como vemos tras analizar los
hechos, analiza los valores que se soportan en los hechos: valor vida del
embrión, por una parte y la vida, salud física o mental de la madre, sus
condiciones socioeconómicas, el bienestar, el proyecto vital, su autonomía y
libertad entendidas como valores individuales. Y todo ello no olvidemos que surge en una
mujer concreta.
Por último, a la hora de tomar la
decisión óptima, es decir, aquello que se debe o no hacer se tendrá siempre en
cuenta las circunstancias del caso concreto y las consecuencias que se deriven
de dicha decisión. Pero antes de llegar a la decisión óptima habrá que analizar
los diferentes cursos intermedios de acción que se le pueden ofrecer a la mujer
que tiene el problema moral.
Del mismo modo que nos expone el procedimiento
deliberativo para la interrupción voluntaria del embarazo, nos ofrece las complejas
deliberaciones, sobre hechos, valores y deberes, en la toma de decisiones al
final de la vida, muy concretamente, en la adecuación del esfuerzo terapéutico,
el suicidio asistido y la eutanasia.
Por último, referir que todo el libro
está impregnado de un conocimiento filosófico que arranca en la Grecia clásica
y acaba en nuestros días y que constituye un importante soporte teórico a las
afirmaciones y toma de decisiones del autor en temas de gran complejidad en
nuestra sociedad.
Juan Carlos Hernández Clemente
Madrid, 2019.
Kopano Matlwa. Florescència. Ed Sembra. València 2018.
Quizás ustedes hayan leído el Árbol de
la Ciencia de Pio Baroja. Recordarán las aventuras de un joven estudiante de medicina
que detesta a sus congéneres, quizás como reacción a un reto de empatía para el
que no se encontraba preparado… La novela
de Pio Baroja tiene un fondo misantrópico de tipo nietzscheano, es decir, el
protagonista divide a las personas en vulgares o con algún tipo de valor que
las distingue. Un mal andamiaje para un joven médico que deberá contactar con
la miseria humana y reconocer la dignidad que esconde la pobreza. Así le va al
protagonista, -Andrés Hurtado, tras el que sospechamos está el mismo Pio Baroja-,
un personaje provisto de mucha
sensibilidad pero (mal) educado en el culto a lo selecto.
Otrosí con la novela -y película- “La
malaldie du Sacks”. Se trata en esta ocasión de un médico rural que también
detesta a parte de sus pacientes, aunque -a diferencia de Hurtado- es capaz de
sentir compasión por la mayoría. También aquí se nos presenta un médico dotado
de una alta sensibilidad, capaz de conducir esta sensibilidad hacia una empatía
constructiva, pero con grietas que le hacen vulnerable a la crispación. El Dr Sacks desenvaina la espada justiciera ante
pacientes a los que considera “malos de verdad”, y se permite estallar con
violencia verbal. También se nos muestra un médico que encalla con pacientes
quejosos, demandantes, sin percibir toda la fragilidad que denotan estas
conductas.
Sacks y Hurtado padecen una misma
enfermedad. Ambos están dotados de una sensibilidad emocional que fácilmente
condiciona también una alta sensibilidad moral, (porque a fin de cuentas la sensibilidad
emocional es el sustrato de la moral). Y ambos no han sabido educarla. O la han
educado mal.
Kopano Matlwa nos ofrece en Florescència
un caso quizás algo mas complejo. Nos
describe en primera persona la experiencia de una residente sudafricana en un
Hospital de este país. Y descubrimos a una mujer frágil, que oscila entre la
frialdad emocional y una extrema sensibilidad. Una mujer que llega a odiarse
por no dar más al paciente, pero que a la vez se bloquea ante el dolor ajeno.
Los vericuetos de Machesaba (asi se llama
la protagonista) darían para una tesis de inspiración psicoanalista: ¿hasta qué
punto describe la frustración de toda una generación de jóvenes sudafricanos
que lo esperaban todo del milagro Mandela? Esta generación se encuentran con
Hospitales masificados y un país que apenas sostiene niveles de bienestar
heredados de la generación precedente… Pero mas allá de una consideración
material, resulta interesante constatar la falta de preparación emocional de
los estudiantes de medicina. Como para hacer verdadero el aforismo de que “en
todas partes cuecen habas”.
En las páginas de la novela descubrimos
una Sudáfrica xenófoba…. Y ustedes pensarán “¿de blancos contra negros o
viceversa?”… Pues no, de negros contra negros, de negros sudafricanos contra
negros emigrantes de países limítrofes. Ahí es donde la protagonista de la
novela reacciona con un punto de heroicidad, y para el que pagará un alto
precio…. Pero no vamos a ser spoilers. Quede ahí, para educadores o formadores
de médicos, otra novela en que la misantropía, la alta sensibilidad emocional,
y el andamiaje ideológico conforman un triángulo que incapacita a una joven
para el ejercicio riguroso de la profesión sanitaria. Formar a médicos en conocimientos,
sin formarlos en actitudes, es una enfermedad de las instituciones educativas
de la mayor parte de países. Y las consecuencias son nefastas.
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes.
Webs de interés.-
La
revista electrónica FronterasCTR inicia su andadura en enero de
2017 con el objetivo de convertirse en uno de los canales de difusión de conocimiento
de la Cátedra Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la
Universidad Pontifica Comillas de Madrid.
Se
trata de una revista con las siguientes áreas de interés:
Relaciones entre ciencia y religión
- Origen y destino del Universo
- Creación, evolución y destino
- Providencia, libertad y salvación
- Diálogo entre la ciencia y la religión
Nuevos lenguajes de la tecnología
- Lenguaje científico y religioso
- Lenguajes formales en la ciencia
- Lenguaje y computación
- Filosofía de la matemática
Cultura tecnológica, ética y
teología
- Origen y desarrollo de la ciencia moderna
- Libertad humana y tecnología
- Cultura tecnológica y tradiciones religiosas
Neurociencia y transhumanismo
- Las relaciones entre mente y cerebro
- Neurociencia, libertad y ética
- Transhumanismo, singularidad y posthumanismo
- Conciencia, espiritualidad e identidad humana
Ciencia, tecnología y ética
social
- Desarrollo científico-técnico y desarrollo
humano
- Ciencia, ética y política
- Retos de las nuevas tecnologías ante la
desigualdad y la justicia social
- Crisis
medioambiental: ciencia y ética
Estamos
en presencia, por consiguiente, de una revista de cariz religioso que sitúa en
primera línia de interès el debate entre religión y ciencia, religión y filosofía.
Como un ejemplo vale mas que mil palabras no fijamos en el siguiente artículo:
¿Puede
la neuroética sustituir a la ética filosófica? De Josep Corcó, accesible en:
El autor tiene una mirada crítica a la
proliferación de lo “neuro”. Nos advierte que:
“El término neuroética
tiene dos acepciones. La primera se refiere a la ética de la neurociencia: esta
acepción haría de la neuroética una rama más de la bioética. Pero la otra
acepción es la que nos interesa aquí: la neurociencia de la ética, es decir,
los conocimientos que el desarrollo de la neurociencia puede aportar en la búsqueda
de las bases cerebrales del comportamiento ético de los seres humanos.”
A continuación distingue tres
acepciones en relación a la búsqueda de estas bases biológicas de la conducta
ética:
*los neuroreduccionistas, piensan que la neurociencia debe sustituir a
la ética porque de alguna manera (con matizaciones en las que no vamos a
entrar), la mente humana e incluso el ser humano se identifica con el cerebro.
*los neuroescépticos, que
mantienen la tesis de que la neurociencia no puede aportar nada especialmente
relevante a la ética normativa, ya que el comportamiento ético es una propiedad
distintiva del ser humano que no puede fundamentarse científicamente.
*los neurocríticos piensan
que la ética no puede ser subsumida por la neurociencia, pero tampoco descartan
que los avances en neurociencia se tengan que tener en cuenta en el ámbito
ético.
Para nuestro autor el
debate puede subsumirse en otro mas global: ¿puede la ciencia sustituir a la filosofía? A
lo que responde: “ciencia y filosofía son dos formas de conocimiento humano que
tienen objetivos y metodologías distintas, que nos permiten acceder a distintas
facetas del mundo real, y que pueden encontrar aspectos de diálogo que les
permitan reconocerse como conocimientos complementarios y mutuamente implicados.
En el mundo contemporáneo, la ciencia necesita de la filosofía para comprenderse
a sí misma, y la filosofía necesita de la ciencia para comprender el mundo”.
Y tras una discusión mas
profunda sobre esta cuestión acaba el artículo con una cita magnífica de Gould:
“La ciencia
no puede decir nada sobre la moralidad de la moral. Es decir, el descubrimiento
potencial por los antropólogos de que el asesinato, el infanticidio, el genocidio
y la xenofobia pueden haber caracterizado a muchas sociedades humanas, pueden
haber surgido de preferencias en determinadas situaciones sociales, e incluso
que pueden haber sido beneficiosos en determinados contextos, no ofrece en absoluto
ningún apoyo para la proposición moral de que debiéramos comportarnos de
aquella manera”.
A lo que apostilla Corcó: “Sin embargo, aunque la
ciencia no pueda decir nada sobre la moralidad de la moral, la neurociencia nos
puede aportar interesantes conocimientos que hay que tener en cuenta a la hora
de una correcta comprensión del comportamiento moral humano. A su vez, estos
conocimientos neurocientíficos necesitan un marco de interpretación ético que
sólo la filosofía puede proporcionar”.
Artículo comentado.-
Form and
Function in Human Song
Pablo Oliveras.
Murcia.
Vídeo recomendado.-
Robots a la carta.- Nos vamos a un mundo donde los robots harán
cosas bastante increíbles: limpiar nuestras casas pero también los fondos
marinos, cuidar de nuestros niños y otras personas con alta dependencia,
conducir coches, etc. Pero para que eso ocurra se precisa no solo que se puedan
pagar, sino que el usuario tenga conocimientos de programación y de
ordenadores. Por consiguiente, entramos en una fase de culturización de grandes
masas de población en una sociedad que tiene tasas altas de abandono escolar….
Quizás una manera de motivar a los futuros usuarios sea que los robots entren
en las aulas escolares, tal como nos propone Daniela Rus en este vídeo.
La Redacción.-