BLOG LÍDER EN HUMANIDADES MEDICAS Y FILOSOFIA DE LA MEDICINA.- FUNDACION LETAMENDI- FORNS Comité Editorial: Francesc Borrell. Juan Carlos Hernández Clemente. Director del blog: F. Borrell Carrió; Secretario de Redacción: Juan Medrano Albeniz.

BOLETÍN IATROS ISSN 2014-1556

Este Boletín tiene por objetivo difundir y compartir comentarios de libros y artículos en Humanidades Médicas y Filosofía de la Medicina y difundir las actividades de la Fundación Letamendi Forns y Fundación Iatrós.

BOLETIN IATROS NOVIEMBRE 2012


CIRCULO DE CIBERLECTURA

INDICE.-
Noticias.-  Acuerdo Fundación Iatrós & Common Ground Publishing, contreso Internacional en Humanidades Médicas.
Comentario de libros.-  Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades. Marha C. Nussbaum.
Gomá Lanzón J. Ingenuidad aprendida. Galaxia Gutenberg. Barna 2011. 180 pág.
Webs de interés.-  Blog de Eduardo Sanz, Industria Farmacéutica.
Artículo especial.-  Carlos Alonso Bedate sj.- En recuerdo de Francesc Abel. Conferencia de clausura pronunciada en el Acto de Homenaje del 7 de Junio. Institut Borja de Bioètica.
------------------------------------------------------------------------

Noticias.- 

Acuerdo entre la Fundación Iatrós y Common Ground Publishing: se crea la Revista Internacional de Humanidades Médicas:
Mas información,clicar aquí.
TERCER CONGRESO  INTERNACIONAL SOBRE HUMANIDADES MÉDICAS
Escola Paulista de Medicina – Universidade Federal de São Paulo, São Paulo, Brazil
15-16 marzo 2013

Mas información clicar aquí.

Comentario de libros.-

Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades. Marha C. Nussbaum.
[Traducción de María Victoria Rodil. Buenos Aires/Madrid, Katz editores, 2010.]

Sostenía Ortega y Gasset, que la claridad debe ser la cortesía del filósofo. Martha C. Nussbaum ( Nueva York, 1947), mujer que desafía su edad cronológica con una imagen que sugiere sutileza y fortaleza a la vez,  filósofa  considerada entre las más relevantes de la actualidad, concibe a los filósofos como “miembros de una comunidad que tienen la responsabilidad de hablar y de estructurar sus argumentos con claridad”. Cualidad que pone en práctica  sorprendiendo gratamente al lector.
Estudió teatro, enseñó filosofía y letras clásicas en Harvard, trabajó con Amartya  Sen (Premio Nobel de Economía, 1988) en temas relacionados con el desarrollo y la ética, y fue galardonada en 2012 con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Conviene conocer esa rica trayectoria, porque la sabiduría es circular, y Nussbaum  consigue cerrar un círculo de conexiones entre filosofía, sociología, psicología, política y ética aplicada. De Aristóteles a John Dewey, de  Rousseau a  Winnicott.
Paradójicamente como señaló F. Savater, y haciendo un guiño a la educación en nuestro país, poco después de que esta defensora  a ultranza de la formación cívica en la escuela pública ganara  el Premio Príncipe de Asturias, aparecieron las primeras modificaciones del Ministerio de Educación a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Modificaciones basadas en recortes de los contenidos “socialmente controvertidos”, que muchos consideramos un verdadero giro ideológico.
Nussbaum es autora de interesantísimos  libros como La fragilidad del bien: fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega (1995), El conocimiento del amor: ensayos sobre filosofía y literatura (2005), o  Las fronteras de la justicia: consideraciones sobre la exclusión (2007).
Martha C. Nussbaum
Una de sus últimas obras es Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades. Inspirada  en Rabindranath Tagore, el filósofo estadounidense John Dewey, y sus propias experiencias en India y EEUU, desarrolla su tesis sobre la existencia de una crisis silenciosa (no por ello menos real) debida a  la tendencia universal a excluir las humanidades y priorizar las ciencias, la economía y la técnica en la educación a todos los niveles. Crisis que mutila el pensamiento crítico y  la imaginación, que está produciendo un cambio en la racionalidad y en la construcción de ciudadanos con menos aptitudes no sólo para el pensamiento complejo y los juicios críticos, sino también para el bien común, la empatía y la compasión frente a las dificultades del otro.
Señala que en la escuela se puede enseñar a tener interés genuino por los demás, pero desde Rousseau sabemos que cultivar la comprensión de forma abstracta, no es suficiente. En este sentido  algunos experimentos psicológicos observan como  las personas que conocen los problemas concretos de sujetos en situaciones complicadas a través de sus relatos, tienen una respuesta más empática  que aquellos que conocen situaciones  más distantes y menos concretas. John Dewey despreciaba como Rousseau el aprendizaje abstracto desvinculado del ser humano, resume Nussbaum. Por eso, es difícil no deducir, que educar en la escuela pública sobre ideas sin rostro, prescindiendo incluso de nombrar situaciones concretas (homosexualidad, aborto...), empobrece el debate y el estímulo para una argumentación racional pero empática, dificulta el control de la repulsión hacia aquellos que se perciben como diferentes, y limita la incorporación de los aspectos positivos de lo que somos: un “yo plural de sombra única”, como expresaba maravillosamente Borges en el poema de los dones.
En esencia,  Nussbaum repite a lo largo del libro estos mensajes: las humanidades promueven una clase de racionalidad que no se mide por su rentabilidad económica; impulsan el desarrollo de un tipo de comprensión crítica y reflexiva, que no puede pasar por alto las desigualdades y las diferencias; promueven una racionalidad  contraria a la tendencia homogeneizadora; y forjan ciudadanos que piensan más allá del consumismo.
Sostenía  Donald W.Winnicott (1896– 1971), pediatra y psicoanalista referido por Nussbaum en varias ocasiones en este libro, que un criterio de salud  mental es la riqueza psíquica. Concepto relacionado con la capacidad para soportar paradojas, dudas e incertidumbres, que parte del cuidado inicial de la madre (o figura que ocupe su lugar) desde los primeros meses de vida, y  precisa de la madurez (evolutiva, no cronológica) del niño, y de todo aquello que impulse su creatividad. Dando una vuelta de tuerca a la teoría de Winnicott, las humanidades conjuran la mediocridad, combaten la  aridez  psíquica, contienen la sociedad de la huida y la diversión, fertilizan el campo inagotable del pensamiento, abren las posibilidades de un mundo infinito, sin salir del nuestro (recordemos que Kant nunca salió de Königsberg, su ciudad natal en Prusia) y conceden un lugar prioritario a la palabra en la construcción de los ciudadanos y de la democracia. La educación que tiene en cuenta las humanidades invierte en salud mental a través de esta riqueza psíquica, apostando por individuos maduros y creativos.
Con sesgo pediátrico, esta obra sugiere que una sociedad que no nutre el pensamiento y la imaginación (aquello  que nos hace humanos) y sin embargo satura de alimentos el cuerpo, gesta mentes planas en cuerpos obesos. Y una educación consumista y sobrepasada de estímulos externos, sin entrenamiento de nuestros ojos internos, niños hiperactivos. Sin duda, hay que buscar en esta línea los factores etiológicos para estas dos “epidemias” de la actualidad (obesidad e hiperactividad). Pero parece que gestores y políticos, ni calibran en la dirección adecuada la pacífica pero poderosa arma (la educación) que tienen en sus manos para construir una sociedad mejor y más democrática, ni sienten, como Spiderman,  que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
Carmen Martínez. Pediatra.
Madrid. 


Gomá Lanzón J. Ingenuidad aprendida. Galaxia Gutenberg. Barna 2011. 180 pág.

Javier Gomá Lanzón
¿Cuantos filósofos tiene un país? He aquí una profesión que no puede definirse por el credencial académico, sino por la calidad de las aportaciones que cada candidato a filósofo realiza al saber común. Posiblemente en España nunca habíamos tenido tantos licenciados en filosofía con tan pocos filósofos. Por eso leer a Gomà resulta estimulante, porque el lector se percata de la presencia de una visión peculiar de las cosas que pugna por abrirse paso en cada uno de sus libros. Schopenhauer afirmaba que hay un sistema de pensar por cristalización que requiere de tiempo. Dos enfermedades acechan al pensador: tratar de forzar este proceso natural de cristalización, o entregarse al diletantismo. Querer publicar en exceso, querer ser famoso, ocupar un lugar en las tertulias… conduce al diletantismo, a la superficialidad, a la repetición de conceptos de manera mas o menos original, de acuerdo, incluso de manera entretenida, pero a la postre perfectamente prescindible.  Desaparecen así muchos filósofos en ciernes, si, o claudican otros a las prisas de sus editores, también.
Otros, pocos, filósofos, cuelgan el cartel de “en construcción” a sus libros, lo que es advertencia de muy agradecer. Es el caso de Gomá. Pero ¿cuál es la especificidad de su enfoque? Uno de los ejes de su pensamiento estriba en ver la evolución social como una pugna entre fuerzas  civilizadoras y bárbaras. Esta pugna sucede a un nivel histórico y personal, pero es en lo personal donde centra su interés. ¿Por qué deberíamos apostar, como personas, por adecuar nuestra conducta a los fines sociales de la solidaridad, la cohesión o la emancipación? ¿Por qué no orientar nuestras energías a la satisfacción de nuestras necesidades, apetencias o vicios? ¿Cuál es la mejor estrategia para no ser pasto de la barbarie a la que determinadas dinámicas colectivas nos arrastran? La respuesta de Gomá es: por medio de la ejemplaridad pública y privada. Las personas, nos dice, adquirimos pautas de comportamiento por lo que vemos y vivimos, no por conceptos o valores que aprendemos en abstracto. Por consiguiente debemos analizar los patrones de conducta que aparecen como ideales, apetecibles, estar alertas a los que logran el estatus de veraces, creíbles, porque arrastran una constelación de valores y conductas.
Gomá no pretende tampoco hacer una taxonomía de vidas virtuosas, o actualizar una hagiografía, sino evitar que de manera casi inaparente se instale en la sociedad la barbarie. Este concepto sin duda merecería en el libro mayor credencial, pero asoma cierta explicación cuando nos habla de la vulgaridad. Se ha perdido el límite entre arte y no arte, entre lo banal y lo importante, en eso consiste la vulgaridad. Todo parece lo mismo sin ser lo mismo. La vulgaridad es una enfermedad en la manera de valorar, por la que apreciamos lo que mucha gente aprecia por el simple hecho de que es mucha la gente que lo aprecia. Hemos anestesiado nuestra facultad de apreciar las cosas a partir de determinados valores o varas de medir, o hemos anestesiado sencillamente nuestra percepción emocional cediendo al gregarismo. El individuo moderno, nos dice, se debate entre una vida pública hiper- normativizada y una vida privada sin reglas (anómica). Todo parece permitido en el ámbito privado. Sin embargo cuando permitimos que la barbarie inunde nuestras vidas privadas estamos hipotecando seriamente   la ejemplaridad. Nuestra sociedad carece en muchos sentidos de vidas ejemplares  y por el contrario está inundada por la mala ejemplaridad de los bárbaros.
Este punto argumental me lleva a considerar el concepto que introdujo Hunderst de currículum inaparente. Los profesores de ciencias clínicas nos esforzamos para enseñar a los estudiantes el valor de la empatía, pongamos por caso, y en una charla de café con estos mismos estudiantes un médico hace broma del sufrimiento de un paciente. Le acaba de transmitir un valor pragmático: “toma distancia del sufrimiento mediante la burla”. Y el mensaje curricular es: “yo logro sobrevivir en mi tarea clínica porque no me tomo en serio la empatía”. Barbarie.
Se impone para acabar un comentario algo mas filosófico. La visión de Gomá se asienta en un modelo de conducta humana orientada por la perfección. Necesitamos modelos de perfección, modelos que situamos en un pedestal y que en determinados momentos recordamos como los “debidos”, a los que nos debemos y a los que seguimos. Podríamos aludir a esta manera de mirar el mundo como metafísica de la perfección, una corriente de pensamiento que ha dado lugar al modelo lingüístico de Austin, de pragmática del lenguaje de Grice, de comunicación de Habermas, de justicia de Rawls, el hombre económico de Adam Smith…  En lo referente a conductas sociales Gomá aplica este modelo metafísico con intención pragmática y teleológica. En la versión pragmática borra el límite entre vida privada y pública y nos alerta de los beneficios de una virtud que impregna la totalidad de la vida personal, y construye una persona fiable para las demás, incluso  ejemplar (y por consiguiente admirable). Esta ejemplaridad debe ser coherente con las costumbre prexistentes en la sociedad (comunitarismo), pero en una visión renovada del civismo (neo- republicanismo).  En el ámbito de los fines (teleología), Gomá se propone ofrecer un repertorio de modelos vitales cargados de sentido para inspiración de los jóvenes. Ello debería ser un acicate a la “emancipación social”, un concepto que cita en un par de ocasiones pero que no desarrolla.  Un concepto que anuncia un punto de idealismo en su manera de pensar y que será interesante ver como lo ensambla en una visión más bien naturalista del ser humano.
En lo referente al sentido de la vida Gomá critica la posición “deportiva” y nietzscheana de Ortega y Gasset para defender un cierto sentido trágico de finitud. Se le nota en estas páginas la mala conciencia del alumno que mata al maestro pero que no acaba de  edificar donde ha derruido.  Por un lado evita posiciones existencialistas en favor de un ser humano con fuerte componente social. Pero en este punto detecta la flaqueza de los argumentos éticos para sublimar las pulsiones animales y decide que el quid de la cuestión es pedagógico: dar a la persona modelos ejemplares que le inspiren… ¿No caeremos así en algún tipo de mito, las “ejemplaridades” como nuevos “mitos”? ¿No hay algo de eso en la vida de los deportistas “famosos”? Por esta vía no salvamos a los políticos ni a la política del infierno en que se encuentran –me refiero a su descrédito social-, por lo que estamos condenados a que ocupen este nicho ecológico las gentes menos capaces o mas aprovechadas, (primer paso de la corrupción). ¿Hay suficiente medicina en la “ejemplaridad” como para que nuestros mejores jóvenes se quieran dedicar “también” a la política?
El libro en su conjunto está bien escrito pero el lector agradecería unas líneas argumentales mejor asentadas y, sobre todo, más visibles. Quizás sea el defecto de aprovechar conferencias diversas y ensamblarlas como libro. ¿Otra vez las prisas de un editor? Por otro lado se habla poco de la ingenuidad, aunque el concepto abandere el título. El aprendizaje de la ingenuidad, y el mismo concepto de ingenuidad se me antojan harto complejos y enjundiosos como para despacharlo en unos breves párrafos. Queda tela para cortar… Pero estoy seguro de que el autor tiene talento para esto y muchas otras alegrías con las que nos sorprenderá en un futuro.

Francesc Borrell
Barcelona.



Webs de interés.- 

LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA A EXAMEN.-

El currículum de  Eduardo Sanz es impresionante: ha sido ejecutivo de laboratorios tan importantes como Bristol Myers, Bayer,  Europharma, en cargos diferentes y relevantes. El blog que nos ofrece es uno de los mas lúcidos y bien documentados sobre la materia. Destacaremos varias entradas:

1)   Penalizaciones internacionales a grandes corporaciones farmacéuticas. Las causas más comunes de las infracciones: Precios, Promoción ilegal, ocultación de resultados clínicos, distribución ilegal.




2)   Nuestra industria nacional de genéricos al desguace. ¿Por qué? El sistema de precios menores nos remite directamente a comprar los genéricos manufacturados en países asiáticos. Y encima, añado por mi cuenta, con un escaso control de calidad:


3)   La guerra de las patentes y las normas de juego, realmente complejas.



Mucha atención pues se trata de un blog bien documentado, interesante y valiente en sus apreciaciones.

La Redacción.-



Artículo especial.- 

Carlos Alonso Bedate sj.- En recuerdo de Francesc Abel. Conferencia de clausura pronunciada en el Acto de Homenaje del 7 de Junio. Institut Borja de Bioètica.


El 31 de Diciembre de 2011 falleció Francesc Abel, uno de los pioneros de la Bioética en España. Ginecólogo, jesuita, trabajó en EE.UU donde descubrió el incipiente movimiento de la bioética en los años 60. Fundó el Instituto Borja de Bioética, uno de las primeras instituciones en este sector, liderando posiciones críticas con los dogmas de la Iglesia Católica, notoriamente en el tema de la limitación del esfuerzo terapéutico, la eutanasia y el aborto.

Carlos Alonso Bedate
En el acto de homenaje del 7 de Junio de 2012 el Dr. Bedate realizó una síntesis muy interesante de su pensamiento, en clave crítica. El Dr. Bedate es biólogo y filósofo, miembro del CSIC hasta el año 2007 y vicepresidente del Comité de Bioética de España.  El Dr. Bedate y el Institut Borja  han tenido la gentileza de permitirnos la reproducción de su conferencia. El lector encontrará el documento aquí, o en la columna derecha del blog.  Para este Boletín es un honor hacernos eco de este emotivo acto. El lector encontrará párrafos muy interesante entre los que destacamos, en referencia al tema de la Interrupción Voluntaria del Embarazo:

Libro póstumo con textos de referencia
Acto Homenaje Francesc Abel












"Por eso en muchas ocasiones yo no hubiera presentado algunas propuestas sobre la naturaleza del embrión humano en sus etapas iniciales de desarrollo, en razón de la potencialidad intrínseca y autónoma que no tiene por diseño biológico, y la investigación con células troncales embrionarias, y en una posible redefinición del concepto de aborto en su dimensión moral, a menos que él me lo hubiera pedido. ¿No cabría la posibilidad de pensar que determinadas propuestas de la Biología pudieran matizar algunas de las  argumentaciones sobre el valor de lo que denominamos con el término Vida Humana, que en realidad es una metáfora para expresar algo más profundo?: La existencia de un Ser personal. La utilización de términos no bien definidos conduce a discusiones interminables y a la autodefensa. Por eso, uno de los brazos de la Bioética es preguntar y saber formular adecuadamente lo que se quiere preguntar y definir".

PD.- El libro póstumo con los principales textos de Francesc Abel, puede solicitarse directamente al Institut Borja de Bioètica.

La Redacción.-