BLOG LÍDER EN HUMANIDADES MEDICAS Y FILOSOFIA DE LA MEDICINA.- FUNDACION LETAMENDI- FORNS Comité Editorial: Francesc Borrell. Juan Carlos Hernández Clemente. Director del blog: F. Borrell Carrió; Secretario de Redacción: Juan Medrano Albeniz.

BOLETÍN IATROS ISSN 2014-1556

Este Boletín tiene por objetivo difundir y compartir comentarios de libros y artículos en Humanidades Médicas y Filosofía de la Medicina y difundir las actividades de la Fundación Letamendi Forns y Fundación Iatrós.

BOLETIN IATROS, Octubre 2019.

CIRCULO DE CIBERLECTURA

INDICE.-
Noticias.-  XIV Congreso Internacional de Bioética.
Comentario de libros.-  Bioética mínima. Florescència.
Webs de interés.-  FronterasCTR 
Artículo comentado.-    Form and Function in Human Song
Vídeo recomendado.-  Robots a la carta.
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Noticias.- 

XIV Congreso Internacional de Bioética. 3-5 Octubre Madrid. Hotel Rafael Atocha.
Ver programa:

Comentario de libros.-

Gracia D. Bioética mínima. Ed. Triacastela, Madrid 2019.



El libro que nos presenta  Diego Gracia se puede enmarcar dentro de los llamados libros teórico-prácticos, pues en él, además, de exponer con una evidente claridad cuestiones teóricas, no fáciles, como puede ser la experiencia moral propia de todo ser humano, nos enseña el método para que la toma de decisiones morales sea lo más prudente posible a través de la deliberación. Y los ejemplos que toma para ello son complejos, tanto como analizar la toma de decisiones morales en el principio de la vida, concretamente en el caso de la interrupción voluntaria del embarazo y  en el final de la vida, concretamente en la adecuación del esfuerzo terapéutico ante enfermedades agudas muy graves y sobre el suicidio asistido y la eutanasia en enfermedades crónicas.
El autor empieza analizando la experiencia moral de todo ser humano, que asocia al fenómeno del deber , el cual se nos presenta como universal, irreductible y originario y al que nos sentimos obligados, pues el ser humano está obligado a hacerse  a sí mismo proyectando sus actos, y esta proyección siempre tiene lugar en el futuro. Pero a la vez que está obligado a proyectar sus actos en busca de un fin, es el único ser al que se le pide, y se pide a sí mismo, responsabilidad sobre la realización de dicho proyecto. Un proyecto que no es otra cosa que la consecución de unos fines. Luego el fenómeno moral, siempre siguiendo al autor, tiene dos momentos indisociables, el proyecto vital que todo ser humano está obligado a realizar  y la asunción  de responsabilidades antes sí mismo, ante su conciencia y ante los demás de los resultados de dicho proyecto. Algo parecido a lo ya dicho en la Apología de Sócrates (Platón): “Una vida no examinada, no merece la pena ser vivida”.
En palabras del propio autor: “La experiencia moral es la experiencia de la obligación o del deber. Todo ser humano cree que debe. Podría diferir respecto de otro ser humano en el contenido, en lo que cree que debe. Pero aquí nos hemos ocupado del análisis de la estructura formal, es decir, del carácter debitorio de la realidad humana”.
Ahora bien, los proyectos humanos que debemos realizar o que estamos obligados a realizar tienen una estructura  que consta de tres momentos inseparables: “el cognitivo o intelectual, el evaluativo o emocional y el volitivo o práctico, […] cada uno de los cuales recibe un nombre específico que en el primer caso es el de hecho, en el segundo el de valor y en el tercero el de deber.  En todo proyecto se dan los tres: este parte necesariamente de unos hechos, vuelca sobre ellos juicios de valor y, finalmente delibera sobre lo que debe o no llevar a cabo. Ni que decir tiene que el momento específicamente moral es el tercero”.
El autor sigue explicando que la ética es el estudio del deber, por tanto, del tercer momento del proyecto, pero el deber consiste en la realización de valores, o dicho de otro modo, en añadir valor a los propios hechos, es decir, a la realidad. Este es el punto, en la realización de los valores a los que estamos obligados, es decir, lo que debemos hacer para conseguir los fines de nuestro proyecto, donde se unen la axiología (mundo de los valores) y la ética (mundo de los deberes). Pero la clave de la ética, o la obligación moral, está no en jerarquizar los valores sino en intentar promover todos los valores en juego o al menos lesionar lo menos posible alguno de los valores que entren en el juego de la toma de decisiones del tercer momento: ¿cuáles debo realizar? Pues es sabido que en algunas ocasiones nos encontraremos con un conflicto entre los valores a promover o al menos de no dañar, este conflicto de valores es lo que en ocasiones se puede entender como un problema moral.
El método que Diego Gracia propone para la resolución del conflicto de valores cuando estos se dan, es  el método deliberativo. “Y nos dice que la deliberación no es un método exclusivo de la ética, sino, según Aristóteles de toda la racionalidad práctica. Siempre que se trata de tomar decisiones, tanto técnicas como éticas, habrá que acudir a la deliberación”.
El proceso deliberativo se inicia con una deliberación sobre los hechos, reduciendo su incertidumbre hasta límites prudentes o razonables, nos dice el autor. Para, a continuación deliberar sobre los valores que se soportan en los hechos analizados y tras ello se deliberará sobre los deberes, es decir, sobre que decisiones tomar  a la vista del análisis de hechos y valores previos. En la deliberación moral o propia del tercer momento del proyecto, se hace obligatorio añadir  el análisis de las circunstancias  en que vaya a tomarse la decisión, así como, la previsión de las consecuencias que se puedan derivar de la decisión tomada. Además hemos de añadir que de todas las posibles decisiones a tomar, llamados cursos intermedios de acción, debemos optar por la óptima. Siendo ésta la que mejor promueva los valores enfrentados o al menos la que menos dañe dichos valores.
Este análisis que someramente venimos describiendo el autor lo analiza de forma práctica en los casos complejos antes reseñados.
Por ejemplo, en el caso de la interrupción voluntaria del embarazo comienza el proceso deliberativo, como no puede ser de otra forma, por los hechos y muy concretamente por los hechos biológicos sobre los cuales siempre está presente la pregunta sobre el inicio y el final de la propia vida humana, pues de lo que no cabe duda es sobre la existencia de una realidad biológica con  ADN de la especie humana,  pero ahí entran las controversias entre preformacionistas y epigenetistas. El autor nos dice que de todas esas controversias (hechos biológicos) “cabe concluir que los genes son condición necesaria de aparición de un ser vivo, pero no condición suficiente […] La constitución se alcanza tras un proceso constituyente. A lo largo de ese proceso va constituyéndose un ser biológico, que no comienza ya constituido”.
Pero los hechos biológicos distan mucho de ser los únicos relevantes en la cuestión del aborto, “tan importante como ellos son los de carácter económico y social”, también los hechos que califica como culturales asociados a la cultura del bienestar (cada vez es más difícil aceptar contingencias que puedan alterar los planes de vida), o hechos propios de una sociedad secularizada como la libertad o la autonomía en la toma de decisiones propias.
En fin, como vemos tras analizar los hechos, analiza los valores que se soportan en los hechos: valor vida del embrión, por una parte y la vida, salud física o mental de la madre, sus condiciones socioeconómicas, el bienestar, el proyecto vital, su autonomía y libertad entendidas como valores individuales.  Y todo ello no olvidemos que surge en una mujer concreta.
Por último, a la hora de tomar la decisión óptima, es decir, aquello que se debe o no hacer se tendrá siempre en cuenta las circunstancias del caso concreto y las consecuencias que se deriven de dicha decisión. Pero antes de llegar a la decisión óptima habrá que analizar los diferentes cursos intermedios de acción que se le pueden ofrecer a la mujer que tiene el problema moral.
Del mismo modo que nos expone el procedimiento deliberativo para la interrupción voluntaria del embarazo, nos ofrece las complejas deliberaciones, sobre hechos, valores y deberes, en la toma de decisiones al final de la vida, muy concretamente, en la adecuación del esfuerzo terapéutico, el suicidio asistido y la eutanasia.
Por último, referir que todo el libro está impregnado de un conocimiento filosófico que arranca en la Grecia clásica y acaba en nuestros días y que constituye un importante soporte teórico a las afirmaciones y toma de decisiones del autor en temas de gran complejidad en nuestra sociedad.

Juan Carlos Hernández Clemente
Madrid, 2019.

Kopano Matlwa. Florescència. Ed Sembra. València 2018.


Quizás ustedes hayan leído el Árbol de la Ciencia de Pio Baroja. Recordarán las aventuras de un joven estudiante de medicina que detesta a sus congéneres, quizás como reacción a un reto de empatía para el que no se encontraba preparado…  La novela de Pio Baroja tiene un fondo misantrópico de tipo nietzscheano, es decir, el protagonista divide a las personas en vulgares o con algún tipo de valor que las distingue. Un mal andamiaje para un joven médico que deberá contactar con la miseria humana y reconocer la dignidad que esconde la pobreza. Así le va al protagonista, -Andrés Hurtado, tras el que sospechamos está el mismo Pio Baroja-,  un personaje provisto de mucha sensibilidad pero (mal) educado en el culto a lo selecto.

Otrosí con la novela -y película- “La malaldie du Sacks”. Se trata en esta ocasión de un médico rural que también detesta a parte de sus pacientes, aunque -a diferencia de Hurtado- es capaz de sentir compasión por la mayoría. También aquí se nos presenta un médico dotado de una alta sensibilidad, capaz de conducir esta sensibilidad hacia una empatía constructiva, pero con grietas que le hacen vulnerable a la crispación.  El Dr Sacks desenvaina la espada justiciera ante pacientes a los que considera “malos de verdad”, y se permite estallar con violencia verbal. También se nos muestra un médico que encalla con pacientes quejosos, demandantes, sin percibir toda la fragilidad que denotan estas conductas.

Sacks y Hurtado padecen una misma enfermedad. Ambos están dotados de una sensibilidad emocional que fácilmente condiciona también una alta sensibilidad moral, (porque a fin de cuentas la sensibilidad emocional es el sustrato de la moral). Y ambos no han sabido educarla. O la han educado mal.
Kopano Matlwa

Kopano Matlwa nos ofrece en Florescència un caso quizás algo mas complejo.  Nos describe en primera persona la experiencia de una residente sudafricana en un Hospital de este país. Y descubrimos a una mujer frágil, que oscila entre la frialdad emocional y una extrema sensibilidad. Una mujer que llega a odiarse por no dar más al paciente, pero que a la vez se bloquea ante el dolor ajeno.
Los vericuetos de Machesaba (asi se llama la protagonista) darían para una tesis de inspiración psicoanalista: ¿hasta qué punto describe la frustración de toda una generación de jóvenes sudafricanos que lo esperaban todo del milagro Mandela? Esta generación se encuentran con Hospitales masificados y un país que apenas sostiene niveles de bienestar heredados de la generación precedente… Pero mas allá de una consideración material, resulta interesante constatar la falta de preparación emocional de los estudiantes de medicina. Como para hacer verdadero el aforismo de que “en todas partes cuecen habas”.  
En las páginas de la novela descubrimos una Sudáfrica xenófoba…. Y ustedes pensarán “¿de blancos contra negros o viceversa?”… Pues no, de negros contra negros, de negros sudafricanos contra negros emigrantes de países limítrofes. Ahí es donde la protagonista de la novela reacciona con un punto de heroicidad, y para el que pagará un alto precio…. Pero no vamos a ser spoilers. Quede ahí, para educadores o formadores de médicos, otra novela en que la misantropía, la alta sensibilidad emocional, y el andamiaje ideológico conforman un triángulo que incapacita a una joven para el ejercicio riguroso de la profesión sanitaria. Formar a médicos en conocimientos, sin formarlos en actitudes, es una enfermedad de las instituciones educativas de la mayor parte de países. Y las consecuencias son nefastas.

Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes.

Webs de interés.- 


La revista electrónica FronterasCTR inicia su andadura en enero de 2017 con el objetivo de convertirse en uno de los canales de difusión de conocimiento de la Cátedra Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontifica Comillas de Madrid.

 

Se trata de una revista con las siguientes áreas de interés:


Relaciones entre ciencia y religión
  • Origen y destino del Universo
  • Creación, evolución y destino
  • Providencia, libertad y salvación
  • Diálogo entre la ciencia y la religión
Nuevos lenguajes de la tecnología
  • Lenguaje científico y religioso
  • Lenguajes formales en la ciencia
  • Lenguaje y computación
  • Filosofía de la matemática
Cultura tecnológica, ética y teología
  • Origen y desarrollo de la ciencia moderna
  • Libertad humana y tecnología
  • Cultura tecnológica y tradiciones religiosas
Neurociencia y transhumanismo
  • Las relaciones entre mente y cerebro
  • Neurociencia, libertad y ética
  • Transhumanismo, singularidad y posthumanismo
  • Conciencia, espiritualidad e identidad humana
Ciencia, tecnología y ética social
  • Desarrollo científico-técnico y desarrollo humano
  • Ciencia, ética y política
  • Retos de las nuevas tecnologías ante la desigualdad y la justicia social
  • Crisis medioambiental: ciencia y ética

Estamos en presencia, por consiguiente, de una revista de cariz religioso que sitúa en primera línia de interès el debate entre religión y ciencia, religión y filosofía. Como un ejemplo vale mas que mil palabras no fijamos en el siguiente artículo:

¿Puede la neuroética sustituir a la ética filosófica? De Josep Corcó, accesible en:



El autor tiene una mirada crítica a la proliferación de lo “neuro”. Nos advierte que:

“El término neuroética tiene dos acepciones. La primera se refiere a la ética de la neurociencia: esta acepción haría de la neuroética una rama más de la bioética. Pero la otra acepción es la que nos interesa aquí: la neurociencia de la ética, es decir, los conocimientos que el desarrollo de la neurociencia puede aportar en la búsqueda de las bases cerebrales del comportamiento ético de los seres humanos.”
A continuación distingue tres acepciones en relación a la búsqueda de estas bases biológicas de la conducta ética:
*los neuroreduccionistas,  piensan que la neurociencia debe sustituir a la ética porque de alguna manera (con matizaciones en las que no vamos a entrar), la mente humana e incluso el ser humano se identifica con el cerebro.
*los neuroescépticos, que mantienen la tesis de que la neurociencia no puede aportar nada especialmente relevante a la ética normativa, ya que el comportamiento ético es una propiedad distintiva del ser humano que no puede fundamentarse científicamente.
*los neurocríticos piensan que la ética no puede ser subsumida por la neurociencia, pero tampoco descartan que los avances en neurociencia se tengan que tener en cuenta en el ámbito ético.
Para nuestro autor el debate puede subsumirse en otro mas global:  ¿puede la ciencia sustituir a la filosofía? A lo que responde: “ciencia y filosofía son dos formas de conocimiento humano que tienen objetivos y metodologías distintas, que nos permiten acceder a distintas facetas del mundo real, y que pueden encontrar aspectos de diálogo que les permitan reconocerse como conocimientos complementarios y mutuamente implicados. En el mundo contemporáneo, la ciencia necesita de la filosofía para comprenderse a sí misma, y la filosofía necesita de la ciencia para comprender el mundo”.
Y tras una discusión mas profunda sobre esta cuestión acaba el artículo con una cita magnífica de Gould:
 “La ciencia no puede decir nada sobre la moralidad de la moral. Es decir, el descubrimiento potencial por los antropólogos de que el asesinato, el infanticidio, el genocidio y la xenofobia pueden haber caracterizado a muchas sociedades humanas, pueden haber surgido de preferencias en determinadas situaciones sociales, e incluso que pueden haber sido beneficiosos en determinados contextos, no ofrece en absoluto ningún apoyo para la proposición moral de que debiéramos comportarnos de aquella manera”.
A lo que apostilla Corcó: “Sin embargo, aunque la ciencia no pueda decir nada sobre la moralidad de la moral, la neurociencia nos puede aportar interesantes conocimientos que hay que tener en cuenta a la hora de una correcta comprensión del comportamiento moral humano. A su vez, estos conocimientos neurocientíficos necesitan un marco de interpretación ético que sólo la filosofía puede proporcionar”. 

Artículo comentado.- 
Form and Function in Human Song
Samuel A. Mehr; Manvir Singh. Current Biology Feb 05, 2018 Vol. 28, Iss. 3




SUMARIO:  • Personas de 60 países escucharon canciones de 86 entornos culturales minoritarios. Estas personas infirieron con éxito las funciones de la canción basándose solo en la función que podía tener esta canción, (por ejemplo, calmar a un bebé). Los autores concluyen que las canciones desencadenan de manera transcultural precepciones similares sobre su función.

Los humanos usamos  la música, (y de manera mas concreta las canciones),  para una variedad de funciones sociales: cantamos para acompañar el baile, para calmar a los bebés, para curar enfermedades, para comunicar amor, etc. Los autores de este trabajo demuestran que la música vocal exhibe relaciones de forma-función recurrentes, distintas e interculturalmente robustas, hasta el punto de  que los oyentes de todo el mundo pueden detectar estas similitudes. En el Experimento 1, los usuarios de Internet (n = 750) en 60 países escucharon breves extractos de canciones, calificando la función de cada canción en seis dimensiones (por ejemplo, "suele calmar a un bebé"). 

Para realizar este experimento se extrajeron extractos de una muestra pseudoaleatoria estratificada geográficamente de canciones de baile, canciones de cuna, canciones de curación y canciones de amor grabadas en 86 entornos culturales de tipo minoritario, incluidos entornos de cazadores-recolectores, pastores y agricultores de subsistencia.  A pesar de la falta de familiaridad de los participantes con estos entornos culturales, y que la duración de las grabaciones era de solo 14 segundos, los participantes realizaron inferencias precisas. En el  Experimento 2, los usuarios de Internet (n = 1,000) de los Estados Unidos e India calificaron tres características contextuales (por ejemplo, género del cantante) y siete características musicales (por ejemplo, complejidad melódica) de cada extracto. También en esta ocasión los participantes tuvieron un alto grado de coincidencia. Estos hallazgos son consistentes con la existencia de vínculos universales entre forma y función en la música vocal.

Pablo Oliveras.
Murcia.

Vídeo recomendado.-

Robots a la carta.-  Nos vamos a un mundo donde los robots harán cosas bastante increíbles: limpiar nuestras casas pero también los fondos marinos, cuidar de nuestros niños y otras personas con alta dependencia, conducir coches, etc. Pero para que eso ocurra se precisa no solo que se puedan pagar, sino que el usuario tenga conocimientos de programación y de ordenadores. Por consiguiente, entramos en una fase de culturización de grandes masas de población en una sociedad que tiene tasas altas de abandono escolar…. Quizás una manera de motivar a los futuros usuarios sea que los robots entren en las aulas escolares, tal como nos propone Daniela Rus en este vídeo.

La Redacción.-